Por estás horas comienzan a llegar a su final los «Talleres Verdes» auspiciados por el municipio de Natales y que cuentan con la participación de sobresalientes científicos de todo el mundo y cerca de 100 estudiantes de la región.
Fueron días intensos de mesas redondas, charlas transversales, momentos únicos.
Porque se charló y se instruyó conciencia ambiental en un gimnasio de la Escuela Bernardo O Higgins, en la Cueva del Milodón, en Torres del Paine, sentados en el pasto, a metros de las montañas, lagos, ríos y animales. Bajo un clima cambiante. Patagónico.
El sentido verdadero de estás charlas es sembrar la semilla del compromiso con el planeta en estos chicos.
Observando el avance de la contaminación, el fuego que parece que nos rodea cada vez más cerca y fuerte, uno no puede dejar de sentir cierta ternura por esas caritas que recién empiezan a hacer su camino.
Qué mundo les dejamos, es la pregunta que debemos responder los adultos. Qué mundo recibiremos, es la incógnita a medias de los jóvenes.
A medias porque sabemos lo que hemos hecho con la Tierra especialmente en estos últimos 250 años.
Y lo hecho hecho está.
Difícilmente recuperemos las temperaturas que un día tuvimos. Y veremos cómo los glaciares se derriten frente a nuestros ojos como helados de vainilla. Veremos desaparecer especies enteras en un abrir y cerrar de ojos. Sufriremos la sequía.
Pero seguiremos aquí y todo indica que bajo nuevas formas de vivir a nuestro espacio aunque el precio resulte muy alto.
Hasta hace no mucho era bastante común ver a un hombre cualquiera caminar por la calle dejando un rastro de basura atrás. Sus cigarrillos. Sus papeles de chocolate. Gran etc.
No era extraño que las industrias avanzaran sobre la naturaleza sin pensar en el valor de lo que se perdía. En total impunidad.
En algún sentido esto ha cambiado. La gente sabe. Las industrias saben. Los gobiernos saben.
Entonces las formas y los protocolos internacionales se han vuelto más estrictos.
Aun así…
¿Es demasiado tarde? Muchísimo perderemos en las próximas décadas antes de que la sociedad desarrollada logre frenar el tren de la contaminación hasta un punto en que de verdad la contaminación resulte menor.
Estos chicos que han participado de los «Talleres Verdes», liderados por el científico Alfredo Pena-Vega y el filósofo Luis Manuel Flores, ambos referentes internacionales del tema medioambiental, pueden marcar la diferencia desde hoy mismo.
Ellos pueden amplificar el discurso que trajeron el grupo selecto de científicos que los acompañaron.
Podría ser. Debe ser. Los necesitamos. Son el recurso final.
