Cuarta parte y final de Nuestro Fuerte Bulnes [Por Víctor Hernández Godoy]

20 de noviembre de 2022

Punta Arenas se estaba consolidando en su nuevo emplazamiento, cuando ocurrió el famoso y devastador “Motín de Cambiazo”, que costó la vida entre otros, al gobernador, capitán de fragata Benjamín Muñoz Gamero, al capellán franciscano Gregorio Acuña y varios indígenas. Según el historiador naval Rodrigo Fuenzalida Bade, en el capítulo dedicado al tema, que aparece en su monumental obra “La Armada de Chile desde su alborada a su sesquicentenario”, asegura que en su huida de Magallanes, el teniente Miguel José Cambiazo ordenó incendiar Punta Arenas y destruir el Fuerte Bulnes. En su informe, se detalla que el capitán de fragata Santiago John Bynon de regreso a Chile a bordo del vapor “Lima”, bajó a tierra “y verificó que de las 52 casas de la colonia, sólo quedaban 14 en pie”.

Por esos mismos días, enero de 1852, llegó a Punta Santa Ana la fragata de guerra de S.M. el rey de Suecia “Eugenia”, comandado por el teniente 1° C. Skogman, quien además, era miembro de la Real Academia de Ciencias y cronista del viaje. El oficial junto con la tripulación, recorrieron lo que existía del Fuerte Bulnes, cuyas impresiones fueron transcritas por Armando Braun Menéndez:

“Apenas se llegaba a tierra, el olfato era sorprendido por un olor que descomponía y que provenía de los restos putrefactos de un par de docenas de reses, algunas de las cuales conservaban aún casi toda la carne y otras no habían sido siquiera cuereadas. Al mismo tiempo se veía un galponcito conteniendo carbón de piedra. Una pasarela conducía desde la playa por una barranca muy pronunciada hasta la colonia propiamente dicha. Una vez llegados a la meseta superior, se veían sobre un montículo los restos de una empalizada que rodeaba una especie de fuerte o reducto, también quemado. Al lado se veían un par de cañones oxidados sobre cureña semipodridas y el suelo estaba cubierto de balas y esquirlas. Dentro de las miserables y sucias viviendas podían verse algunos muebles desvencijados, prendas de vestir rotosas, utensilios de hierro y restos de alimentos. Un par de gatos famélicos paseaban entre las ruinas con expresión tímida y acobardada. En algunas huertillas habían plantaciones de papas y porotos. Aquellas estaban en flor. Por lo demás, la pequeña planicie estaba cubierta de pasto tosco y arbustos, en los cuales cantaban numerosos pajaritos. Un par de caballos muertos yacían entre los arbustos”.

Entretanto, pasaron casi ochenta años, para que el Fuerte Bulnes volviera a tener actualidad. En el verano de 1930, el entonces capitán del Ejército de Chile, Ramón Cañas Montalva al mando de un grupo de soldados del Regimiento Magallanes (Pudeto) emprendieron varios ejercicios militares en aquel lugar, que después fueron planteados en la prensa regional, por parte de Cañas Montalva, con una serie de artículos que propendían llamar la atención de las autoridades para que restauraran el enclave.

La iniciativa del ahora coronel Cañas fue recogida recién, diez años más tarde por José Menéndez Behety, quien se abocó a materializar la reconstrucción del Fuerte Bulnes con la idea “que una vez construido el camino será el paseo obligado de la población de Punta Arenas”, como escribió a su hermano Alejandro, el 20 de noviembre de 1941.

En seguida, se conformó una comisión encabezada por el Intendente Julio Carvallo Casanova; José Menéndez Behety y Francisco Campos Menéndez; el coronel Ramón Cañas Montalva y el comandante del Apostadero Naval de Magallanes, comodoro Guillermo Arroyo Acuña; el arquitecto Rafael Escobar Williams y el secretario de la Intendencia, Juan Rodolfo Jaca.

La comisión sesionó en siete ocasiones. La primera de ellas, tuvo lugar el 11 de diciembre de 1941. Aquí se definieron los objetivos,  el presupuesto estimado en $805.000 pesos de la época y el plazo para la ejecución de la obra, de dos años de duración.

En 1942 se realizaron tres reuniones. La primera de ellas, efectuada el 23 de abril se acordó que la inauguración oficial debería hacerse en el verano de 1944. El coronel Cañas habló del trabajo que desempeñaban los conscriptos arreglando el camino de acceso a Fuerte Bulnes, prácticamente intransitable. Para la tercera reunión, segunda de ese año, concretada el 26 de mayo, Cañas Montalva reconoció que se hallaban 300 hombres laborando en la reparación del terreno. En la cuarta sesión celebrada el 21 de diciembre, el coronel Cañas explicó sobre la creación de un Museo y un Parque Nacional en torno al Fuerte Bulnes.

El 5 de abril de 1943 fecha de la quinta reunión, los miembros de la comisión constataron el estado de avance de las obras, casi todas terminadas en su totalidad: la Casa Fuerte, el Cuartel, el Almacén de Víveres, el Apéndice al cuartel, la Casa del Gobernador, la Casa de la Secretaría, la Casa de los oficiales, la Capilla y habitación del capellán, el Terraplén y la batería del norte, la Casa de pólvora subterránea, la casa habitada por los carpinteros ingleses, los ranchos construidos con champas y paja, la Cárcel, con un piso de altos, la batería del sur que mira al puerto y el establo para el ganado.

El 6 de mayo de 1943, fecha en que sesionó la comisión por sexta vez, fue entregado interinamente el Fuerte Bulnes al coronel Cañas Montalva y sus hombres, para su custodia temporal. El comandante del Apostadero Naval comodoro Guillermo Arroyo entregó una placa de bronce fundida, con el lema “Honor, Patria, y Libertad”, asegurando que en la maestranza de la Armada se fundirá la campana que la institución donaría a la capilla del Fuerte Bulnes.

El 17 de enero de 1944 se efectuó la última sesión, preparatoria del gran acontecimiento fijado para el 15 de febrero. Se entregaron las terminaciones de la obra: el Faro O´Higgins, la biblioteca del museo y los cuadros de José Antonio Aldunate, Bernardo O´Higgins, Juan Williams, José Santos Mardones y Domingo Espiñeira. Quedaba en estudio, la construcción de una hostería, para incentivar la actividad turística.

Escrito por: Víctor Hernández Godoy, columnista, escritor, historiador.