Roque Esteban Scarpa: La literatura es una forma de vivir

17 de febrero de 2022

«Un gran desordenado que conquistaba en la escritura la armonía de un ser capaz de simultáneos y enormes trabajos», Scarpa fue uno de los más importantes intelectuales de su época. Poeta, docente e investigador, dirigió además la Biblioteca Nacional y la DIBAM.

«Inquieto, combativo, irónico, un gran desordenado que conquistaba en la escritura la contención y la armonía de un ser capaz de simultáneos y enormes trabajos», así describió Juan Antonio Massone la personalidad de Roque Esteban Scarpa, el escritor de Punta Arenas que nunca se desligó de su ciudad natal. Nació el 26 de marzo de 1914, de padre yugoslavo, Esteban Scarpa Covacevic y de madre corsa, la señora María Esperanza Straboni Steffani. Su infancia transcurrió en dicha región austral, donde realizó sus estudios básicos en los colegios Emma Bravo, colegio San José y el Liceo de Hombres.

Su interés por la literatura empezó a muy temprana edad. A los ocho años escribió su primer poema, «Laura». Los siguientes poemas fueron «Errante» y «Alma de poeta», los que fueron publicados en mayo de 1923 en el diario La Unión de Argentina. Respecto a esa publicación en el extranjero, años más tarde recordaría Scarpa: «Ahora me doy cuenta que mi fama empezó en forma internacional». Posteriormente, al igual que muchos jóvenes de su provincia, partió a Santiago con el objetivo de cursar sus estudios superiores. Su intención era inscribirse en la carrera de medicina para agradar a su padre, pero como tenía apenas 15 años de edad, sólo pudo ingresar a química y farmacia en la Universidad de Chile, carrera de la que nunca se tituló.

Su incorporación formal al mundo literario se produjo en 1931, cuando pasó a formar parte de la Academia Literaria de la Asociación Nacional de Estudiantes Católicos (ANEC), donde comenzó a escribir más disciplinadamente. Por esos años, conoció a los autores españoles que regirían todos sus estudios posteriores.

Más adelante, debido a su interés por la enseñanza, ingresó a estudiar pedagogía en la Universidad Católica. Años después, se integró al doctorado de literatura en la Universidad de Chile, graduándose en 1942. Empezó a ejercer su carrera como docente en colegios y posteriormente obtuvo cargos como profesor de literatura en la Universidad Católica y en la de Chile. Preocupado por la pedagogía en Chile se vinculó a proyectos de textos escolares y comenzó a realizar su gran legado de bibliotecas públicas.

Prosiguiendo con su obra poética, en 1942 publicó Mortal mantenimiento, el cual fue premiado por la Sociedad de Escritores de Chile. Pronto, empezó a leer en profundidad a Gabriela Mistral, convirtiéndose en uno de los más importantes estudiosos y compiladores de su obra. Otro escritor de su interés fue Thomas Mann, a quien le dedicó su libro Thomas Mann: una personalidad en una obra, recibiendo por éste el Premio de la revista Atenea de la Universidad de Concepción.

En su vida obtuvo importantes cargos en instituciones vinculadas a las letras, pero fue sin duda la dirección de la DIBAM lo que le permitió realizar inmensos aportes, como fue la creación de las secciones Referencias Críticas y el Archivo del Escritor, entre otras. Debido a su larga trayectoria y su profusa obra, en 1980 recibió el Premio Nacional de Literatura. Un año después, tras 20 de silencio poético, publicó El laberinto sin muros.

Scarpa también escribió en diarios y revistas, especialmente en La Tercera, donde presentaba en la columna «La verdad y sus sombras» su visión sobre la realidad nacional.

Roque Esteban Scarpa murió el 11 de enero de 1995 y sus restos fueron trasladados a la capilla del Campus Oriente de la Universidad Católica. Días antes de morir había expresado con tranquilidad: «Estoy muy contento. Todo está solucionado».

Escrito por: Redacción ZonaZero, Memoria Chilena, Biblioteca Nacional.