Pan y circo [Por Mauricio Vidal Guerra]

10 de marzo de 2024

Hace aproximadamente 2000 años, en el período de apogeo del Imperio Romano, ya se utilizaba la frase «Al Pueblo, Pan y Circo», con la intención de definir aquellas políticas populistas de los gobernantes que buscaban conseguir votos más que hacer el bien a su ciudadanía.

Esto mismo se ha convertido en un «eterno devenir», no hay dudas. Como si Nietzsche nos recordara a cada momento que todos los eventos en el universo se repiten infinitamente, en un ciclo sin fin. Cada decisión que tomas, cada pensamiento que tienes, cada risa y cada lágrima, se repiten una y otra vez, eternamente… Y con el «Pan y Circo» lamentablemente pasa lo mismo.

Porque la ignorancia y la flojera juegan a favor de esos que fomentan la conveniente acción de tener embobadas a las masas. Y existen (desde siempre) los que procuran a todo evento mantener activo el ocio colectivo, porque mientras la gente está más enganchada con el espectáculo, olvida sus problemas personales y se mantiene pasiva ante los abusos del poder.

Y peor aún, el conformismo del pueblo aumenta si se le conceden favores de tipo asistencialista sobretodo en etapas de elecciones o de reelecciones, como es nuestro caso.

Según textos de historia o de estudios universitarios, la frase «panem et circenses» (pan y circo) la utilizó el poeta satírico Décimo Juvenal, que vivió en la ciudad de Roma entre los siglos I y II de nuestra era. En uno de sus textos critica la corrupción y decadencia de Roma. Y por cierto, una estrategia de los políticos populistas para ganar los votos de los pobres: Regalarles comida barata y entretenimiento con representaciones circenses. El poeta no deja pasar dicha situación y con tristeza apunta a que el pueblo haya adquirido la costumbre de recibir favores de los políticos, renunciado así a sus derechos y deberes como ciudadanos. Ya en esos tiempos la cosa era densa, extraña para algunos, y muy pero muy fácil de descubrir. Imagínense hoy en día.

Ah, no olvidemos que el circo romano fue un espectáculo, no un deporte. Pero como hemos leído en libros de historia y visto en películas y series, de igual manera generaba pasiones comparables solo a los que genera el fútbol en nuestros tiempos… O los conciertos de artistas que pueden ser masivos en las calles centrales de una ciudad… y así, el eterno devenir. Pan y circo, y mala memoria. O mejor dicho, ya ni preocuparse de lo realmente importante.

Y así, se van perdiendo tantas cosas, y se nos va convenciendo de que las nuevas ideas son mejores, de que la culpa es nuestra sobre una ciudad desordenada y sucia, de que las tradiciones no importan, y que la identidad es cosa del pasado. Y sin darnos cuenta se nos cuela una especie de reyezuelo que sin importarle lo que piensen las grandes mayorías, hace y deshace a su entera conveniencia, o simple gusto subjetivo y egoísta.

Pero tenemos lo que nos merecemos… O lo que hemos dejado que nos entreguen.

Nicolás Maquiavelo, entendía la profundidad de la política del engaño y seducción al pueblo, y la detallaba en sus textos explicando el modo de proceder con astucia y doblez. El «maquiavelismo» se ve con entera exposición en ‘El Príncipe’, donde el autor entrega una serie de consejos a los «príncipes» que aspiren a perpetuarse en el poder… ¡Y cómo no repasarlos! -El fin justifica los medios; La política no tiene relación con la moral; y… Nunca intentes ganar por la fuerza lo que puede ser ganado por la mentira.

Queda claro? Sí, como el agua.

A la «chilensis», nuestros propios representantes, en varios ámbitos han agarrado las mismas mañas y costumbres. Lo peor de todo es que la propia gente se los ha permitido. Y así, otra vez, tenemos personajes que se perpetúan en los cargos, buscando reelección tras reelección. Y se me va mal en una elección, busco mejor suerte en otra, y se se pierde nuevamente se avanza hacia otros escaños, puestos, cargos y un largo etcétera.

Así las cosas, seguiremos viendo por estas semanas y meses las actividades donde se reconozcan labores de personas, más conciertos gratuitos, más frases hechas, más reclamos de la boca hacia afuera, más decisiones dictatoriales pero con una rosa en la mano o alguna actividad asistencialista, más echarle la culpa al resto, más de promesas que se las lleva al viento… Y más autoconvencidos reyezuelos que piensan que sus deseos son órdenes, y que el diálogo no es parte del gobernar…

Y así…

Hace aproximadamente 2000 años, en el período de apogeo del Imperio Romano, ya se utilizaba la frase «Al Pueblo, Pan y Circo», con la intención de definir aquellas políticas populistas de los gobernantes que buscaban (y buscan) conseguir votos más que hacer el bien a su ciudadanía…

Y el eterno devenir.

Escrito por: Mauricio Vidal Guerra, periodista, director ZonaZero.cl

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