No hay espacio para el fracaso [Por José Saldivia Díaz]

26 de marzo de 2022

En algunos momentos en el debate constitucional pareciera que hay tantos caminos paralelos que resulta imposible converger en uno común , que existiera  a lo menos un animo de  efectuar algunos trechos juntos.  Creo que tal como estamos,  pensar en un camino conjunto sólo resulta un anhelo  algo iluso. Desde un principio se supo que las dificultades superarían las posibilidades de encuentro. Si bien todos entendemos que la nueva constitución en lo referido a su gestación es una aspiración casi unánime  en nuestro país , pero que en su  elaboración se reflejaría la diversidad que hoy es Chile , así como también su multiplicidad social , que dan cuenta de nuestra disgregación cultural . Un ejemplo de esta realidad dispersa , es que entre los constituyentes hay  un grupo , menos de un tercio del total de sus integrantes , que en su gran mayoría se manifestaron contrarios a una nueva constitución. Por lo que su tarea no irá  por el camino de facilitar el cometido, si no todo lo contrario.

Es importante tener presente que en casi la totalidad de  los países que vivieron una dictadura durante el siglo XX, especialmente en el mundo occidental,  lo primero que hicieron una vez recuperadas las libertades fue consensuar rápidamente la forma de elaborar una nueva constitución y hacer desaparecer todo vestigio jurídico generado en el interregno dictatorial . Los ejemplos están a la vista, Grecia , Portugal, España, Filipinas , Sudáfrica , y antes Italia, Alemania y más recientemente países latinoamericanos o los territorios  que estaban bajo el telón de acero en la Europa oriental .

Para variar la excepción que rompió la regla fue Chile y  donde la responsabilidad de esta excepcionalidad está dada por una derecha que impidio todo movimiento que fuera en dirección contraria de lo atado y bien atado dejado en dictadura .Pensemos que los senadores designados que le daban mayoría  a la derecha en el Congreso Nacional  permanecieron hasta el año  2006. 

Tengamos presente que cualquier reforma importante de la Constitución requería  de unas mayorías cualificadas imposible alcanzar  sino estaba el concurso de los designados  y de un consenso falso , que hizo de la Constitución del 80 una carga cada vez más insostenible . Por lo tanto, en la vida política junto a la diversidad creciente , había un grupo cada vez más grande que veía insostenible mantener un cómodo status quo. Ya no se adaptaban  a esta  realidad social.

Solo como referencia me gustaría mencionar a quien fue mi profesor de Historia de Chile en la Universidad  , el historiador chileno Gonzalo Vial Correa , que en entrevista efectuada en la Revista Capital , en  octubre 2007  manifestó entre otras consideraciones , que en nuestro país si las cosas no cambian  se generara  una  “ crisis que  tarde o temprano estallará. Espero no verla y me encantaría equivocarme, pero dadas las circunstancias, ¿por qué podría ser de otra forma?”. La siguiente parte de esta historia ya la conocemos y cuyo desenlace  se está tratando de resolver ,  no ajeno a las dificultades, por un grupo de chilenos en los cuales hemos depositados nuestra confianza en la elaboración de un nuevo pacto constitucional , no para resolver nuestros problemas , sino para trazar un camino de convivencia que permita tener un libro de ruta que posibilite  navegar con más seguridad y tranquilidad por aguas no siempre quietas.

Por eso que nuestra nueva Constitución necesita de unas mayorías cualificadas y requiere al mismo tiempo de un consenso amplio , sin ello  existen riesgos de ruptura en la convivencia.  No  es posible transitar en presencia constante de la confrontación y, por ende, la ausencia de diálogo.  La polarización de ver al adversario como enemigo,  en un ejercicio de la cultura de lo contrario, con el empleo de argumentos más insultantes  que dialécticos. No se puede estar deambulando desde un  consenso constituyente al conflicto permanente. Contraponer conflicto al consenso es muy expresivo, pero de allí no se puede construir nada sólido si este es el camino . Precisamente sólo el consenso permite la superación del conflicto. Otra herencia de la dictadura.

De ahi que no podemos fallar,  hay que llegar finalmente a aprobar una auténtica Constitución democrática, propia de un buen Estado de Derecho, donde el diálogo es su razón de ser . Para ello es preciso escuchar los argumentos del otro y lejos de contestar con insultos o con descalificaciones, hay que desarrollar respuestas repletas de buenos argumentos y esto lo digo siguiendo todos los canales de información existentes que dan cuenta de las discusiones y ponencias de los constituyentes  . Si escuchamos las razones del otro, me repito , comprenderemos su posición y ello conlleva aproximar posturas.

Una convivencia de calidad no se logra con radicalismos, palabras gruesas o insultos, solo es abordable mediante altas dosis de diálogo. Nuestra sociedad, por supuesto es capaz de dialogar y solo le resta acabar de asumir que es un deber ético dialogar constructivamente , con el que piensa de forma distinta a nosotros.

Se facilitarian  las cosas,  el que  nuestros partidos políticos ,  los antiguos y en los nuevos , los lideres jovenes y viejos, librepensadores , académicos y  no académicos , es decir  abundante pensamiento critico opinara  en la dirección de practicar el diálogo, de aproximar posiciones.

Tengamos presente que la Constitución que se genere a partir de esta asamblea constituyente será la base del ordenamiento jurídico que garantizara  los derechos y libertades de cada persona, a la par que pone los cimientos y las paredes maestras de las instituciones del sistema político , así como las reglas que deben respetarse para que el mismo funcione democráticamente por muchos años .

Los avances en derechos,  en protección e igualdad de la mujer son conquistas indiscutibles en una sociedad avanzada y madura como debiera ser  la nuestra. Por lo mismo, ningún ámbito social, económico o cultural puede quedar  excluido de una renovación necesaria  y que sin duda mejorará  profundamente  las estructuras y organización de nuestro país .

La Constitución debe  llegar a ser un  gran pacto nacional de convivencia entre los chilenos , ser la unión de voluntades, para avanzar, para progresar con seguridad y confianza ,  sumando las libertades, los derechos y bienestar que podemos  conseguir en el tiempo  adaptando y moldeando nuestra manera de hacer y de vivir a la realidad de cada momento; con espíritu crítico como tiene que ser , pero siempre con un espíritu constructivo. Solo así, podremos abrirnos al futuro con garantías y solidez, con ilusión y con esperanza. La responsabilidad no es menor . No se puede fallar. No hay espacio para que ello ocurra.

Escrito por: José Saldivia Díaz, columnista.