«El poder del perro» o las pasiones que los vaqueros ocultan

11 de marzo de 2022

En una época de profundos cambios, “El Poder del Perro” (Netflix) es casi una película de época. Pero de esta época. La actual, no la de fines del siglo XIX y principios del XX.

Transcurre en Estados Unidos, aunque en verdad fue grabada en Nueva Zelanda. Ya desde el vamos, cuestiona las señales de la tradición. Nada de Texas o México.

Aunque se podría alegar que algunas emblemáticas películas de vaqueros y bandoleros, el western spaghetti, fueron filmadas en Italia. Pues, si.

A pesar de esto y bastante más, el film de Jame Champion es prácticamente un homenaje a los viejos gestos del género masculino por excelencia. El de las pistolas y los caballos.

Se trata de un homenaje extraño, particular, distinto. Un homenaje al revés. No por eso menos hermoso.

Como en “Secreto a la montaña”, de Ang Lee, entre estos muchachos pasan cosas que las sombras apenas pueden ocultar.

El deseo y el amor, precisamente, no conocen fronteras.

El equilibrio de este film, que ha revolucionado algunas almas y asustado a otras, se sostiene no en una sino en varias patas de las cuales la argumental no es la más importante. Tampoco la menos.

Sin decir, Champion, dice mucho. La ayudan las actuaciones geniales de Benedict Cumberbatch, Jesse Plemons, Kirsten Dunst y Kodi Smit-McPhee.

¿Podría ser “El Poder del Perro” lo que es sin esta banda de grandes intérpretes?.

Entonces no es solamente el guion, es también el fluir tenso de las actuaciones, la fotografía, el sonido desesperante de un tiempo a punto de quebrarse.

El fantasma del sexo y la violencia contenida.

Del deseo y la negación del mismo.

Que “El Poder del Perro” haya asustado a Sam Elliot no es una casualidad, porque este filme de Champion, lo examina todo, lo cuestiona, lo tuerce y así lo explica.

La vida no es una historia de vaqueros y pistoleros. No es asunto del bien y del lado oscuro de la fuerza. Ya muchos lo quisieran tan simple.

La vida es infinitamente más compleja. Lo es y lo fue incluso en el Lejano Oeste donde los hombres amaron a otras mujeres que no eran las suyas y las mujeres amaron a otros hombre y otras mujeres que no eran sus parejas. Y seguramente hubo más, por ejemplo, hombres amándose entre sí sin mayores problemas. Tirados por ahí, entre el pasto y el ganado.

Que no se cuente no significa que no haya ocurrido.

El “pecado” de Champion es narrarlo de un modo magistral y perturbador. Real y sensual. Una forma nueva en un mundo contemporáneo que no termina de imponer una moda, una tendencia, un cliché que este ya se derrite como un helado en verano.

Escrito por: Redacción Zona Zero