El Plan de Zonas Extremas II: poco dinero para una región que entrega dólares y recibe a miles de visitantes

17 de abril de 2025

En el plazo de una década se ejecutarán las obras del llamado del Plan de Zonas Extremas II anunciado días atrás en Punta Arenas. Se trata de una inversión en obra pública que ronda los USD 700 millones (son alrededor de 679.000 millones de pesos) destinados a asuntos tan urgentes y disímiles como el esperadísimo rodoviario de Punta Arenas, la ampliación de la pista de aterrizaje del aeropuerto de Puerto Natales, entre otros. También hay sectores que serán pavimentados, cerrado y apertura de vertederos, plantas de tratamientos y refacción de una institución educativa y un centro de salud.

Expresado en pesos chilenos casi 700.000 millones suena a bastante, pero puesto el monto en su justa medida y tiempo, se trata de una inversión magra. Más aun si se la compara con lo que la región de Magallanes produce en dólares a pesar de su escasa población, unos 164 mil habitantes. En definitiva, el plan representa una inversión de alrededor de USD 65 millones anuales en una década.

Se estima que la región genera USD 650 millones por la salmonicultura, otros USD 340 millones por la exportación de metanol, otros USD 400 millones llegan producto del turismo. En total Magallanes es responsable de unos 1650 millones anuales por la venta de servicios receptivos al turismo y exportaciones del mar, campo y combustibles.

En los próximos 10 años la región habrá facturado –si todos estos números se mantuvieran congelados– más de USD 16.000 millones. Hay que pensar que el turismo y sus servicios, están en alza, y que la demanda de proteína premium como la que produce la zona también es creciente en el Primer Mundo. No es impropio imaginar que ambos sectores avancen en sus facturaciones o al menos así debería ser. Pero, además, la región tiene proyectos de hidrógeno verde por cerca de USD 20.000 millones para los próximos años.

De manera que los números son gigantes y la población que produce esta cifra es pequeña. Sin embargo, para planificar una región, que funcione como lo hacen los países nórdicos que están en la otra punta del planeta y con un clima en varios aspectos coincidente, hace falta tener la decisión política de apostar por este prometedor rincón del planeta.

Desde ya aunque Magallanes tiene baja población es visitada por unos 300 mil turistas de todo el mundo en época de verano, mientras que el resto del año otros 300 mil argentinos llegan a Punta Arenas para hacer sus comprar en Zona Franca.

El Parque Nacional Torres del Paine recibía 20 mil turistas en 1990 y en la actualidad ronda los 300 mil. Tampoco es un gran número. No obstante la importancia de la marca “Torres del Paine”, los transportistas continúan denunciando el mal estado del camino, la complejidad de las rutas internas. Y las demoras en que todo esto se resuelva.

El relleno sanitario detenido en el tiempo en las afueras de Natales es otro reclamo sectorial de la localidad. Una operación eficiente permitiría que empresas que reciclan residuos de la industria salmonicultora puedan entregar energías limpias.

Las necesidades son múltiples y el Plan de Zonas Extremas no contempla varias de ellas.

Hace unos días el senador Alejandro Kusanic denunció las faltas al proceso que activa este plan.

“Estamos hablando de un instrumento clave para el futuro de nuestra región, que debía cumplir con un proceso reglado en cuatro etapas claras: primero, una consulta ciudadana; segundo, desarrollo del plan; tercero, consulta y participación ciudadana; y por último, la aprobación del Core. Pues, aquí estamos frente a un instrumento que se sometió a consideración de los consejeros regionales sin haber cumplido la tercera etapa que establen las disposiciones reglamentarias: la participación ciudadana”.

Escrito por: Claudio Andrade