Wallmapu [Por José Benítez Mosqueira]

4 de abril de 2022

“A mis doce años de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: ¡Cuidado! El ciclista cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo: ¿Ya vio lo que es el poder de la palabra?”.

La anécdota es del escritor colombiano Gabriel García Márquez, quien la incluyó en su discurso inaugural del segundo Congreso Internacional de la Lengua, celebrado hace un cuarto de siglo en Zacatecas (México).

El Nobel tenía toda la razón: las palabras son poderosas. Su solo conjuro trae consecuencias, algunas -por cierto- no muy agradables.

Los últimos días hemos sido testigos del revuelo que causaron a uno y otro lado de la cordillera los dichos de la ministra del Interior, Izkia Siches, que acostumbra usar la expresión Wallmapu para referirse al territorio que  habita el pueblo mapuche en las regiones del Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, considerado zona de conflicto y reivindicación histórica.

Asimismo, para mayor comprensión del mediático impasse, es justo precisar que el concepto solo escandaliza a los sectores de derecha argentinos y chilenos, que han pretendido con su alegato enlodar la visita de Estado del presidente Gabriel Boric a su par de Argentina, Alberto Fernández.

Los opositores acusan que el Wallmapu no existe y que se llama Región de La Araucanía. En tanto, los trasandinos llevaron su molestia más allá y tildaron las palabras de la actual vicepresidenta de intromisión en los asuntos internos de su país, promover la escisión de su territorio y poner en riesgo su soberanía.

Antes de que siguiera creciendo la molestia, la aludida prefirió poner paños fríos a la situación y se excusó por sus palabras, dando por superado el inflado temor manifestado por parlamentarios y algunos medios de comunicación.

Es el poder de la palabra, el mismo que pregonaba el autor de “Cien años de soledad”.    

Confieso que yo también tengo incorporado en mi bagaje expresivo el concepto Wallmapu, pues de esa forma contribuyo a visibilizar las justas demandas de nuestros hermanos y hermanas mapuche, tantas veces postergados.

No me arrepiento.

Todo lo contrario.

Una antigua máxima periodística, que sigo a rajatabla desde la universidad y que promoví siempre entre mis alumnos y alumnas, dice que ante la duda no debemos abstenernos, sino investigar.

Es lo que hice. Y para ello recurrí a declaraciones de académicos y líderes mapuche, como Jorge Nawel, lonko de la Confederación Mapuche de Neuquén, quien en conversación con Paula Huenchumil, periodista del medio electrónico Interferencia, subrayó que “es absurdo cuestionar el concepto porque es desconocer la realidad de la invasión que los Estados chileno y argentino concretaron hace solo 140 años y precisamente sobre todo ese espacio territorial”.

Para mayor precisión, la denominación Wallmapu incluye al Gulumapu, situado al oeste de la cordillera de los Andes (Chile), y al Puelmapu, al este del macizo andino (Argentina).

Por cierto, emplear o no ese concepto polisémico (que tiene más de un significado) tiene una connotación política, la de empatizar o no con las legítimas demandas del pueblo mapuche. Ese es el origen de la polvareda que se levantó la semana pasada y nubló, pero no alcanzó a opacar, el primer viaje al exterior del presidente

Escrito por: José Benítez Mosqueira, periodista.