Intendentes de la Dictadura Cívico-Militar (1973-1990). Cuarta parte. [Artículo de Víctor Hernández]

10 de septiembre de 2021

Dijimos que Nilo Floody Buxton, casi sin proponérselo, fue uno de los Intendentes militares que mayor sintonía tuvo con la población de Magallanes. Varios acontecimientos ocurrieron para que el general, precedido con una imagen de duro, terminara por ganarse el afecto de los habitantes del austro.

Su estadía de dos años en la región, se asocia principalmente con el conflicto limítrofe con Argentina, por la disputa de las islas Picton, Nueva y Lennox, en las inmediaciones del canal Beagle, que estuvo a punto de materializarse en una guerra de consecuencias inimaginables para ambas naciones.

El general Floody reconoció públicamente, la disposición del hombre y de la mujer de Magallanes, de no abandonar jamás el territorio, aun cuando el inicio de la guerra parecía cuestión de horas. Sin embargo, hubo varias instancias que marcaron la gestión de Nilo Floody, que no pasaron desapercibidas y que valen la pena recordar.

En primer término, la creciente disputa con Argentina, ocasionó la llegada de militares como nunca se había visto antes. El contingente militar en el austro, prácticamente, se triplicó durante su administración.

A Nilo Floody le cupo inaugurar la Zona Franca el 11 de septiembre de 1977. Fue un paréntesis de optimismo para lo que vendría. Un mes y medio antes, había tenido que lamentar el mayor desastre aéreo de la Fach. El 24 de julio, un avión Douglas DC-6B que regresaba desde Punta Arenas con 82 pasajeros a bordo, la mayoría uniformados con sus familias, se estrelló a unos 500 metros del aeropuerto del Tepual, en Puerto Montt. Hubo 39 víctimas fatales que lamentar, incluyendo a la esposa del general Gerardo López Angulo, comandante de la IV Brigada Aérea, Carmen Holzheuer y sus dos pequeñas hijas. Después de esta tragedia, el general Floody se encargó de poner en funcionamiento en la región, el Programa de Empleo Mínimo (Pem).

Sergio Covarrubias Sanhueza fue designado para suceder a Floody, en el verano de 1979. A diferencia de los anteriores, era un militar experto en inteligencia, pero destacaba también, en el área de la administración y las finanzas. Se había perfeccionado en España, en los últimos estertores de la dictadura de Franco. Después asumió como Jefe de Estado Mayor Presidencial de Chile, por el general Pinochet. En esta última calidad, fue designado Intendente de Magallanes.

Covarrubias era un ferviente defensor de la política económica de los “Chicago boys”. Cercano a Jaime Guzmán -para muchos el principal ideólogo del régimen- fue uno de los militares encargados de articular acuerdos con el mundo civil, con miras a estrenar la Constitución de 1980.

Precisamente, con el propósito de preparar la nueva institucionalidad y de hacerla andar, llegó Covarrubias a Magallanes. El oscuro plebiscito del 11 de septiembre de 1980, aseguró, con el 67% de aprobación nacional, la entrada en vigencia de la nueva Carta Fundamental, para el 11 de marzo de 1981.

Pero además, el Intendente Covarrubias fue el principal impulsor de las reformas en educación, salud y trabajo, que perseguía la privatización del entramado social chileno, y que hoy, a cuarenta años de su implementación, parecen estar agotadas. La superación del modelo neoliberal, con la redacción de una nueva Constitución, tiene actualmente, en ascuas al país.

A fines de ese año 1981, Covarrubias fue llamado a Santiago para que asumiera el cargo de subsecretario de Relaciones Exteriores. En su reemplazo como Intendente de Magallanes, fue designado el general Juan Guillermo Toro Dávila.

Este militar, llegó a Magallanes con la experiencia de haber sido Intendente de la Provincia de Ñuble. Trasladado después a Los Andes, tomó contacto estrecho con la comunidad de esa zona. Aquí se le reconoce el haber propuesto ante la Junta Militar, un plan de acción, tendiente a promover la idea que Los Andes fuera declarada provincia, medida que finalmente fue adoptada.

Desde un principio, Toro Dávila fue percibido como un militar con una predisposición a dialogar, virtud que no caracterizaba a las autoridades anteriores. Una de sus preocupaciones esenciales dentro del marco jurídico que representaba esta “Nueva institucionalidad”, fue conseguir la dictación de leyes de excepción, con el objeto de promover la inversión y atraer capitales a la región.

Toro Dávila tuvo además, activa participación en algunos eventos académicos que nos parece oportuno reseñar. La naciente Universidad de Magallanes encontró en Toro Dávila, a uno de sus más entusiastas propulsores. Esta relación con el mundo cultural se proyectó con la Sociedad de Escritores de Chile filial Magallanes, cuando a fines de octubre de 1982 se realizó en Punta Arenas, el Segundo Encuentro Nacional de Escritores Magallánicos, con presencia de sesenta literatos, un hecho inédito en Chile, en que se puede apreciar a figuras reconocidas por sus ideas y militancia en el Partido Comunista, como Francisco Coloane, Rolando Cárdenas, Marino Muñoz Lagos, por citar algunos nombres, compartiendo distendidamente con el Intendente Toro Dávila.

Sin embargo, la realidad económica y social por la que atravesaría el país en los meses siguientes, pondría a prueba al Intendente y truncaría para siempre, esta luna de miel entre Toro Dávila y Magallanes.

Escrito por: Víctor Hernández Godoy, escritor, historiador.