Prisioneros de su propio cerebro [Columna de André Jouffé]

19 de agosto de 2021

Hace un par de años el vicepresidente de la Cárama de Diputados, Rodrigo González Tores sufrió una trombosis.

Según sus palabras, la sensación de impotencia indescriptible fue cuando al recuperar la razón, la incapacidad insostenible del cuerpo de las órdenes emanadas desde su cerebro. La sensación de encierro fue espantosa; por eso cada paso en la recuperación física proporciona a sus víctimas grandes dosis de alegría.

Con motivo de otras primarias a fines de mes, observamos a personas cuyo accionar pareciera similar a los que han sufrido una trombosis.

Porque la única orden acatada es la de seguir en la carrera presidencial. Pero ninguno ha planteado un programa claro, preciso y comprensible; solo salpicones como de viruela en un cuerpo accesible.

El tema no es menor. Daniel Jadue fue dentro de todos el que tenía marcada su línea de acción porque la programática de su partido más algunos atisbos populistas.

Dudo mucho en que marzo asuma un buen Jefe de Estado. ¿Será porque cada país tiene el gobierno que se merece?

En desacuerdo, éste ha sufrido mucho como para continuar en la senda del desvío, la corrupción y los intereses.

Ya el sólo hecho que dos mujeres de las más poderosas del sistema de galerías de Vitacura hayan obtenido millonarios fondos del Ministerio de Cultura, indica que los resquicios legales están más vigentes que nunca.

Los talibanes en Afganistán tienen para el dolor del mundo especialmente femenino, un esquema del cual difícilmente se van a apartar. El púnico consuelo es que el nuevo gobierno asiático no incurra en afanes expansionistas. Pero los talibanes cuentan con un programa, espantoso, pero estable.

Desgraciadamente intelectuales tan depreciados como Sorel y Pareti  dejaron de ser repentinamente un grupo social marginal y surgieron como una nueva élite cuyo trabajo tras haber modificado unas pocas décadas las condiciones de la vida humana hasta hacerlas casi irreconocibles, ha seguido siendo esencial para el funcionamiento de la sociedad.

El enorme crecimiento de la productividad en el mundo moderno no fue absoluto debido a un aumento de la productividad de los trabajadores, sino exclusivamente al desarrollo de la tecnología y esto no dependió de la clase trabajadora ni de la burguesía sino de los científicos. Pero existe una doble lectura, y con esto concluyo, los trabajadores, especialmente en Europa, habían alcanzado un nivel satisfactorio en sus condiciones de trabajo y de vida que se negaron tozudamente a seguir siendo proletarios y a desempeñar, eventualmente, un papel revolucionario.

En consecuencia con la importación de la mano de obra barata, el aburguesamiento del proletariado trae consigo un doble estándar: al estallar les primeras crisis, las medidas inmediatas apuntan a expulsar a esa gente que les permitía más ocio.

Esto llevado al caso chileno, observamos en la última década que la inmigración haitiana, venezolana y peruana, especialmente, trajo consigo un fenómeno semejante al IFE: mucha gente piensa usar el dinero para vivir y no para ahorrar y dejaron de asistir a sus lugares de trabajo habituales. Cuando este pequeño capital se haya esfumado, volverán a la carga con la represión a los inmigrantes que les aliviaron el peso, especialmente en pandemia.

No olvidemos que los partidarios de Dreryfus en Francia, usaban los mismos términos que sus oponentes, métodos villanos. Es el nacimiento del establishment reemplazante del gran sistema catapultador de la violencia indirecta.

Escrito por: André Jouffé, periodista.