Vocería sin control… [Por Mauricio Vidal Guerra]

6 de mayo de 2023

Cuesta encontrar explicaciones lógicas a lo que viene ocurriendo con el vocero de Gobierno, Andro Mimica. Al parecer su genio lo traiciona, y esos impulsos que debiera controlar, salen como un chorro de agua a presión que moja todo a su alrededor. Su llegada al puesto se da luego de una de las gestiones más malas que se habían visto con Arturo Díaz Valderrama a la cabeza. Dejando una vara bien bajita, que no costaba nada superar. Así fue en las primeras semanas. Un Mimica mostrándose suelto en el cargo, pero sin mayores presiones producto de lo paupérrimo de su antecesor. Expeliendo más que inteligencia política, pillería a la hora de responder y tratar de hacer la pega.

Con asesores que más que asesorar pareciera que le hacen barra para hacer lo que hace, o para cometer errores poco comprensibles para la altura del cargo. El tratar de ignorante a un consejero, respondiéndole en una publicación de la página oficial de la Secretaría Regional Ministerial de Gobierno, además de ser imprudente, demuestra poco manejo, y un descontrol a la hora de que se siente incómodo. Peor aún, luego de algunos minutos se intenta borrar la respuesta que ya se había hecho viral, y le entrega espacio abierto a uno de los representantes de la oposición local que se siente como pez en el agua en estas situaciones. Grave error a pocas horas de una elección que, aunque guste o no, será una evaluación a la administración actual.

Inexplicable también resultó su negativa a aceptar de que él es el vocero del Gobierno con todo lo que eso significa. Es también el vocero de la Delegación Presidencial, que es la representación del Presidente, Gabriel Boric, en Magallanes. Textual: «Yo no soy el vocero de Luz Bermúdez», respondió en una entrevista. Y al ser interpelado por lo mismo, explicándole el real sentido y responsabilidad del cargo, negó varias veces más el ser el vocero del gobierno local, o de la representante en su momento de la Delegación Presidencial. Y asalta una duda… ¿Aceptará ahora que es el vocero del nuevo delegado presidencial José Ruíz Pivcevic, o también lo negará?

Tampoco podemos dejar de lado su responsabilidad en la elección de sus «asesores», que de manera liviana e irresponsable, responden por redes sociales cuando algo les suena mal, les incomoda, o no les gusta… La mala costumbre de tener gente cerca que a todo te digan que sí, o que te convenzan de que es fantástico todo lo que se hace, es la peor forma de avanzar. Más bien se retrocede.

Los errores en los datos que entrega en sus entrevistas, el tener que corregir posteriormente a través de mensajes internos, el poco conocimiento demostrado durante el conflicto de Nova Austral, la exigencia de que la empresa tenga «peces en el agua» el 1 de mayo, y ni hablar de la repetición de un discurso que agota, y que pareciera sacado de la década de los noventa, cuando un buen político era el que no contestaba nada de lo que se le preguntaba.

Vueltas y vueltas. Preguntas sin respuestas. El ser un buen vocero no significa no responder lo que se le pregunta. El que se quiera instalar una realidad a través de una respuesta que no tiene intención de aclarar dudas, es sencillamente poco correcto políticamente. Los cuestionamientos son válidos siempre, y no solamente cuando conviene.

Pero claramente, hay una situación preocupante en las formas de la autoridad. Esas miradas extrañas a los reporteros que preguntan lo que quieren y necesitan consultar. Eso, no es muy cercano a la libertad de expresión que digamos.

No existen los iluminados, ni los protegidos. El respeto en la pega se gana respetando a todas y a todos, sin tratar de ignorante a otra autoridad electa democráticamente, ni a nadie. En una elección donde el mismo Mimica se presentó y sacó una cantidad pequeña de votos. Además, al que hoy trató de ignorante es consejero regional, y él no. Los votos no mienten.

Y por último, el vocero tiene una tremenda responsabilidad que representar al Gobierno. De hacer públicos sus lineamientos, sus acciones, de apoyar al gabinete en todo lo que sea necesario, de buscar la calma y las buenas relaciones. Cuestión que difiere y bastante de lo visto hasta el momento. O se calma, o el vocero se terminará pisando la cola. Y metiendo en más problemas a una administración ya cuestionada.

Y como dicen por ahí, el que se enoja siempre tiene doble trabajo. Es hora de ponerse serios y asumir los deberes y responsabilidades que se le pide a una persona en este cargo. Y no darse gustitos personales que más parecieran buscar un futuro en la arena política que ser el vocero del Gobierno en Magallanes.

Escrito por: Mauricio Vidal Guerra, periodista, director ZonaZero.cl