Lo peor que nos puede pasar en estos «tiempos modernos» es que nos acostumbremos a vivir al borde del fin de los tiempos, en un mundo donde la convivencia se ha tornado cada vez más frágil e inestable y con capacidades de destrucción en dimensiones que superan por millones a las posibilidades de supervivencia .
Durante varios lustros se infundió la ilusión de que solo había espacio para el progreso científico y tecnológico , el cual era ilimitado y que llegaba a paso firme para entregar felicidad y bienestar a cada vez más seres humanos, indistintamente el lugar geográfico donde estos se ubican.
Esa falsa ilusión inicial ha dado paso intermitentemente a diferentes momentos de violencia irracional , que dejaban patente la naturaleza finita del ser humano y de todo lo que era capaz de hacer para imponer posiciones radicales , en muchos casos particulares , que terminan convenciendo a un colectivo primario e iluso .
Siempre parecía, que si bien el hombre aumentaba su poder destructivo, por otro la tecnología y la ciencia equilibraba la voluntad de supervivencia del ser humano . Hoy parece que ambos caminos se juntaron con el poder, el gran poder y se han vuelto como una sola fuerza , pero ahora en su contra . Esta es una realidad tangible . Ahí está el cambio climático , producto solo de la acción desmedida del hombre . Que es quien al mismo tiempo controla, dirige y manipula la información de sus efectos. Por primera vez parece tan cercano el aniquilamiento de toda la especie humana y a diferencia de lo que ocurría en antaño aquí nos cargamos a todos y un cuanto hay de vida.
Al mismo tiempo , como nunca , tantos locos han tenido tanto poder destructivo en sus manos y sin control inteligente que contrapese opiniones y posiciones . Todos estos sujetos actúan bajo presiones antojadizas , con criterios desquiciados y con importantes niveles de respaldo en su comunidades y si no lo tienen controlan las voluntades mediante el miedo. Ahí está el pringoso gobernante norcoreano , cuya inteligencia no fue la que generó su privilegiada posición política , sino por la voluntad familiar que se hizo del dominio por el engaño revolucionario , en el año 1948 y cuyo poder ha pasado de padre a hijo . También el caso del veleidoso presidente Donald Trump , en los Estados Unidos de norteamérica y que como nunca en la historia de la más antigua democracia , esta vivió momentos de cólera , que pusieron en peligro la conformación de un estado que parecía, que si algo tenía era estabilidad política e institucional .
Lo novedoso es que llegamos, al paso del tiempo, a habituarnos a sus salidas provocativas e irascibles de este peligroso presidente , que debilitaban cualquier estrategia que plantera algo distinto , lógico y racional . El riesgo con este blondo y atrabiliario personaje es que cuenta con seguras posibilidades de volver pronto al poder de la mas importante y poderosa potencia en tecnologia y armas, solo una salvedad, mas senil y desquiciado que antes , es decir con mayores niveles de riesgo, no solo para los americanos , sino para el mundo entero.
Pero quien en estos momentos las lleva todas, es el presidente ruso Vladimir Putin , gobernante inmutable , de cuya actuación al declarar unilateralmente la guerra a su vecina Ucrania , ha puesto al mundo en una de las más difíciles perspectivas de toda la historia de la humanidad y al mismo tiempo se ha ubicado en un callejón sin salida y que por lo mismo puede ser capaz de cualquier cosa, reaccionando en cólera . Las informaciones que llegan en directo por televisión dan cuenta de como se agrava esta guerra , con la diaspora masiva del pueblo ucraniano , especialmente de mujeres, niños y ancianos , que cuando pueden y logran salir de su teritorio destruido, lo hacen sabiendo que han perdido todo, por la desicion del alienado y tiranico gobernante ruso , que ha encarcelado, asesinado y desaparecido a cuanta persona ha osado cuestionar su demente actuar.
Por lo mismo , el verdadero apocalipsis está ahí, de la mano de desquiciados gobernantes , que no trepidan en ordenar ataques , como a la central nuclear de Zaporiyia , 10 veces más poderosa y peligrosa que Chernobil. Esta guerra de aplastamiento nos lleva ya no solo a imaginar lo que decía Albert Einstein hace ya varias décadas , de que «No sé con qué armas se luchará en la tercera Guerra Mundial, pero sí sé con cuáles lo harán en la cuarta Guerra Mundial: Palos y mazas» . Hoy ya se visualizan certezas de una realidad aterradora , cada vez más posible.