Decálogo de la ignominia (I) [Columna de José Benítez Mosqueira]

31 de octubre de 2021

A tres semanas de los comicios de noviembre, las propuestas de los candidatos y la candidata llenan páginas en blanco y delimitan con meridiana claridad sus anhelos de país.

Es obligación de los ciudadanos conocerlas antes de entrar a la cámara secreta a marcar su preferencia. Argumentar un “no sabía”, cuando la leche yace derramada, no borra la irresponsabilidad de sufragar solo por cumplir.

Lea, medite, actúe en consecuencia.

He comenzado esa tarea con uno de los programas más polémicos, uno cuyo fundamentalismo nos retrotrae a épocas dolorosas para la humanidad.

Solamente los subtítulos y selección de párrafos son de mi autoría.

Juzgue usted.     

Diagnóstico

“Los síntomas están a la vista, son varios y reconocibles: la intolerancia y animadversión hacia el prójimo con base a sus principios morales y éticos; el castigo progresivo a la propiedad, la persecución del éxito personal, el fomento de un estado interventor; la identificación de enemigos irreductibles como lo son la empresa privada y el sistema de mercado; la protesta violenta y el vandalismo como justificación a la trasgresión de normas e irrespeto a la autoridad; resurgimiento de un discurso falaz de corte neo-marxista de lucha de sexos, razas, orientaciones sexuales, visiones corruptas de derechos humanos, de interpretación de la ciencia, hostigamiento a la fe cristiana; políticas públicas inútiles y hasta nocivas que disparan el gasto público nacional y que han sido implementadas sin importar la oposición de amplios sectores de la sociedad civil”.

Victimización

“Hoy existe un severo castigo social a todo quien denuncie o no acate las ‘transformaciones políticas’ decididas por el consenso progresista; es decir, todo aquel que no se someta y defienda su libertad. Este castigo lo pagan quienes defienden, además de la libertad, a la familia; a la pequeña empresa como motor de crecimiento, la movilidad social y generación de empleos sustentables; las fronteras seguras para tener un país ordenado y estable; el ahorro y el valor del esfuerzo; la competencia sin ganadores determinados por el Estado; la igualdad de oportunidades; el derecho a vivir seguros y la paz social”.

El enemigo interno y externo

“Contrario a todos esos valores, el relato sobre el cual opera aquella transformación social totalitaria que mencionamos -maquinada y liderada ampliamente por círculos académicos, medios de prensa tradicionales, grandes empresas tecnológicas, organizaciones internacionales, sectores acomodados dentro del aparato burocrático estatal, empresarios favorecidos por la política y partidos políticos tradicionales- se fundamenta en el supuesto avance hacia una igualdad y la eliminación de toda distinción entre las personas, proceso llevado a cabo de una forma radical que va mucho más allá de la igualdad ante la ley ofrecida por el Estado de Derecho”.

El mensaje del gurú

“De los resultados logrados hasta el minuto en Chile, se cumple a cabalidad la advertencia hecha por Milton Friedman hace varias décadas atrás: una sociedad que priorice la igualdad por sobre la libertad no obtendrá ninguna de las dos”.

Miedo a la decisión popular

“Ideológicamente, este escenario requiere de una progresiva eliminación de todos los ámbitos que dan forma y sustento a la vida civilizada tal y como la conocemos, no quedando en pie ni los conceptos de libertad, familia o Estado de Derecho; por ello, es requisito lucidez para identificar aquellos puntos de conflicto político en los cuales sea transgredido algún principio anteriormente referido, o bien, aquellas causas en las cuales, de perder, estaríamos hipotecando el futuro de Chile y con ello, el de nuestros hijos”.

Los salvadores

“De este esfuerzo ha venido a conformarse lo que podemos llamar ‘Nueva Derecha’, una opción política determinada a retomar la batalla cultural, ideológica y programática para retomar el camino de la verdadera dignidad humana y el desarrollo”.

Origen divino (sacralización de la sociedad)

“Nuestro mensaje es claro: creemos en la defensa y promoción de los derechos inalienables que Dios nos entregó, entre ellos la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad. Creemos en el respeto riguroso y universal del Estado de Derecho y en el deber intransable del Ejecutivo de asegurar su respeto por parte de todos”.

La épica del discurso

“¡Atrévanse! Llegó la hora de que los chilenos defendamos la libertad, recuperemos la autoridad y protejamos a nuestras familias. ¡Atrévanse! Llegó la hora, que los que amamos nuestra patria nos rebelemos ante una mayoría circunstancial que lo está destruyendo todo y empecemos, de una buena vez, a reconstruir un mejor Chile”.

Lo que no dice José Antonio Kast Rist -y que subyace en su discurso- es que él y su ideología perversa y fracasada son responsables -no los únicos, por cierto- del retraso en el desarrollo de buena parte de las chilenas y chilenos, del desequilibrio en la repartición de las riquezas del país, del desigual acceso a los avances propios de una sociedad moderna, que respeta y ama a cada una de su hijas e hijos y, por cierto, el territorio que habita.

Escrito por: José Benítez Mosqueira, periodista.