De furcios y gazapos [Por José Benítez Mosqueira]

18 de abril de 2022

Desde hace tiempo recopilo furcios y gazapos. 

“¿Qué es eso?”, me preguntan quienes se enteran de mi afición.

La respuesta es simple, son yerros o errores lingüísticos que cometemos todos.

O casi todos.

En mi defensa, solo puedo decir que sé de otros bastante más exóticos en sus colecciones.

No entraré en detalles, no es el objetivo.  

Mi hijo ha debido convivir con mi obsesivo hobby desde siempre. 

Hoy, cuando ya alcanzó la edad adulta y también es padre, aporta al insólito muestrario algunas “joyitas” que lee u oye por ahí.

Por ejemplo, esta lista de redundancias clásicas, con un encabezado para quienes critican el “sube pa’ arriba” o “baja pa’ abajo”, pero dicen:

“Resultados obtenidos, sorpresa inesperada, regalos gratis, lava volcánica, cita previa, hecho real, funcionario público, peluca postiza, destino final y protagonista principal”.

Súmele “antecedentes previos”, que no solo es una redundancia sino también un lugar común o cliché.

No es mi intención poner el dedo en la llaga, todo lo contrario, tengo certeza de que en la casa del jabonero, el que no cae, resbala.

Para no tropezar, mi recomendación es caminar a pie firme por los senderos jabonosos del idioma español.

Antes de decir, piense.

Luego de escribir, corrija.

O como nos hacía repetir a coro en la universidad el gran maestro y periodista Enrique Ramírez Capello:

“Leer, leer, leer / escribir, escribir, escribir / corregir, corregir, corregir”.

Lápiz pequeñito y goma de borrar gigante.

Las clases de Capello, como le decíamos, eran un farol que hacía luz en la oscuridad idiomática.

Sus ejemplos los rescataba de diarios, revistas, internet y noticiarios de radio y televisión.

Fue ahí donde constaté por primera vez que somos los periodistas los principales -no los únicos- propagadores del virus de la mala ortografía.

Lo admito, es doloroso pero cierto.

Buceo, esta tarde fría de otoño, en su libro “Palabra de hombre” y extraigo algunos párrafos:

Casi al azar, rescato corrupciones idiomáticas de un noticiario nocturno. Una joven intenta ir a la universidad. Rinde su Prueba de Aptitud Académica. Interrogada por un reportero, comenta en actitud casi desafiante: “Hubieron preguntas muy fáciles”.

Tal vez. Pero el verbo haber, cuando indica existencia, se conjuga siempre en singular. Lo correcto: “Hubo preguntas…”.

Un minuto después, otro colega entrevista al ministro de Educación. Él se queja de que ciertos profesores no quieren enseñar en enero. Comenta que hay un acuerdo “desde hace meses atrás”. ¡Qué redundancia! La palabra atrás es ociosa, inútil, hojarasca.

Luego, un periodista pide línea desde La Moneda. Reflexiones sobre la captura de Pinochet y su larga permanencia involuntaria en Londres. Debates, polémicas, histerias. Paradojas políticas. Exiliados del régimen militar defienden al ex Comandante en Jefe. “El principio de soberanía, no la persona”, argumentan. El Primer Mandatario debe conducir con claridad. Oye opiniones. Almuerza con políticos de la Concertación o de la acera opuesta. Pero es muy transparente y coloquial narrar eso. Algunos prefieren un desagradable lugar común: “El Presidente sostuvo una reunión – almuerzo”. ¿Por qué usan el verbo sostener? ¿Es tan aguda la crisis asiática que él llevó las bandejas con los exquisitos platos a la mesa?

Con otros protagonistas y circunstancias, el panorama no ha variado mucho.

Mi colección de furcios y gazapos no tiene fin.

Escrito por: José Benítez Mosqueira, periodista.