¿Los natalinos nos sentimos orgullosos de nuestra corrupción? (Por Claudio Andrade)

27 de enero de 2023

Por estas horas, en las redes sociales, el debate sobre la persona de Fernando Paredes no está concentrado en su “culpabilidad” por los cargos que le imputa la Justicia sino en porqué un “buen” hombre termina en una situación “injusta”.

Los mensajes de apoyo a Paredes se cuentan por cientos como si el ex funcionario público estuviera siendo objeto de un ataque caprichoso por parte de la jueza Marianela Chacur.

Recordemos que al ex alcalde se lo involucra en acciones ilegales junto a la empresa Intelcom que pretendía continuar en Puerto Natales con su jugoso negocio de instalar luces públicas a lo largo del país.

Esta empresa se presentó ante numerosas administraciones efectuando pagos para ingresar al sistema municipal que se conocen popularmente como “coimas” o dineros en negro o edulcorantes. Esto porque endulzan los vínculos. En teoría.

Lo intentaron con Paredes, el hombre los visitó, se establecieron vínculos y al final se truncó. En el medio había 50 millones de pesos para repartir. Allí están los documentos que grafican este ítem opaco de la negociación.

Ahora la justicia entiende que el ex alcalde no puede hacerse el desentendido del proceso y lo metió tras las rejas.

Pero el debate es la cuestión de fondo. Porque en numerosos mensajes ni siquiera se cuestiona la posible criminalidad por parte de Paredes sino que, mientras estos se pasan por alto, son traídas a colación sus numerosas obras en Puerto Natales. Es el famoso dicho argentino: “robó pero hizo”. Como si por “hacer” ya no importara si “robó”.

Apenas una anotación al pie de página sobre este espinoso asunto. Si la justicia prueba que Paredes “robó” de algún modo, ese robo no se lo hizo a sí mismo, o a su madre, o a un amigo, se lo hizo de un modo simbólico y real y cuantificable y punible a la sociedad natalina. Porque aunque cueste comprenderlo el dinero que llega al municipio no es de quienes lo administran sino de la comunidad.

A Paredes no lo exculpan sus obras. No lo blindan. Más bien lo comprometen.

La política moderna debe reflejar la honestidad de quienes la componen y quienes la componen no son otros que los miembros de la sociedad.

O sea, nosotros. Todos.

Puede sonar muy sueco esto, muy del lado de Dinamarca, pero si existe un elemento constitutivo del desarrollo chileno después de la democracia fue su transparencia en la administración pública.

Tiene bemoles, sí, muchos. Pero la vocación existe y por eso los ranking ubican a Chile muy arriba en esta materia.

A nivel mundial Chile ocupa el puesto 67 y es el segundo detrás de Uruguay en la región de acuerdo a Transparencia Internacional (TI).

Otra cosa sería si los natalinos nos sintiéramos orgullosos de ser poco transparentes, de robar y defraudar, ya que su líder electo así lo hizo o se presupone.

Entonces los discursos que abundan en las escuela acerca de los corazones puros de quienes fundaron esta nación, no tendrían ningún sentido. Recordemos a nuestros fundadores, no viene mal.

Escrito por: Claudio Andrade, periodista.