Desde hace algunos días, la Propuesta de Constitución Política de la República de Chile es mi libro de cabecera.
Me costó menos de 3 mil pesos por internet y la semana pasada fui a buscar mi ejemplar a la editorial Lom, que lo imprimió y puso a la venta junto a su siempre interesante catálogo de obras nacionales e internacionales.
Concha y Toro, donde se ubica la librería, es un sector tranquilo y señorial del Santiago antiguo, que se destaca por sus calles adoquinadas y casonas que a comienzos del siglo pasado fueron habitadas por la alta sociedad capitalina.
Las mansiones son ocupadas en la actualidad por oficinas y pequeños comercios que las prefieren por sus amplias dependencias y por estar a pasos de la Alameda y el Metro. Son construcciones de estilo neoclásico, gótico, art déco y beaux arts, que son parte importante del patrimonio arquitectónico santiaguino.
Su rutina habitual, bastante apacible para estar en el centro de la ciudad, se ha visto alterada por la concurrencia masiva de la gente a comprar el texto de la nueva Constitución, un fenómeno de ventas que ni los propios encargados previeron, según reportó a medios de prensa el director y fundador de Lom Ediciones, Paulo Slachevsky, quien reconoció que “(las expectativas) no eran muchas por el clima que se ha instalado (de rechazo a la propuesta), entonces creo que hemos venido a romper cierta lógica de esta campaña sobre el proceso constitucional y la misma propuesta que los convencionales le han hecho al país”.
El primer tiraje fue de dos mil y se agotó tan rápido que tuvieron que reimprimirlo una y otra vez, hasta superar la no despreciable cifra de 70 mil ejemplares vendidos, lo que le permitió escalar al primer lugar del ranking de libros de El Mercurio, en la categoría no ficción, superando a “El economista callejero”, de Axel Kaiser.
Al parecer el golpe al ego del gurú de la derecha neoliberal fue tan duro que escribió en su cuenta de Twitter: “Supongo que como la propuesta de nueva constitución no es estrictamente un libro (y si lo fuera estaría en la sección ficción) El economista callejero sigue siendo el libro más vendido en Chile en no ficción”.
Por respeto a las lectoras y lectores de esta columna, no reproduciré las respuestas que recibió Kaiser, pero sí puedo confirmar que se llenó rápidamente de sonrientes emoticones y ajís rojos que le dedicaron sus seguidores.
Más allá de lo anecdótico de la situación, creo que es válido preguntarse por las razones que mueven el creciente interés por leer, analizar y discutir la propuesta de la Convención Constitucional, cuando falta poco más de un mes para que la aprobemos o rechacemos soberanamente en las urnas.
En un reportaje de la periodista Paula Molina para BBC News Mundo, el periodista y profesor Sebastián Valenzuela Leighton, director de investigación y de publicaciones de la Facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica de Chile, empleó el término “brutal” para describir y comparar la desinformación que circula en torno al texto.
Desde mi perspectiva -basado en mi experiencia profesional y académica en el ámbito de las comunicaciones y en algunos estudios que he leído- estoy seguro de que la gente se aburrió de comulgar con las muchas ruedas de carreta que inundan de mentiras desde hace más de un año las redes sociales y optó por lo más sano: informarse por sí misma.
¿Cómo? Leyendo y sacando sus propias conclusiones.
Solo así se logrará sortear la más grande campaña de desinformación orquestada por aquellos que ven caer uno a uno los naipes del castillo de privilegios que construyeron al amparo de una constitución ilegítima en su origen y escasamente reformada en las últimas tres décadas.
Y no es una exageración.
