Un natalino combatiendo durante la Segunda Guerra Mundial en la Royal Air Force (Columna de Salvador Miranda Vios)

6 de noviembre de 2021

«Turistas llegados de Ultima Esperanza me contaron que en una acogedora posada de la capital del turismo, hay un gringo rubicundo, alegre y simpático, que ya bordea los 60 años, de quien se estarían tejiendo las más maravillosas historias.

Dicen que fue campesino, campeón de box, que peleo en la Segunda Guerra Mundial y que al regreso fue cadete de una estancia de la región.

Pero si lo conozco es Teddy Scott de quien fue amigo desde que tenía pantalones cortos, lo alenté cuando subió al ring y entreviste cuando volvió de la guerra.»

Osvaldo Wegmann, La Prensa Austral ,20 de enero de 1983

Eduardo Scott, nació en Puerto Natales el año 1923, fue campañista en la estancia de Cerro Castillo, también fue campeón de boxeo de última Esperanza y logró lo que parecía imposible: derrotar nada más ni nada menos que al temido «Mortero» Sgombich, crédito puntarenense del rudo deporte de los puños.

Pero a pesar de todo era normal en su vida, sintió las ganas de aventurar, de conocer el mundo.

Un avión de la Royal Air Force volando sobre El Cairo.

En el cóctel, que se le organizo para despedirlo, al hacer uso de la palabra, dijo: «No sé hablar, pero agradezco su presencia y les prometo que donde vaya dejaré bien puesto el nombre de Natales».

Fue miembro de la Royal Air Force, cumpliendo servicios en Egipto y en Irak.

La Royal Air Force en Egipto, atrás las pirámides.

En la RAF combatió en la segunda categoría medio pesado, vapuleando a los mejores boxeadores de esa fuerza de combate, lo que le valió la promesa de sus superiores de ser llevado a Londres una vez terminado el conflicto.

A su regreso trabajó como cadete en una estancia, también fue propietario del Hotel Austral y de la agencia de turismo Scott Tour.

Es fundamental rescatar la otra historia de Puerto Natales porque hay muchos ciudadanos que destacaron, que brillaron en su época, pero que se pierde su rastro en el tiempo.

Escrito por: Salvador Miranda Vios