Interferencia.cl destapa las razones del Papa Francisco para sacar al obispo de Punta Arenas de su cargo

10 de enero de 2022

«Autoritario», «misógino» y «homofóbico». Estos son algunos de los calificativos con los que algunos cercanos a los salesianos definen al recientemente renunciado obispo de Punta Arenas, Bernardo Bastres. Aseguran -por ejemplo- que el religioso era conocido por prohibir a los seminaristas juntarse con mujeres y por tener un trato despectivo hacia algunas personas. 

Características de personalidad complicadas para quien fue obispo de esta diósesis desde 2006, que cuenta con diez parroquias, cuatro santuarios y 21 comunidades de base, las cuales son atendidas por 15 sacerdotes y 19 diáconos, con una grey de más de 97 mil católicos, según el censo del 2012. Además, la diócesis administra seis colegios y dos fundaciones que trabajan por el desarrollo de la región. 

Bastres heredó su poder de Tomás González, quien fue obispo de dicha provincia por más de 30 años. González también es salesiano y fue conocido por su férrea defensa de los derechos humanos durante la dictadura militar, aunque en los últimos años de mandato fue cuestionado por ocultar en Bolivia a su secretario personal, Víctor Hugo Carrera, quien estaba acusado de abuso sexual.  

Además, Bastres es un influyente salesiano a nivel nacional, especialista en derecho canónico, y formador del Seminario en los 90 y provincial de la Congregación Salesiana hasta 2006. 

También Bastres heredó su poder de Tomás González, quien fue obispo de dicha provincia por más de 30 años. González también es salesiano y fue conocido por su férrea defensa de los derechos humanos durante la dictadura militar, aunque en los últimos años de mandato fue cuestionado por ocultar en Bolivia a su secretario personal, Víctor Hugo Carrera, quien estaba acusado de abuso sexual.  

También Bastres ha tenido una amplia recepción en los medios de comunicación locales, llegando incluso a considerarse que sus homilías eran una especie de pauta de prensa de los domingos. En el último tiempo se ha dado el tiempo de criticar al gobierno, hablar sobre el acuerdo por la paz del 15 de noviembre del 2019 e incluso llamar a desobedecer las medidas sanitarias. “Cuando una ley está contra la conciencia, uno puede desobedecer la ley”, dijo tras conocer que se prohibían las misas presenciales en fase II, en marzo del 2021. 

Pero, al parecer el problema de Bastres no es tanto su personalidad ni el carácter ‘político’ de su sacerdocio, sino que, como provincial salesiano, es decir antes de 2006, año en que asumió como obispo, habría escondido las denuncias en contra de cinco sacerdotes: Rimsky Rojas, Sergio Aravena, Audín Araya, Mauricio Montoya y Tomás Aguayo.  

Según documentación a la que INTERFERENCIA tuvo acceso, Bastres aparece mencionado en reiteradas ocasiones por los sobrevivientes salesianos que se entrevistaron con Charles Scicluna -secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina y la Fe-  durante su visita en 2018 para investigar la cultura del abusos clericales en Chile, por mandato del papa Francisco. 

Es así que sus detractores de Bastres resaltan el contraste entre su voz crítica para rodos los asuntos externos a la Iglesia católica, pero que para temas internos apenas aparece. Por ejemplo, dice uno de ellos, en Magallanes Bastres era conocido por organizar una vez al año un almuerzo con las autoridades políticas, judiciales y militares de la región para analizar y dar a conocer la postura de la Iglesia frente a algunos temas, pero siempre evitó mencionar los casos de abusos sexuales.

Algo relevante en Punta Arenas. Según el experto eclesiástico, Juan Carlos Claret, Magallanes cuenta con tres personeros de la Iglesia denunciados por abusos sexuales. Dos de ellos ocurrieron durante la administración de Bastres. 

Es por estos datos, más aquellos relacionados a su tiempo como provincial salesiano y las denuncias en su contra por encubrimiento consignadas en el Informe Scicluna, que fuentes que estuvieron con el papa Francisco, aseguran que fue el Vaticano el que le pidió la renuncia a Bastres, y no por “razones profundamente personales”, según reza el comunicado emanado por el obispado el 22 de diciembre cuando se comunicó la oficialización de la renuncia.

Señales desde Roma

“Se van a ir dos obispos chilenos” fue el mensaje que Francisco entregó a un grupo de seis laicos chilenos que se reunieron con él el pasado 9 de diciembre, para expresar su descontento ante la situación que vive la Iglesia católica chilena, según conoció esta redacción. 

Los laicos quedaron sorprendidos, pero al interior del Vaticano se ha vuelto algo normal, en los últimos seis meses han renunciado cuatro obispos, ya sea por encubrimiento o mantenimiento de relaciones amorosas. El caso más reciente es el del arzobispo de París, Michel Aupetit, quien renunció por mantener una relación con una mujer, y también se puede contar el caso del obispo español, Xavier Novell, quien renunció a su investidura por «razones personales» y no porque el prelado en realidad iba para casarse con una escritora de novelas satánicas.

“Se van a ir dos obispos chilenos” fue el mensaje que Francisco entregó a un grupo de laicos chilenos que se reunieron con él para expresar su descontento ante la situación que vive la iglesia chilena. 

Según fuentes que conocieron los detalles de la reunión, el papa Francisco sigue molesto con los obispos chilenos y ha optado por informarse de las acciones de la jerarquía chilena a través de otros actores. Según interpretan estas fuentes, el Papa percibe que la situación al interior de la Iglesia chilena no está solucionada y que los obispos no han respondido con los requerimientos de transparencia en los casos de abuso y encubrimiento.  

Según fuentes al interior de la Iglesia, en la mira de Francisco también están Juan Ignacio González, obispo de San Bernardo, administrador apostólico de Rancagua y defensor del ex obispo de Osorno Juan Barros; Moisés Atisha, obispo de Arica e imputado por delitos de encubrimiento de tres sacerdotes de su diócesis; Felipe Vacarezza, obispo de Los Ángeles, quien fue formado por Fernando Karadima; y Francisco Stegmeier, obispo de Villarrica y encubridor del sacerdote Belisario Valdebenito.  

Bastres sabía lo de Rimsky  

Una de las más poderosas razones por las que los cercanos a los salesianos piensan que la renuncia de Bernardo Bastres tiene mano papal es porque el religioso fue formado por Ricardo Ezzati en el Seminario Salesiano de Lo Cañas en la década de los 70, donde fue compañero de Rimsky Rojas, sacerdote que se suicidó tras ser acusado de una decena de abusos sexuales al interior de los salesianos.

“Me tocaba los genitales y sugería u ofrecía masturbarme él a mí, para así lograr controlar el deseo” fue el relato que J.M.L.P contó en secreto de confesión al director del teologado salesiano, Leonardo Santibáñez, sobre los abusos que el sacerdote Rimsky Rojas había cometido en su contra mientras era director del Liceo San José de Punta Arenas (1994 – 2001), según consignó La Prensa Austral en 2011.  

Rojas era conocido por formar grupos vocacionales que luego enviaba al Seminario salesiano. Era visto como una figura de admiración por los estudiantes del Liceo San José, el cual gobernaba con puño de hierro. 

Su grupo más cercano era conocido como ‘los Bastres Boys’, del cual aún se conservan en el sacerdocio Juan Pablo Lyon, actual párroco en Talca y Rodrigo Vargas, sacerdote en Punta Arenas y actual confidente de Bastres.

En la carpeta investigativa del caso de Rojas a la que INTERFERENCIA tuvo acceso se denuncian más de diez testimonios de abusos sexuales cometidos por este religioso mientras fue subdirector en el Instituto Salesiano de Valdivia (1985-1987) y director en Punta Arenas, casos que incluso conoció el cardenal Ricardo Ezzati cuando era superior de los salesianos en la década de los 80.   

Frente a tal revelación, Santibáñez instó al seminarista a conversar con el provincial, Bernardo Bastres. J.M.L.P era muy cercano a este religioso, por lo que se acercó a narrarle los hechos. A comienzos de 2003 le contó sobre el historial de abusos que Rimsky Rojas tenía en Punta Arenas; Bastres organizó un careo entre la víctima y el acusado. Rojas reconoció los hechos y pidió perdón. 

El provincial, a pesar de los antecedentes ya mencionados, decidió dejar al religioso trabajando con menores de edad en el Centro del Sename Laura Vicuña de Puerto Montt y no entregar los antecedentes a la justicia civil o canónica.  

Además, Bastres en los años 90 fue formador en diversas etapas del Seminario Salesiano, instancia en dónde influyó en gran parte de los sacerdotes que hoy lideran la congregación. Su grupo más cercano era conocido como los Bastres Boys, del cual aún se conservan en el sacerdocio Juan Pablo Lyon, actual párroco en Talca; Rodrigo Vargas, sacerdote en Punta Arenas y actual confidente de Bastres; Carlos Lira, actual superior de los salesianos; y  Andrés Morales, coordinador pastoral en La Serena y sancionado por intentar abusar de un mayor de edad. 

Durante su provincialato, Bastres puso en diversos puestos de poder a cercanos y amigos, quienes en los años venideros aparecieron mencionados y denunciados por abusos sexuales. Estos son: Daniel Lescot, Mauricio Montoya, Audín Araya y Luis Peragallo. 

La mano de Bastres y el enroque de educadores salesianos denunciados

Bernardo Bastres también tuvo acceso a otras denuncias de delitos sexuales de religiosos. INTERFERENCIA tuvo acceso a una declaración canónica prestada por el actual obispo de Temuco y ex encargado pastoral de los salesianos en el gobierno de Bastres, Héctor Vargas. 

El 25 de abril del 2000 se realizó una reunión de Consejo Inspectorial de los salesianos, en donde el sacerdote Sergio Aravena “expuso voluntariamente hechos que lo habían involucrado como autor de actos de pedofilia en contra de un menor”, según indica el escrito redactado por el propio Vargas en noviembre de 2002. 

Recién el 5 de noviembre del 2002, dos años después de haber escuchado del caso como provincial salesiano, Bastres instruyó una investigación canónica, luego de recibir una carta en la que se denunciaba un abuso sexual perpetrado por Aravena en 1985. El proceso canónico determinó la expulsión del religioso.

También durante su gobierno de los salesianos en Chile, sacerdotes que fueron acusados por abusos sexuales a menores fueron trasladados posteriormente de colegios o movidos a la casa central de la congregación ubicada en av. República en Santiago. De tal modo, en 2003 trasladó de sus funciones al sacerdote Mauricio Montoya desde el Oratorio don Bosco hasta la casa central, años más tarde se sabría que había sido sorprendido intentando abusar de un menor de edad, según investigó INTERFERENCIA.

Misma situación se repitió con Audin Araya, quien fue trasladado de La Cisterna a la Universidad Católica Silva Henríquez, luego que la jerarquía salesiana se enterara que tenía problemas con menores de edad. Ex seminaristas que estuvieron presentes el día en que Araya fue trasladado, relatan que Bastres dijo: “El padre Audín ya no va a trabajar con menores, sino que con jóvenes. Eso ya no es riesgoso”. 

El ‘Pornoviciado’

También generaron polémica durante el gobierno salesiano de Bastres los abusos sexuales a seminaristas que terminaron en la justicia canónica y con el sacerdote Tomás Aguayo expulsado. 

Aguayo fue un formador de la congregación salesiana, nombrado en 2003 por Bernardo Bastres como director del Posnoviciado, etapa de formación que profundiza la preparación filosófica. Durante su mandato esta etapa fue conocida por los hermanos salesianos como el ‘Pornoviciado’. 

“Era el menos malo que había”, afirma J.A.,, un sobreviviente salesiano, recordando a Aguayo.

Aguayo provenía de ser director en La Serena y coordinador pastoral en un par de colegios, no tenía ninguna experiencia previa en formación, pero sí los contactos para llegar al cargo. Era amigo de Sergio Body, histórico formador de la congregación salesiana; Rimsky Rojas; y del propio Bernardo Bastres. 

“Le gustaba formar su séquito”, señala J.A, sobre Aguayo. Para pertenecer a él había que cumplir con un requisito: ser homosexual. 

“Bastres tenía que saber sobre lo que pasaba en el posnoviciado”, cuenta J.A. Entre los años que Tomás Aguayo fue director, formó 29 seminaristas, de los cuales 19 se fueron durante su periodo. 

“Trataba de embaucarte, te abrazaba y te decía cosas al oído”, señala J.A. Con el paso del tiempo los abrazos en las direcciones espirituales se iban haciendo más cercanos. Un día se abalanzó contra J.A. besando y tocando sus partes íntimas, J.A lo alejó.  “Esto no puede pasar, pero a quién se lo digo, a lo mejor se equivocó, a lo mejor se propasó, o fue el momento”, recuerda el ex seminarista.  

Tocaciones en los genitales, besos en la boca, entre otros abusos sufrió por parte del entonces director del Posnoviciado. “Fue en reiteradas ocasiones […] incluso en una ocasión me ofreció acostarme con él”, declaró J.A. al instructor canónico, David Albornoz. 

“Bastres tenía que saber sobre lo que pasaba en el Posnoviciado”, cuenta J.A. Entre los años que Aguayo fue director, formó 29 seminaristas, de los cuales 19 se fueron durante su periodo. 

En el Pornoviciado, Tomás Aguayo formó a parte importante de los sacerdotes jóvenes de la Congregación Salesiana, quienes actualmente gobiernan la Congregación y sabían de estas situaciones, entre ellos se encuentran: Claudio Cartes, director del Liceo Salesiano de Concepción y ex encargado pastoral de los salesianos; Erick Oñate, capellán Universidad Católica Silva Henríquez; Juan Miguel Cárcamo, encargado de pastoral juvenil; Félix Levín, director del teologado; José Toledo, ecónomo Inspectorial; José Chaf, coordinador pastoral de colegios; entre otros. 

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Escrito por: Nota de www.interferencia.cl