El año del tigre latinoamericano [Columna de Manuel Rodríguez]

11 de febrero de 2022

El 31 de enero de 2022, el calendario chino marcó el año 4.270 en el tiempo histórico de la nación asiática. Una idea de las distancias culturales y las cercanías que existen entre el continente latinoamericano -formado desde el siglo XVI mediante colonias europeas sobre los tres imperios originarios- y la trayectoria de la cultura china, de más de cuatro milenios de historia.
Los primeros encuentros entre el mundo asiático y América Latina se sitúan desde el siglo XIX, aunque en China persiste una tradición que da cuenta de la llegada de navegantes chinos a las costas de América antes de 1492.
La prensa latinoamericana destacó el hecho de que la nación china entró en la era del Tigre de las Aguas, un umbral del tiempo que muestra y pone en evidencia el avance de las relaciones chino-latinoamericanas siguiendo una secuencia en el tiempo, que revela una voluntad y una lógica del largo plazo, característica de la diplomacia de Beijing.
La cultura, la política, el comercio y las relaciones exteriores de China se mueven siempre desde una lógica prospectiva: los movimientos y gestos del presente, estudiados y meditados con calma y prudencia, se realizan pensando en su impacto y efectos en el mediano y largo plazo, conforme a una visión estratégica que abarca decenios hacia adelante.
Mientras los latinoamericanos -acostumbrados al corto plazo inmediato, a pensar el presente y el próximo año- los chinos están pensando en el 2049 cuando se cumpla el centenario de la fundación de la República Popular y en el 2060.
En este tercer decenio del siglo XXI América Latina, como región tricontinental ubicada en el extremo occidente, se encuentra en una fase de consolidación de las relaciones económicas, comerciales y culturales con China.
En una primera fase de las relaciones chino-latinoamericanas, si se toma como referente la década de los años 70 del siglo XX, China apuntaba al reconocimiento oficial y exclusivo de la República Popular como único representante en el mundo de la nación china. Era el apogeo de la administración Mao, donde se abrió un nuevo ciclo de relaciones internacionales, incorporándose en el Consejo de Seguridad de la ONU y cuando China logró relaciones con la totalidad de las naciones latinoamericanas, descartándose Taiwan.
En una segunda fase se caracterizó por la formación de acuerdos y tratados bilaterales en el plano comercial en el primer decenio del siglo XXI. Se alcanzaron acuerdos con Argentina, Brasil. Chile, Bolivia, Costa Rica, Peru, Ecuador, Venezuela, Uruguay, Cuba, Colombia y México e incluyeron la incorporación de a lo menos 8 países latinoamericanos a la Ruta de la Seda, al tiempo que se han desplegado acuerdos para el suministro de vacunas e implementos tecnológicos de salud, además de la expansión de la tecnología 5G.
En una tercera fase, China se ha incorporado y establecido relaciones en el plano multilateral con América Latina, relacionándose con el BRIC, con Mercosur, con la Asociación Económica Regional Integral y con la CELAC.
En el año del Tigre, América Latina avanza hacia una relación estratégica con la República Popular China, basada en el beneficio mutuo, en la “relación ganador-ganador”, en el desarrollo del comercio y las migraciones controladas, los intercambios culturales y la generación de financiamiento para obras de infraestructura.

Escrito por: Manuel Rodríguez, columnista.