El 30 de septiembre José Antonio Kast la pasó mal en Puerto Natales. Cuando llegó al mirador de la avenida Santiago Bueras de la localidad, para dar un discurso en el marco de su campaña presidencial, un grupo de jóvenes y adultos lo abuchearon y lo atacaron con huevos y pedazos de pasto. También hubo intentos de agresión y alguna piedra.
Kast salió a todo vapor del improvisado escenario que le habían armado sus militantes y después explicó a los medios que se trataba de gente que no estaba abierta al diálogo. Por su lado, Kast estaba protegido por una guardia Pretoriana de carabineros de civil que golpearon y detuvieron a varios de los manifestantes.
“Orden, seguridad y libertad, dejar hacer las cosas bien, nada más”, indica Kusanovic en su participación respecto de lo que él pide como “emprendedor”.
No es casual que Kusanovic sea presentado como un “emprendedor” por Kast y no como lo que realmente es: uno de los hombres más ricos de Magallanes con negocios que se extienden a todo lo largo y ancho de los rubros turísticos y agropecuarios.
Kusanovic es un hombre de corte campero y frontal. Y no está en discusión su papel en el video sino que sea introducido al resto del país como humilde baqueano que sufre las consecuencias del «desorden social» que atribula a Kast.
En el corto se lo define como “Emprendedor Turístico de Torres del Paine” como si el Parque Nacional Torres del Paine, el más caro de Chile en materia de entradas y permanencias, fuera una suerte de tierra prometida, al estilo Norteamérica, en la que todos los chilenos pueden hacer negocios.
Pero el Paine no es la tierra de la “libertad y los valientes” sino un coto exclusivo donde un puñado hace grandes negocios. ¿Cómo se llegó a este escenario? Pues, gracias a un larga cadena de privilegios concedidos que viene del gobierno de Augusto Pinochet y siguió en democracia.
Kusanovic se queja de que el Covid 19 mantiene “cesante” su hotel a los pies de las Torres del Paine al tiempo que culpa a las manifestaciones de octubre de 2019 por la crisis.
“Cesante hace dos años ya por el tema de la pandemia y antes de eso porque empezamos con el estallido social con muchos problemas con el turismo”, explica el empresario.
Después aparece la imagen de Kast, biblioteca detrás, con un eslogan en los labios. “Chile es un país de emprendedores. El 80% de las empresas del país son micro, medianas y pequeñas medianas empresas”, detalla el candidato haciendo una interpretación muy laxa de lo que sería “micro y pequeña empresa”.
De un mismo sablazo, Kast toma revancha de lo que sufrió en Puerto Natales y deja un discurso moralizante utilizando a un hombre de negocios de la zona.
La lección del clip es clara y sencilla: “la gente de bien no hace estallidos, el emprendedor esforzado sufre cuando los violentos toman la calle”, y podríamos seguir con ideas semejantes.
Pero ni su emprendedor es un “micro” empresario, ni su discurso moralizante es verdadero.
Kast prefiere olvidar que el estallido volvió a poner sobre la mesa las enormes diferencias sociales e injusticias que ha soportado Chile por décadas.
