La guerra del gas [Por Manuel Luis Rodriguez]

3 de abril de 2022

Rusia es uno de los grandes productores de petróleo y gas en el mundo. Estado integrante de la poderosa OPEP, el consorcio internacional de los mayores productores de petróleo, la economía rusa se beneficia de enormes ganancias cuando los precios aumentan en el mercado internacional.

Desde que se inició la operación militar de invasión de Rusia a Ucrania, el 24 de febrero pasado, la cuestión energética se ha vuelto una vez mas, en una encrucijada geopolítica fundamental para las relaciones entre las potencias europeas.

No se puede comprender la guerra en Ucrania hoy, sino se parte de la premisa geopolítica que el suministro energético constituye uno de los factores claves que están en juego en este conflicto, son los intereses nacionales y de seguridad energética de la mayoría de las naciones europeas.

Europa compra en Rusia, gas, petróleo y carbón, además de otros minerales esenciales para la industria automotriz, la industria electrónica, entre otros. En la actualidad, Rusia provee un 45% del gas que importa la Unión Europea. Dentro de la Unión Europea hay países más y menos dependientes de las exportaciones de energía desde Rusia. En este sentido, por ejemplo, el 100% del gas de Finlandia o Suecia es de origen ruso, en el caso de Alemania, el 60%. En países como Polonia, Chequia, Eslovaquia o Austria supone más de la mitad del suministro y en Francia, el 20% de su consumo de combustible.

Rusia es el segundo mayor exportador de petróleo del mundo y, por mucho, el primer suministrador de gas natural de Europa.

El primer campo de la batalla energética entre Rusia y la Unión Europea, fue el proyecto Nord Stream II, un oleoducto submarino entre Rusia y Alemania a través del Mar Báltico, cuya construcción fue suspendida por Alemania como parte de las sanciones económicas contra el país eslavo por la invasión de Ucrania.

Pero Nord Stream II es más que un oleoducto submarino. En realidad se trata de un proyecto que permite diversificar el suministro de gas ruso hacia Alemania, paralelo a los ya existentes oleoductos Brotherhood y Soyuz que atraviesan territorio ucraniano desde Rusia hacia Europa occidental.

Cabe subrayar que Ucrania siempre se opuso a la construcción del gasoducto Nord Stream II, por razones geopolíticas, porque abría la oportunidad a Rusia de asegurarse el mercado europeo de combustible, pudiendo prescindir del gasoducto a través de Ucrania. Ucrania se considera el principal damnificado con la eventual puesta en marcha del gasoducto por el mar Báltico, porque podría dejar de recibir las millonarias regalías que representan los dos gasoductos rusos Soyuz y Brotherhood.

Rusia cuenta las mayores reservas del mundo de metano (comercialmente conocido como gas natural) y está en una posición privilegiada para alcanzar por ductos cualquier punto del continente euroasiático. El metano es cada vez más usado en generación eléctrica en ciclos combinados de eficiencia mucho mayor que las térmicas convencionales a carbón

Rusia no puede cortar el suministro de gas actual, porque sería violar los millonarios contratos que tiene Gazprom con las economías europeas, perdiendo su credibilidad como abastecedor confiable, lo cual explica que el conflicto militar en Ucrania, se ha ejecutado cuidando de no afectar los gasoductos rusos que atraviesan el territorio ucraniano.

Entre las sanciones económicas aplicadas por EEUU y la Unión Europea contra Rusia, está el bloqueo de las cuentas bancarias del Banco Central ruso. Ahora, como respuesta a estas sanciones, el gobierno de Rusia ha dispuesto que todos los pagos por el suministro de gas a los países de la Unión Europea, deberán hacerse en moneda rublo. En efecto, el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, señaló este viernes que el requerimiento de pagar en rublos por el gas natural ruso no significa un cese inmediato de los suministros: «el pago por las entregas que se están llevando a cabo ahora no debe efectuarse hoy mismo», explicando que ese plazo llegará a finales de abril o comienzos de mayo.

El gobierno ruso ordenó la semana pasada aceptar los pagos por el suministro del gas natural ruso a los países «no amistosos» solo en rublos, al considerar que «no tiene sentido suministrar nuestros productos a la UE y a Estados Unidos y cobrar en dólares y euros» ante las numerosas sanciones impuestas por Occidente a Rusia, que afectan a su sistema financiero y sus reservas de divisas.

Mientras dure la guerra en Ucrania, la guerra del gas no ha terminado.

Escrito por: Manuel Luis Rodríguez., columnista.