«The Rider», una de esas hermosas películas que pudo filmarse en Magallanes

19 de julio de 2021

Cada tanto una película como libro o una canción nos devuelven un reflejo de nosotros mismos.

Esto es más o menos lo que ocurre con “The Rider”, un film que por varios motivos podría haber sido producido en Magallanes.

La película dirigida por Chloé Zhao y protagonizada por Brady Jandreau, Lilly Jandreau, Tim Jandreau, Lane Scott y Cat Clifford transcurre en la imponente geografía de los badlands de Dakota del Sur.

También pudo ser una historia contada en alguna de las muchas estancias que cruzan la Patagonia de Chile o la Argentina.

Porque los paisajes se observan similares, enormes, fastuosos en tamaño, solitarios, inmensos, vistos bajo cualquier cristal.

Sus personajes, justamente, sus personajes son una banda compuesta por gente de campo capaz de frases pequeñas y profundas.

En la tierra inhóspita de Dakota del Sur el trabajo no abunda tanto como en muchos otros escenarios del Sueño Americano. Los locales son mestizos, cruzas de aborígenes con norteamericanos y mexicanos. Ojos achinados, pieles cobrizas, cuerpos atléticos, rostros curtidos de dolor y desesperanza.

Pero la gloria, como horizonte, es algo que jamás se pierde. Por eso, estos herederos de la tradición del Viejo Oeste, aunque se encuentran en lo profundo de los Estados Unidos, sueñan con vivir y consagrarse en el mundo del rodeo.

El rodeo local puede mantenerlos en el día a día mientras los riders se preparan para desafíos mayores. Convertirse en campeones nacionales, mundiales, universales de rodeo. Y vivir de los sponsors, de las presentación. Dar el salto.

Cada show de rodeo es un desafío a la muerte. A la vez, una oportunidad. Una puerta que se mantiene abierta a base de dolor y entrega.

Pero, claro, ese otro salto difícilmente llega. La vida pasa. Los cowboys se hacen viejos.

En el medio los huesos crujen. Los accidentes son servidos en menú.

A cada evento, por complejo que sea, los muchachos deben sobreponerse.

Sus propios padres, ex cowboys, se pierden entre la pena de “ya no ser” y los bares poblados de máquinas “tragaperras”.

Esta es la historia.

Zhao logra una película hermosa, entrañable y de la que uno puede enamorarse sin culpa. Los actores, en verdad, no hacen otra cosa que representar sus propias vidas. Así es que Brady es Brady y Lilly es Lilly. Y así.

Entre el relato y la historia real hay muy poco espacio.

Escrito por: Redacción Zona Zero