Un nuevo estilo [Columna de José Benítez Mosqueira]

9 de enero de 2022

En el Vaticano chico -barrio tradicional situado en el pórtico de la comuna de Providencia, conocido por sus calles bautizadas con los nombres de antiguos obispos católicos- se instaló el presidente electo con su equipo más cercano, con la finalidad de darle forma a su gobierno.

La casona donde están trabajando desde hace algunas semanas pertenece al Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, que la cedió temporalmente para que Gabriel Boric realice las múltiples reuniones que tiene agendadas previo a la investidura del 11 de marzo próximo.

Con la rapidez que caracteriza a los medios de prensa nacionales, el inmueble comenzó a ser conocido como La Moneda chica, una denominación poco creativa y que de tanto repetirse se ha transformado en un lugar común, un cliché que a nadie sorprende.

Lo novedoso está más bien dado por el estilo cercano que ha desplegado el mandatario, quien se salta todos los protocolos de seguridad para acercarse a conversar con la gente, que desde temprano espera su llegada para expresarle cariño y contarle sus problemas.

Pero no todo es miel sobre hojuelas y buena onda, también llegaron los que exigen la inmediata liberación de los presos del estallido social, quienes continúan encarcelados, sin haber sido sometidos a proceso, pese a que diversos organismos internacionales de derechos humanos le han manifestado a la actual administración la inconveniencia de mantener en el tiempo esta situación.

Aun así, lejos de molestarse con los rayados que aparecieron en los muros perimetrales de La Moneda chica, entre otros, “Boric amarillo”, “No + Sename” y “Libertad a los presos de la revuelta”, el círculo de hierro del presidente electo aprovechó el momento para enviar un mensaje sobre cómo esperan enfrentar las demandas más radicales.

Es un estilo nuevo de hacer política, más asertivo y menos autoritario que el que suelen practicar los mandamases salientes, quienes no se caracterizan precisamente por dialogar con los manifestantes y recurren presurosos a la fuerza pública para castigar a los disidentes.

Admito que me sorprendió gratamente la respuesta de quien es la candidata con más posibilidades de ser la próxima ministra vocera de gobierno, la diputada comunista Camila Vallejo, quien sin inmutarse dijo que “son totalmente legítimas las formas de expresión, sobre todo en estos temas donde hay cosas pendientes”.

Sin duda, lo que se buscará es alejarse de la confrontación, principio ratificado por otro conspicuo miembro del equipo político, el diputado Giorgio Jackson, quien dijo “entender que quieran manifestarse”.

No obstante, tanto Vallejo como Jackson, les pidieron buscar otras formas de expresar su molestia y apelaron a que la casa no es de ellos y esperan devolverla en las mismas condiciones que les fue prestada, una expresión metafórica que no pasó inadvertida y que podría aplicarse perfectamente al país.

Algunos sostienen que otra cosa es con guitarra y quieren ver si los antiguos dirigentes estudiantiles actuarán de la misma manera cuando se enfrenten a la furia callejera.

Es difícil hacer política ficción, aunque ciertos grupos se esmeran en ello y continúan vaticinando por cuánto medio esté a su alcance el derrumbe de la democracia y el orden. La tozudez con que repiten una y otra vez esa monserga solo es comparable con la fe inamovible de los agoreros del fin del mundo.

Lo cierto es que estamos en presencia de un nuevo estilo de hacer política.

Enhorabuena, bienvenida la naturalidad de las autoridades conectadas con las expectativas del pueblo que las eligió para encaminar a Chile hacia un destino más humano.

Pregunta para los lectores de esta columna:

En este renovado paradigma, ¿Boric debería usar corbata cuando le sea terciada la banda presidencial? 

Escrito por: José Benítez Mosqueira, periodista.