Libro impreso en diciembre de 2018 en Santiago, por Ediciones “Estrofas del Sur”. Escrito en la modalidad del periodismo de investigación, nos aporta nuevos antecedentes sobre un tópico poco analizado hasta ahora: la represión ejercida por la dictadura cívico militar contra el mundo científico en Chile, luego del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
Al respecto, la periodista Sue Carrié de la Puente (1986) indaga en archivos, revisa documentos para contrastarlos con los testimonios obtenidos y de este modo, presentarnos un breve estudio que por sí mismo es fascinante, toda vez que se refiere a la incipiente investigación científica originada en nuestro país, en los centros universitarios e institutos especializados, desde fines del gobierno de Eduardo Frei Montalva y, principalmente, en la administración de Salvador Allende Gossens.
Para introducirnos en el tema, se nos explica que el origen del nombre de este libro fue adoptado de la experiencia vivida por científicos que sufrieron la depuración académica instaurada por el partido nacionalsocialista alemán, luego del ascenso al poder de Adolf Hitler en 1933. Como sabemos, en el caso chileno se experimentó una situación análoga; aquellos que no cooperaban con el régimen de facto, corrían el riesgo de ser exonerados, detenidos, torturados, exiliados, y, en el peor de los casos, asesinados, como aconteció con el docente brasilero del Departamento de Física de la Universidad Técnica del Estado, Luiz Carlos de Almeida y con el profesor de matemáticas de la Universidad de Chile sede Temuco, Rubén Morales Jara.
En su texto, Carrié de la Puente investigó entre diciembre de 2013 y octubre de 2015, las vivencias de dos connotados científicos chilenos, el bioquímico militante del Partido Comunista, Romilio Espejo Torres y el físico Boris Chornik Aberbuch, un académico de la Universidad de Chile, simpatizante y colaborador del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) después del 11 de septiembre del 73, cuando la organización planteó la tesis “El MIR resiste, no se asila”, que en la práctica significaba, que la organización desde la clandestinidad lucharía contra la dictadura.
En el libro aprendemos que para inicios de 1970, Romilio Espejo estaba considerado como una de las mentes más brillantes del país. Educado en la Universidad de Concepción y en la U. de Chile, pronto partió a los Estados Unidos becado por la fundación Rockefeller a realizar un doctorado en el Instituto Tecnológico de California (Caltech). De regreso a nuestro país ingresó a trabajar en el Instituto Tecnológico de Chile (INTEC) dependiente de la CORFO, para efectuar estudios pioneros en el procedimiento para obtener cobre a partir de bacterias. En el verano de 1973, la Organización de los Estados Americanos (OEA) le publicó su libro “Bacteriófagos” que le valió el reconocimiento de la comunidad científica internacional.
Espejo Torres trabajó además, en “Cybersyn”, el mítico proyecto cibernético ideado por Stafford Beer destinado a mejorar las comunicaciones del gobierno de la Unidad Popular. Después del golpe de Estado, estuvo detenido en el Estadio Nacional desde el 26 de septiembre hasta el 3 de noviembre de 1973, donde padeció las más crueles torturas. Ese día, una comisión encabezada por el secretario del senador Edward Kennedy solicitó por alta voz en el recinto deportivo, la liberación de Espejo.
Posteriormente, el científico contó con el respaldo del médico Fernando Monckeberg donde pudo trabajar en el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA). Después partió a Estados Unidos y México donde hizo clases en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Aquí se hizo conocido por su estudio del rotavirus.
De regreso al país, en 1988 logró por primera vez aislar en Chile, los dos virus del VIH Sida. Espejo logró precisar los factores que desencadenan el malestar digestivo de las personas que consumen peces y mariscos que contienen la bacteria Vibrio parahemolítico. Por sus diversas investigaciones en el VIH y rotavirus, el 2018 se le distinguió con el Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas.
Boris Chornik Aberbuch en cambio, era un chileno doctor en física por la Universidad de Berkeley en Estados Unidos, que fue tomado prisionero por agentes de la DINA el 16 de diciembre de 1974 y llevado detenido a varios lugares como “Venda Sexy” o “La Discoteque”, “Tres Álamos” y “Melinka”. En todos los recintos nombrados, compartió la prisión con su novia, la licenciada en Danza de la U. de Chile, Nora Guillen Graf quien había sido detenida sólo horas antes.
“Venda Sexy” fue un sitio ubicado en la comuna de Macul, en Santiago, destinado principalmente, a recluir a jóvenes vinculados al MIR. Además de los tradicionales métodos de tortura, golpes de pies y puño, privación del sueño, asfixias, colgamiento, aplicación de corriente, sesiones de “Parrilla”, “El teléfono”, “Ruleta rusa”, se empleó reiteradamente, la violencia sexual o violaciones, a hombres y mujeres, un delito que no aparecía tipificado en el código penal chileno.
A fines del año 74 los reclusos fueron trasladados a “Tres y Cuatro Álamos” un antiguo centro espiritual de una hectárea de terreno, para el retiro y la formación de sacerdotes de la congregación “Padres Oblatos de María Inmaculada”, ubicado en San Miguel, en Santiago. En este temido lugar, Nora y Boris consiguieron el permiso para casarse, el 11 de febrero de 1975. Recordadas son las descripciones que hace Carrié de la Puente de Marcia Merino (la flaca Alejandra) y de Osvaldo Romo, torturadores habituales en aquel centro de detención.
Desde allí fueron conminados a “Melinka” en Puchuncaví, lugar a cargo de los infantes de Marina. Este sitio, había sido adquirido por el gobierno de Salvador Allende y entregado a la CUT para el fomento de las actividades deportivas de los trabajadores. Aquí, Chornik se enteró que Alan Portis, su profesor de doctorado en Berkeley, intercedió para que pudiera salir al exilio junto a Nora.
Instalado en Caracas, Venezuela, hizo clases durante doce años en la Universidad Simón Bolívar, hasta que regresó a Chile en 1988, siendo contratado por la facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile donde se desempeña actualmente.
El texto de Sue Carrié de la Puente escrito a manera de flash back (del presente salta al pasado y viceversa) incorpora algunos anexos, fotografías, documentos referidos a los centros de detención en que estuvieron recluidos Espejo y Chornik, que complementan la investigación.