El ministro de Hacienda, Mario Marcel, fue consultado por la idea en la que prevén avanzar Argentina y Brasil: una moneda suramericana común.
El gobierno del trasandino Alberto Fernández, con motivo de una visita del mandatario brasileño Lula da Silva, sostuvo que esa moneda reduciría los costos operativos y vulnerabilidad externa de la región.
Al respecto, Marcel sostuvo que para concretar una idea como esa se deben estudiar y entender una serie de alcances; y recordó que Chile es un país “observador” del Mercosur, por lo cual no toma decisiones en ese bloque.
“Creo que nosotros por el momento estamos cómodos teniendo una política fiscal y monetaria propia”, afirmó.
Sobre si la idea de una moneda regional es “buena o mala”, el jefe de las arcas fiscales se limitó a decir que esa calificación sólo se podría hacer con los detalles en mano.
En la misma línea, Marcel indicó que la experiencia que se podría analizar para un caso así es la de la zona euro; y que en el denominado “continente viejo” tras la moneda unitaria existió previamente la instauración de una serie de normas.
Argentina y Brasil prevén avanzar en las discusiones sobre una moneda suramericana común.
El plan -que se debatirá en la visita de Lula, quien llegó ayer domingo a Argentina- incluye la posibilidad de que la moneda común se extienda a otros países, según fuentes oficiales.
Los dos países llevan años discutiendo una moneda unitaria, pero las conversaciones nunca han terminado de fructficar debido a la oposición del Banco Central de Brasil.
No obstante, el actual mandatario de ese país se mostró llano a profundizar en el tema.
En agosto del año pasado, el presidente Gabriel Boric -tras diálogos con su par de Colombia, Gustavo Petro- dijo que no se cerraba a analizar un proyecto de moneda única.
“Todas las instancias e iniciativas de integración regional, que fortalezcan la cooperación entre nuestros países, me parece que apuntan en una buena dirección, comentó.
Pese a eso, precisó que “estos mecanismos específicos, ustedes saben, son muy complejos”. Luego recordó que en Europa para llegar al euro fue un proceso “de largo aliento”, que demoró varias décadas.