El tiempo pasa rápido, y bien lo saben autoridades, gobiernos y quienes ganan un concurso, por ejemplo. Con la licitación para la nueva concesión de la administración de la Zona Franca a la vuelta de la esquina, la verdad es que se debe ser responsable y serio no solamente en el análisis, si no que en las exigencias que se deben hacer a quien preparará dicho acto administrativo y hacia dónde llevarlo.
Y será el Gobierno Regional, con Jorge Flies a la cabeza, quien deberá fundamentar los lineamientos específicos que se requerirán a quienes quieran postular a ganarse tan ansiada herramienta. Porque hay que decirlo, el ser el administrador de un centro comercial tan lucrativo es una herramienta de poder potente para quienes conocen del negocio y sus beneficios.
Pero lo importante es cómo esa herramienta va a beneficiar a los magallánicos. Aunque no solamente hablamos de los magallánicos como ciudadanos y consumidores, si no más bien y tal vez más importante, de los empresarios magallánicos que se esfuerzan para afrontar las complejas rutas de competir con actores venidos de otras partes. Actores que no siempre juegan con reglas establecidas tradicionalmente en la zona, o quieren implantar fórmulas que no ayudan al fortalecimiento de las compañías locales. Y he aquí un punto trascendente que muchas veces obviamos, o mejor dicho a algunos les gusta dejar de lado.
Porque un territorio sin identificación local de sus empresarios e industrias también está condenado a formatos híbridos que poco ayudan a que la musculatura regional vaya tomando forma o se convierta en algo importante y respetable. Y el Gobierno Regional, junto a sus consejeros, deben ser irrestrictos en este ámbito. Mucha palabrería hemos escuchado ya a esta altura. Mucho populismo en busca de votos y conveniencias individuales. Es deber la construcción de nuestra propia defensa como magallánicos, en todos sus ámbitos, sin dejar de entregar espacios para quienes quieran venir a invertir y potenciar sus negocios. Pero es algo primordial el que tengamos como premisa la obligación de protegernos y cuidarnos.
Lo anterior, no es solo tarea de sectores específicos, o empresarios solitarios, si no más bien de quienes tienen la responsabilidad de crear una industria fuerte, con formatos convenientes y con certezas a la vista. Pero es el Gobierno Regional el que debe jugársela por completo con y por los nuestros. No se debe perder la conexión con el exterior y la apertura de caminos que nos ayuden comercialmente, pero tampoco podemos dejar de lado esa identidad que nos hace distintos como región, y como emprendedores y empresarios que generan trabajo y ganancias en el sur del mundo.
Es la autoridad la que también debe tener claridad al respecto. Y responsabilidad respecto de a quién entregarle la poderosa herramienta llamada Zona Franca.