La única autoridad local que estuvo presente fue el alcalde Claudio Radonich, pero no estuvieron la máxima autoridad regional, Jorge Flies, tampoco el delegado presidencial, José Ruíz, y menos la seremi de Economía, Marlén España. Es decir, ni el GORE ni alguien en representación del Ejecutivo asistió. El encuentro, realizado en Puerto Montt, tocó temas fundamentales para el presente y futuro de la industria que enfrenta momentos cruciales en términos de toma de decisiones y en materia de sostenibilidad, regulación y competitividad.
Todos los presentes coincidieron en la necesidad de una planificación con mirada regional, que garantice certezas jurídicas, crecimiento económico y protección ambiental, marcando un hito para lo que viene. Pero nada se supo de Flies y Ruíz. Estuvieron alcaldes, los gobernadores de Aysén y Los Lagos, representantes de los trabajadores de la industria, gerentes, directivos, pero de las autoridades magallánicas, salvo Radonich como dije anteriormente, nada se supo. ¿Por qué?
Las acciones que lleva adelante cualquier autoridad son señales que hay que tener en consideración para un análisis objetivo de las cosas. Un gobernador regional, un delegado, o un representante de un ministerio entregan mensajes cuando asisten o no asisten a alguna actividad, sobretodo cuando se trata de un sector vital para la economía local.
No hay que olvidar que la economía de Magallanes se basa en la salmonicultura, no en el turismo, no en la alicaída ganadería y menos en la extracción de petróleo. Más del 20% del Producto Interno Bruto (PIB) regional depende de la industria del salmón. Ni hablar del sueño del hidrógeno, que pareciera se va desintegrando a medida que pasa el tiempo y sus inversionistas van estrellándose con la realidad burocrática y el largo y cansador camino de los permisos, con la falta de claridad y certezas.
Hace muchísimo rato que no se habla del tema por parte de nuestras autoridades. Y comienza a ser extraño que el problema se guarde en un cajón, cuando estamos frente a la actividad más importante en términos económicos. La ideología en estos ámbitos debiera quedar de lado cuando se requiere y se piensa en el territorio y su gente con responsabilidad y mirando hacia el futuro.
Se han empecinado en buscar nuevas alternativas productivas, o por lo menos ha sido ese el discurso, dejando de lado el potenciar y apoyar a las industrias que si funcionan y dan trabajo. Raro, pero cierto.
Debiesen haber estado en esa reunión. Debieron haber, aunque no les guste, dicho presente con sus opiniones y puntos de vistas. Para escuchar, y para trabajar en conjunto. Porque cuando se hacen oídos sordos a problemas reales se profundiza la desconfianza y se hacen aún más distantes las soluciones.
La última vez que se vio, y por primera vez, a todas las autoridades de Magallanes asistiendo a una actividad oficial de la salmonicultura fue cuando se dio por reiniciada la operación de la Planta Blumar Magallanes, tras el incendio que destruyó su anterior recinto. Eso fue a mediados de julio del año pasado. Todos nos preguntamos en aquella ocasión si había sido un guiño a la industria salmonera, un cambio de discurso, o solo eran tiempos de campaña con elecciones a la vuelta de la esquina. Pareciera ser, a esta altura, que la opción C era la correcta. Pero solo es una interpretación.
Porque finalmente, la claridad deben darla las propias autoridades que no asistieron a tan crucial encuentro. O sencillamente, profundizar con transparencia en cómo afrontar desde la administración del Estado el momento de la industria y la importancia de la misma en Magallanes.
Hay que asumir compromisos por el bien de las comunidades. Y es fundamental que esta mesa de trabajo tenga continuidad tal cual lo expresaron las autoridades que sí fueron al encuentro, para que puedan generar políticas públicas que otorguen estabilidad y certezas para las próximas décadas.
Y esperamos que pronto, nuestras autoridades locales si se embarquen en este esfuerzo para ver cómo avanzar. Y que con respeto y responsabilidad sean parte de la solución.