De Cine-Teatro Prat, a Séptima Compañía de Bomberos [Por Víctor Hernández Godoy]

12 de noviembre de 2023

En octubre de 1937 los medios de información escritos y radiales anunciaban la inauguración de una nueva gran sala de eventos en Punta Arenas, en la esquina sur oriente de calles Angamos y Avenida España.

Fue una iniciativa de la compañía teatral de Romeo Mattioni, que incorporaba a su patrimonio conformado por los grandes cines “Politeama”, “Sala Azul (Palace)” de Punta Arenas, y “Palace” de Puerto Natales, un edificio alejado del casco histórico de la capital regional. Al ser consultado por esta novedosa inversión cultural respondió: “Deseo dar oportunidad al público de los barrios apartados del centro de la ciudad, para que pueda contar con una moderna sala de espectáculos cinematográficos y teatrales, cuando la ocasión lo requiera”.

El cine teatro Prat tenía un aforo de 522 plateas. Entregado a la comunidad a mediodía del viernes 29 de octubre de 1937, su primer largometraje exhibido al público, fue la cinta mexicana “La Dolorosa” (1934) película dirigida por el cineasta francés Jean Grémillon, con las actuaciones estelares de Agustín Godoy y Rosita Díaz Gimeno.

El recinto operaba de lunes a domingo con funciones de matiné, vermouth y noche. En sus comienzos, en su sala se estrenaban filmes que más tarde eran exhibidos en los otros cines de la empresa. Aquella innovación, unida a la efervescente actividad política de aquel entonces, hizo que el cine Prat adquiriera pronto no solo gran prestigio entre los cinéfilos; a menudo, su escenario  fue utilizado también, para vehementes campañas proselitistas, como aconteció cuando representantes del Frente Popular proclamaron a su candidato Pedro Aguirre Cerda, en las elecciones presidenciales de 1938.

A partir de ese momento histórico, el cine teatro Prat combinó estrenos cinematográficos exclusivos, producciones y shows musicales con grandes concentraciones populares, donde aspirantes a dirigir el municipio, como la profesora y directora de la escuela de Niñas N°3 del Barrio Prat, Felicia Barría, el dirigente de los estibadores Ernesto Guajardo Gómez, entre otros, o bien, para conseguir un escaño en el Congreso Nacional, entre éstos, los obreros Juan Efraín Ojeda y Alfredo Hernández Barrientos, que sobresalían con sus encendidas piezas oratorias.

El mítico trío musical “Los hermanos Barrientos” debutó en el proscenio del cine teatro Prat en 1939. Luego de actuar una temporada en la radioemisora “La Voz del Sur” emigraron a Valparaíso donde iniciaron su breve, intensa y exitosa carrera con las canciones “Corazón de escarcha”, “Apología de la Cueca” o “Huaso Lindo” que los llevó a recorrer las principales salas de espectáculos de varios países latinoamericanos.

Lamentablemente, las actividades artísticas, culturales y deportivas que se efectuaban en el Barrio Prat, en reiteradas ocasiones resultaban opacadas por los continuos incendios que ocurrían en el sector. Los vecinos, cansados de lamentar tragedias humanas y materiales, causadas en parte por el déficit de infraestructura adecuada para enfrentar siniestros -instalación adecuada de grifos, red de alcantarillado y agua potable-, pero, fundamentalmente, por la demora que mostraban las distintas unidades de bomberos para llegar al barrio a controlar el fuego.

Ante esta evidencia, algunas personalidades como el fotógrafo Esteban Scarpa Covacevic y el empresario Cecil Rasmussen Bishop comenzaron las tratativas para reunir a los pobladores en torno a un gran objetivo: crear una Compañía de Bomberos que atendiera exclusivamente las demandas del Barrio Prat.

Este anhelo se cumplió el 28 de septiembre de 1950. En los salones de la Sociedad de Socorros Mutuos de Ambos Sexos Arturo Prat, casi un centenar de vecinos y amigos se dieron cita para fundar la “Séptima Compañía de Bomberos Barrio Arturo Prat”, cuyo primer directorio provisorio quedó conformado por Benigno Pérez, como  presidente; Germán Monsalve, secretario; Cecil Rasmussen, tesorero; Abel Vargas, Antonio Cañón, Alberto Estefó, Alfredo Águila, Antonio Kusic y Armando Tapia, como directores.

La novel unidad en formación, debió superar todo tipo de contratiempos antes de ver cristalizado el sueño de contar con un cuartel propio. Para lograr ese objetivo, trazaron un plan a mediano plazo para recaudar fondos que incrementaran las arcas de la tesorería.

Además de establecer la cuota de los socios, se realizó una intensa campaña a través de los diarios “La Prensa Austral” y “El Magallanes”, y por medio de las radioemisoras “Austral”, “La Voz del Sur” y “Polar”, solicitando la cooperación de la comunidad, tanto, en dinero efectivo como en materiales de construcción. A veces, se pedía a empleados y trabajadores que donaran a beneficio de la Compañía, un día completo de sueldo una vez al año. Las actividades se complementaban con la realización de rifas, números artísticos y programas de difusión utilizando espacios entregados por los medios de comunicación de la época.

Finalmente, el 16 de enero de 1953, en asamblea general se autorizó al presidente Benigno Pérez para iniciar las conversaciones con la empresa teatral de Romeo Mattioni para adquirir el cine teatro Prat, por la suma de $1.500.000 pesos. Así las cosas, el 9 de agosto de ese año, en el salón de actos de la escuela N°15 del Grupo Escolar del Barrio Prat, se efectuó con presencia de las autoridades de la comuna, y cientos de vecinos, la Séptima Asamblea General, para tratar la composición del directorio efectivo de la Séptima Compañía, luego que se informara de la compra, el 19 de julio de 1953, del inmueble ubicado en calle Angamos con España que en lo sucesivo, serviría de cuartel para la nueva institución.

Escrito por: Víctor Hernández Godoy, escritor, historiador, columnista.