Durante la segunda jornada del cónclave posterior a las elecciones del pasado domingo, el Partido Republicano insistió en defender el estado subsidiario, asegurando que “no tiene sentido cambiar esa fórmula” y de paso cuestionando solapadamente las 12 bases o bordes institucionales planteados para escribir la nueva Constitución.
Y es que, si bien reconocieron que las bases son parte de “las reglas del juego”, en cuanto al proceso de redacción de la Carta Magna y que las conocían antes “presentar candidatos y competir”, dejaron ver que no están de acuerdo con uno de los bordes en particular.
Se trata de la base número 5 que está escrita en la reforma a la actual constitución. En particular, la citada base asegura que “Chile es un Estado social y Democrático de Derecho, cuya finalidad es promover el bien común; que reconoce derechos y libertades fundamentales; y que promueve el desarrollo progresivo de los derechos sociales, con sujeción al principio de responsabilidad fiscal; y a través de instituciones estatales y privadas”.
Es decir, con esta definición se busca pasar de un estado subsidario -que deja en manos de privados la entrega de servicios para garantizar derechos básicos como salud, educación y servicios básicos, entre otros- a un estado social de derecho -que se encarga de generar las condiciones para la entrega de derechos a la población en general.
Frente a esto, el presidente del Partido Republicano, Arturo Squella, comentó que “siempre hemos sostenido de que algo que le ha hecho muy bien a Chile es la incorporación, en la provisión para las necesidades que se presentan, por parte de la sociedad civil”.
Squella profundizó al respecto y dijo que la participación de particulares “en gran medida es parte del éxito que hemos tenido en las últimas décadas y no tiene sentido cambiar esa fórmula”.
