Los Prisioneros: Pop y Rock con un mensaje político firme y urgente…Y actual

18 de diciembre de 2021

El alcance de sus canciones, la marca indeleble de su arenga social y la simplicidad pegajosa de sus melodías hicieron de Los Prisioneros una banda de características únicas en la historia del rock chileno. Nunca antes un conjunto local había combinado con tanta eficacia los códigos del pop y el rock con un mensaje político firme y urgente…

Renegamos del cualquier color
Se llame religión
se llame nacionalidad
no queremos representatividad

Los Prisioneros, «No necesitamos banderas»

El alcance de sus canciones, la marca indeleble de su arenga social y la simplicidad pegajosa de sus melodías hicieron de Los Prisioneros una banda de características únicas en la historia del rock chileno. Nunca antes un conjunto local había combinado con tanta eficacia los códigos del pop y el rock de origen británico, con un mensaje político firme y urgente, enunciado al margen de las ideologías partidistas. Un éxito todavía más sorprendente si se toma en cuenta que el trío floreció en plena dictadura militar, período en el que la difusión de la música juvenil estuvo coartada por una censura sistemática e incontables dificultades.

Los Prisioneros ha sido uno de los grupos más vendedores de la industria discográfica chilena y la popularidad de sus canciones se extiende por toda Latinoamérica. El germen de su formación fue la amistad que desde la adolescencia unió a Jorge González (voz y bajo), Claudio Narea (guitarra) y Miguel Tapia (batería). Tres compañeros de curso en el Liceo 6 Andrés Bello de la comuna de San Miguel, que compartían el interés por la música de bandas de rock extranjeras como Kiss, The Beatles y The Clash. La banda constituida por los tres amigos debutó bajo el nombre Los Prisioneros en julio de 1983, en un festival organizado por el Liceo Miguel León Prado.

Carlos Fonseca, hijo del dueño de la disquería santiaguina Fusión, se convirtió más tarde en su manager y financió sus primeras grabaciones independientes. La voz de los 80, su primer cassette, apareció en 1984 bajo etiqueta Fusión y más tarde fue distribuido masivamente gracias a un convenio con la filial chilena del sello EMI. Canciones como «Paramar», «¿Quién mató a Marilyn?» y «Nunca quedas mal con nadie» eran agudos golpes de sátira social revestidos con los ropajes austeros del punkLa irrupción del grupo en la escena musical nacional marcó un verdadero hito: nunca antes se había escuchado en Chile un rock tan directo, alejado al mismo tiempo del virtuosismo de los músicos progresivos y de la solemnidad del contemporáneo movimiento del Canto Nuevo. Con la agudeza de la juventud, la lucidez de la falta de expectativas y el liderazgo del carismático Jorge González, Los Prisioneros abordaron con paso firme el tren del naciente rock latino.

Pateando piedras (1986) trascendió los circuitos alternativos y universitarios para convertirse en un registro de repercusión nacional, gracias a la fuerza de composiciones como «¿Por qué no se van?», «Muevan las industrias» y, sobre todo, la doliente «El baile de los que sobran».

Sus siguientes trabajos, La cultura de la basura (1987) y Corazones (1990) fueron discos en los que el sonido de Los Prisioneros se fue acomodando crecientemente al pop de sintetizadores, al que González incorporaba guiños a la balada romántica latinoamericana. Paradójicamente, estos últimos discos, al tiempo que consolidaron su carrera internacional, distanciaron a sus integrantes a raíz de profundas diferencias artísticas y personales.

Luego de una primera separación en 1990, el grupo se rearticuló en el año 2001 para ofrecer una serie de recitales y publicar un nuevo disco. Sin embargo, desde el año 2006 el trío se considera disuelto de modo definitivo. Sus tres integrantes fundadores se mantienen en la actualidad desarrollando actividades musicales, ya sea como solistas o en colaboración con otros músicos.

Escrito por: Redacción ZonaZero - Memoria Chilena, Biblioteca Nacional.