Comunicamos el sensible fallecimiento de la verdad en tiempos de guerra [Por Manuel Luis Rodríguez]

26 de febrero de 2022

Desde antes que se disparara el primer disparo en la guerra en Ucrania, por allá por el año 2014, la verdad, o sea, la verdad y la objetividad periodística, recibieron un certero tiro en el corazón de los hechos.
Una guerra que comenzó en las regiones del Este de Ucrania, provincias del Donbass (territorios con mayoría de población rusoparlante y la mayor cuenca carbonífera de ese país), cuando se formaron milicias armadas para resistir al nuevo gobierno de Vladimir Zelenski después de un cruento golpe de Estado.
Las milicias de Donetsk y Luhansk comenzaron a enfrentarse al ejército ucraniano y la guerra civil se prolongó hasta el día de hoy, sin que los grandes medios le prestaran atención ni cobertura.
A principios de 2022 esos territorios en rebeldía se constituyeron en Repúblicas Populares. Donetsk y Luhansk pidieron a la Federación Rusa ser reconocidas como Estados independientes. En febrero de 2022, el Consejo de Estado (Senado) y la Duma estatal de Rusia acordaron solicitar al gobierno del Presidente Vladimir Putin, se reconozca la independencia y la soberanía de las Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk como repúblicas independientes. Entonces Ucrania intensifícó los bombardeos y ataques contra la población civil de ambos territorios.
La guerra civil del Donbass se convirtió en una guerra de alcance europeo internacional. Todos los periodistas y reporteros leyendo urgente en Google, qué es el Donbass, dónde queda Ucrania, cuál es la historia que une y separa a Ucrania y Rusia.
Las potencias occidentales y la OTAN amenazaron con sanciones si se reconocía a dichas repúblicas, mientras la Federación Rusa preparó cuidadosamente un complejo plan de batalla para intervenir en territorio ucraniano y evitar la continuación de la matanza de civiles en Donetsk y Luhansk.
Lo que Vladimir Putin llamó “operación militar especial” es, en realidad, una guerra de mediana intensidad, donde las fuerzas terrestres, aerotransportadas y navales rusas han ingresado al territorio ucraniano para destruir la capacidad militar de Ucrania. Se han atacado y destruido aeropuertos militares, bases navales, regimientos y bodegas de municiones de guerra, puestos de mando y sistemas militares de comunicaciones y bases de radares, a fin de paralizar y desarticular la capacidad defensiva y ofensiva de las fuerzas armadas ucranianas.
No se trata de ocupar territorio ni de atacar a la población civil, sino de apuntar a las fuerzas militares de Ucrania, dicen los rusos.
Cientos de miles de ucranianos huyen buscando refugio en Polonia, Rumania y otros países fronterizos produciendo una crisis humanitaria al Este de Europa.
Los canales de televisión y las grandes cadenas informativas, presentan imágenes dramáticas de los hechos, en algunas ocasiones mediante corresponsales en terreno, pero nadie transmite en directo desde el teatro de operaciones o desde la “línea de contacto”, como se denomina ahora al territorio donde se enfrentan directamente las fuerzas.
Medios de prensa, comentaristas y analistas y periodistas “descubren” qué es el Donbass, tratan de explicar la guerra sin conocer la historia o la geografía del conflicto y culpan a unos y otros del origen de los enfrentamientos. Un canal de TV de Chile transmite “en directo” desde Ucrania y muestra imágenes de aviones rusos volando en formación sobre una calle desconocida. Los espectadores miran asombrados el televisor. Después se denuncia que esas imágenes corresponden al desfile del 9 de mayo de 2020 en Moscú, conmemorando el triunfo en la II guerra mundial.
Mientras usted lee esta columna, decenas de ucranianos escapan de la guerra, la verdad del conflicto murió hace mucho tiempo y su cadáver no ha sido encontrado.

Escrito por: Manuel Luis Rodríguez, columnista.