Gabriela Mistral y Magallanes [Por Víctor Hernández Godoy]

8 de abril de 2022

La primera impresión que tenemos, es que la preocupación mostrada por académicos e historiadores de nuestra región por realzar la figura de la educadora y poeta Gabriela Mistral, surgió hace poco tiempo. De pronto, todo es “mistraliano”. Observamos imágenes, leemos noticias, nos enteramos en las aplicaciones del celular de homenajes y reconocimientos a nuestra Premio Nobel como nunca tuvo antes.

En Santiago, por ejemplo, se hizo hincapié hace unas cuantas horas en que el actual Centro Cultural Gabriela Mistral, construido en apenas 275 días durante el gobierno de la Unidad Popular, con el propósito de albergar a los tres mil delegados asistentes a la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas (UNCTAD, por sus siglas en inglés) ceremonia realizada desde el 13 de abril al 21 de mayo de 1972, cumplió medio siglo de su inauguración. Se puso énfasis al señalar, que luego del magno evento el imponente edificio recibió el nombre de Centro Cultural Metropolitano Gabriela Mistral, hasta la resolución emanada del Decreto Ley Nº190 del 10 de diciembre de 1973, en que el gobierno de facto de la época pasó a llamarlo “Edificio Diego Portales”. Fue sede de gobierno de la dictadura cívico militar y por mucho tiempo, lugar donde funcionó el Ministerio de Defensa. Después del grave incendio del 5 de marzo de 2006, la presidenta Michelle Bachelet ordenó iniciar su reconstrucción y tras promulgar la ley Nº20.386 el 27 de octubre de 2009, recibió el nombre que se le conoce actualmente, Centro Cultural Gabriela Mistral.

En muchos países del continente, hay avenidas, plazas, monumentos, que recuerdan la persona y la obra de Gabriela Mistral. Su paso por México, suele mencionarse hasta con cierta veneración. No olvidemos, que el Instituto de las Españas, en Nueva York, vinculado a la prestigiosa Universidad de Columbia hizo posible la edición de su célebre libro “Desolación” en 1922, del que nos aprestamos a conmemorar cien años de su aparición.

Podemos asegurar que aquí en Magallanes, la huella de Mistral perdura desde hace muchos años. Es cuestión de sumergirse en la lectura de las páginas del vespertino “El Magallanes” que reproduce con verosimilitud las conferencias que la educadora brindaba en la Sociedad de Instrucción Popular o en la revista “Mireya”, la primera publicación literaria del austro. Con motivo de su deceso, el 11 de enero de 1957, la Escuela Yugoslavia en Punta Arenas, inauguró su flamante nuevo edificio denominando a su biblioteca con el nombre de la Premio Nobel. No tenemos ninguna duda, que hubo mucho más recogimiento y consideración hacia la muerte de Gabriela Mistral, que la que hubo con Vicente Huidobro, Pablo de Rokha y ni hablar de Pablo Neruda, fallecido escasos días después del golpe de Estado.

En contradicción con lo que piensan muchos, Punta Arenas no ha sido indiferente con Gabriela Mistral. El salón de actos de la Secretaría Regional Ministerial de Educación y una calle de la población Mauricio Braun llevan su nombre. Cada cierto tiempo, se crean talleres literarios en honor de la ilustre poeta como el dispensado por la Revista Literaria de las Escuelas Primarias de la provincia de Magallanes en noviembre de 1967, y el Enrique Campos Menéndez, impartido por Marino Muñoz Lagos en el Museo Regional de Magallanes, en 1991. Recientemente, la Secretaría Regional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, en conjunto con la Sociedad de Escritores de Chile, filial Magallanes, organizaron el 2018, el encuentro “100 años de Gabriela Mistral en Magallanes”.

Recordemos que en el antiguo Liceo de Niñas, hoy Sara Braun, se reacondicionó una sala para habilitarla como un pequeño espacio museológico, que cautela objetos, fotografías y utensilios, que reviven el paso de Mistral como directora de aquel establecimiento.  En la casa que fue su domicilio particular aquí en Punta Arenas, funciona un nuevo centro cultural llamado Casa Naranja Gabriela Mistral. Al respecto, pronto se estrenará la ruta patrimonial que unirá los sitios principales en que transcurrió la estancia de la escritora en Magallanes.

Nos parece importante revelar el lado humano de Mistral. La mujer que fundó la educación nocturna para mujeres; la que alfabetizaba a los trabajadores de la Federación Obrera de Magallanes; la que supo ganarse los afectos de la Masonería y el reconocimiento de gentes de todos los estratos socioeconómicos.

Hace falta sin embargo, hacer lo más significativo. Enseñar la literatura de Mistral. Hacer el todo con la suma de las partes. La unidad entre la persona, la educadora y la escritora. Tenemos los magníficos estudios de Roque Esteban Scarpa, en dos tomos, “Una mujer nada de tonta” (1976) y “La desterrada en su patria: Gabriela Mistral en Magallanes: 1918-1920” (1977); el opúsculo del ya mencionado Marino Muñoz Lagos, “Gabriela Mistral en Punta Arenas” (1994); el estudio histórico “Gabriela Austral” de Dusan Martinovic (2013); el trabajo recopilatorio de Jaime Quesada “Gabriela Mistral, El libro de la Patagonia” (2019) y el ensayo de Óscar Barrientos Bradasic “Gabriela Mistral en el país de los chilenos olvidados” (2019).

Creemos, que esos trabajos han sido relevantes, en la medida que nos han acercado a la literatura de Mistral. A continuación, se impone enseñar a leer a Mistral. ¿Cuántos poemas conocemos de la autora? ¿Cuál es la estructura literaria de un libro como Desolación? ¿Qué figuras retóricas reconocemos en la propuesta estética de la escritora? ¿Qué tipo de verso es el más recurrente en la obra mistraliana?

Los hitos fundacionales han sido enumerados hace rato. Lo que falta es acordarnos de Gabriela Mistral como poeta y narradora. Es que a veces, nos empeñamos en dar el quinto paso, sin haber dado el primero.

Escrito por: Víctor Hernández Godoy, escritor, historiador, columnista.