Sabido por la comunidad es la crisis financiera que atraviesa la educación en Punta Arenas. Una mala gestión del alcalde Claudio Radonich, en su calidad de director de la CORMUPA, junto con el paradigma de mercado que recubre el sistema educativo son los factores que usualmente se tildan como los importantes, los merecedores de ser relevados en la opinión pública, suscitando discusión en torno a los mismos. Estas aristas de la crisis son alta y transversalmente indignantes si observamos cómo afecta a la formación académica de las y los estudiantes, propiciando entornos educativos no favorables para su desarrollo.
Entendiendo este punto y sin restarle importancia, creo prudente y necesario hacer énfasis en un espacio que se invisibiliza y es un motor importante de la docencia: el lado humano de los profesores y asistentes de la educación. Son ellos quienes día a día se preocupan de crear entornos cálidos y seguros para cada uno de sus estudiantes. Aquellos docentes que se las ingenian para sacar adelante sus clases con la falta de materiales que perduran en distintos establecimientos, poniendo incluso dinero de su bolsillo para poder llevarlas a cabo. El auxiliar que recibe de forma amistosa cada mañana a las y los estudiantes que aún buscan la motivación para empezar un nuevo día o el inspector que busca tener la palabra precisa para orientar el accionar de sus estudiantes.
El dinero es importante, claro está. No es posible pagar solo el 66% del arriendo o el 66% del crédito. Hoy en día, el bienestar emocional suele estar supeditado a la tranquilidad en el ámbito económico. ¿Cómo podemos pedir a las y los docentes y asistentes de la educación brindar una buena educación a nuestros hijos e hijas? No corresponde y, aún así, ellos día a día hacen malabares para poder contribuir en el desarrollo social, intelectual y emocional de las y los estudiantes.
Tenemos una responsabilidad inmensa con el presente de los docentes y asistentes de la educación y sus familias, cuyo trato por parte de la CORMUPA ha sido denigrante, y con el futuro de los estudiantes de establecimientos municipales. Invito a todos los actores que tengan algo que decir a hacerse parte y aunar fuerzas para buscar una solución. Tengamos claro que dilatar el problema hasta la siguiente gestión no soluciona nada, solo lo agudiza. Solo a través de un esfuerzo colectivo y un reconocimiento justo, podremos superar la crisis y construir un sistema educativo sólido y equitativo en beneficio de todos.
