Inhumano: Familias que viven en sector Andino siguen sin agua, leña, ni energía eléctrica

30 de mayo de 2021

Por Mauricio Vidal Guerra

Temperaturas bajo cero, sensaciones térmicas que calan profundo, nieve, viento. El frío patagónico que se deja sentir con toda su fuerza. Y los responsables de arreglar con urgencia este escenario pareciera que miran para el lado, que se escudan en respuestas que hasta a ellos mismos (si estuvieran en los zapatos de esas familias) encontrarían ilógico. Y seguramente, están leyendo esta crónica en el calor de su hogar, junto a sus hijos e hijas. Almorzando en familia como buen día domingo. ¿O no?

Les dijeron que tenían que presentar proyecto en enero de este año, buscando que el Consejo Regional apruebe la entrega de recursos para poder ir en ayuda de cientos de familias que viven en diversos sectores periurbanos del Andino. Han pasado cinco meses y no ha tenido respuestas concretas. Las temperaturas bajo cero las hemos comenzado a sentir todos… Imagínese vivir alejado de la ciudad (por gusto o necesidad) y no tener agua potable, no tener leña para poder sentir algo de calor, y seguir esperando energía eléctrica de un proyecto que sigue en «puras promesas» desde 2014 aproximadamente.

Mientras, muchos están preocupados de si abre o no un restaurante o un hotel, si el comercio menor puede atender público, o si ha bajado la movilidad en periodo de emergencia sanitaria. Pero pareciera que nadie mira hacia el cerro, o hacia más allá de sus propios ombligos. Ninguno piensa en las familias que siguen esperando, casi rogando a las autoridades de turno, que de una vez por todas les cumplan las eternas promesas sobre los servicios básicos.

Es una vergüenza, algo inhumano. Y las declaraciones siguen por parte de representantes del municipio o del gobierno, incluso del propio Consejo Regional. Y claro, puede que muchos tengan razón repitiendo mes a mes, año a año, las diversas complicaciones administrativas, o que son «sectores rurales» entonces el trámite se hace imposible, o que son las empresas de servicios las que deben tener la voluntad, o que el papel hubo que hacerlo de nuevo, o que el proyecto en cuestión ahora sí entrará a licitación, o que extrañamente en un proyecto se soliciten más recursos de lo que corresponde y esa pega mal hecha signifique que el CORE no pueda aceptarlo (como es el caso del proyecto para acceder a recursos y poder comprar leña. Proyecto pedía $1.200 pesos por taco de leña, cuando su valor promedio es de $500).

Dirigentes han solicitado en los últimos días respuestas en la intendencia sobre el proyecto para obtener agua potable a través de camiones aljibes, pero no han sabido aclararles en qué etapa administrativa se encuentra. Cuando parecería obvio que las autoridades pondrían como prioridad las ayudas a quienes más lo necesitan se ve que apuntan a otros sectores económicos. Piden que la población se lave las manos a cada rato y hay cientos de familias que no tienen agua potable. Piden que nos cuidemos, pero hay cientos de familias que no tienen como calefaccionarse.

Cabe mencionar que el proyecto de energía eléctrica lleva años, muchos años, como chiste repetido. Y sí, a esta altura sale podrido. Se les ha hecho una costumbre a las autoridades (de todos los colores) salir en los medios a decir que «se está trabajando arduamente» para solucionar los temas en cuestión. Y nada.

Se hace urgente, aunar esfuerzos, dejar lo estrictamente técnico en la resolución y avanzar en lo único que se tiene que hacer. Ayudarnos entre nosotros mismos. Son magallánicas y magallánicos los que lo están pasando mal. Los que no se sienten escuchados. Son personas al igual usted o yo. Con hijos o hijas, con padres o madres. Son familias como las de todos nosotros las que sufren por vivir en un sector determinado.

Podríamos entrar en el análisis del por qué están donde están, y que el sistema, y que los precios de los terrenos, y que los sectores rurales, y bla bla bla…. Volver a lo mismo de siempre.

Ellos no son un local comercial, no son un hotel de millonaria inversión, no son un restaurante, ni una galería comercial. Todos ellos y ellas son gente, seres humanos. Personas que como todos nosotros necesitan agua y calefacción. Mire que sencillo. Es decir, necesitan condiciones humanas para seguir adelante, y sobretodo pasar el invierno que se hace sentir con toda su fuerza. Y queda mucho aún.

Las respuestas las buscaremos en las próximas horas, y esperamos que en estos días las autoridades a las que les corresponde poner término a esto, lo hagan. Sin más rodeos, sin seguir dándose vuelta.

Y si les cuesta ponerse la mano en el corazón, ser conscientes o sencillamente tener sentido común y criterio… Bueno entonces que hagan la pega que tienen que hacer. Nada más.

Escrito por: Mauricio Vidal Guerra, periodista @maurovidal