Pobreza encubierta y ciberconsumismo [Por José Benítez Mosqueira]

3 de octubre de 2022

En el inicio de la semana laboral y escolar, me levanto con entusiasmo a preparar el desayuno.

Sobre el mesón de la cocina veo una bolsa de tamaño mediano. La tomo para cambiarla de lugar y noto que pesa bastante más que la colación habitual de mi nieto.

Le pregunto a mi hijo por el contenido. Me responde que son alimentos no perecibles para una familia del curso que la está pasando mal y tuvo que recurrir a la solidaridad de la comunidad educativa para cubrir la más básica de las necesidades humanas: comer.

Me sobrecoge la historia y pienso en el dolor e impotencia que deben sentir los padres de esa niña o niño ante la imposibilidad de solventar los gastos básicos de su hogar.

El hambre que está afectando a algunos sectores de la población es el rostro más terrible y menos amable que está dejando la pandemia y la crisis económica mundial.

Hoy estamos enfrentados a un tipo de pobreza encubierta y latente, puesto que aún muchas familias afectadas están recurriendo a los ahorros de los retiros de los fondos previsionales y bicicleteando el día a día con las tarjetas de crédito.

Esa falsa normalidad se está terminando y urge que las autoridades se aboquen de lleno a la tarea de generar respuestas sociales y políticas que contengan la ola de desesperanza que se nos viene encima.

Porque hasta ahora, luego de la estrepitosa derrota que significó el rechazo al texto constitucional que nos iba a guiar hacia el futuro, los políticos continúan enfrascados en nimiedades, sin dimensionar el profundo vacío en que estamos sumidos como país y que continúa socavando las bases de la sociedad.

Por un lado, la derecha recalcitrante continúa con la monserga de creerse los triunfadores del 4 septiembre y proyectando que esos dos tercios de votantes no solamente desecharon el texto propuesto, sino que le dieron un espaldarazo a sus ideas conservadoras.

En el otro, las fuerzas progresistas del oficialismo y sus aliados permanecen pegadas al piso, presas de sus temores y pesadillas, sin lograr poner en marcha el ideario de cambios que ofrecieron a la ciudadanía al momento de ser electas.

Hasta ahora, la respuesta del gobierno de Apruebo Dignidad ha sido estándar y los sueños y promesas de un Chile más justo comienzan a desaparecer del escritorio presidencial.

Aunque duela admitirlo, los criticados treinta años de la Concertación -Piñera incluido- parecen no querer irse y continúan cuidando sus cifras macroeconómicas y esa sensación de bienestar que alguna vez nos llevó a creernos el cuento de ser los jaguares de América Latina.

Se acumula la evidencia que da cuenta de que no hemos aprendido de nuestros errores y tendemos a repetirlos, aunque esa acción traiga consigo la amenaza cierta de un nuevo estallido social de insospechadas consecuencias.

Daré un solo ejemplo, el consumismo nefasto que desata el Cyber Monday, sin que ningún actor político o económico se pronuncie sobre la inconveniencia de endeudarse en estos tiempos.

Claro, qué más da, si esa externalidad negativa para las familias es positiva para el comercio y la banca, que en cada una de estas actividades se embolsan cientos de millones de dólares.

¿Dónde quedó la respuesta del progresismo a la pregonada lacra del capitalismo inhumano?

Presidente Boric, todavía está a tiempo de dar un golpe de timón y rectificar el rumbo intrascendente que ha comenzado a mostrar su gestión.

Escrito por: Redacción ZonaZero