El candidato presidencial José Antonio Kast fue abucheado y recibió agresiones en Puerto Natales durante su visita del jueves 30 de septiembre.
Poco y nada alcanzó a decir Kast cuando entre el viento y los gritos de sus opositores se perdieron sus palabras.
Algunos de los que lo apoyaban lucían gorras y camperas estilo militar. Además abundaban las banderas blancas de su Partido Republicano que flameaban al viento.
Una bandera lo molestaba. Su voz no trascendió los micrófonos. Y en el medio de esta postal extraña comenzaron a oírse los primeros gritos: «violento», «asesino», «fascista».
Se le escuchó mencionar algo como «de norte a sur», pero para entonces el caos estaba por desatarse.
Las consignas venían de parte de numerosos jóvenes y algunos adultos autoconvocados.
Hasta que uno de los manifestantes intentó llegar a él por atrás y agredirlo, sus militantes no llegaron a sopesar el grado de enojo que había en la Avenida Santiago Bueras.
La situación se descontroló por completo cuando alguien le tiró un pedazo de «champa» (pasto y tierra) sobre su cabeza.
Los allegados a Kast decidieron sacarlo de inmediato del lugar, pero los gritos continuaron cada vez más fuertes.
Un joven le lanzó un huevo desde corta distancia y fue luego detenido por cuatro Carabineros de civil que lo golpearon sin pausa.
Otros Carabineros también de civil se dedicaron a agredir a los vecinos que grababan las imágenes de sus intervenciones.
Al menos tres jóvenes resultaron violentamente detenidos e ingresados a una patrulla de Carabineros.
Kast se perdió de esta parte de la violencia institucional. Se dirigió rápido a una van aunque antes dejó una reflexión por el acto frustrado.
“Son personas que en general no saben respetar, no saben conversar. La idea es que estamos por sobre la intolerancia, buscamos siempre poder conversar. Vamos a buscar un momento más tranquilo para poder conversar”, dijo antes de marcharse.
