La empresa salmonera Nova Austral se encuentra en proceso de reorganización con sus acreedores, cuestión que se verá el próximo 16 de agosto luego de que el Juzgado de Porvenir fijara dicha instancia, y donde habría un pronunciamiento respecto del plan a seguir. Pero entremedio de todo esto, en las últimas horas la compañía recibió la información respecto de una querella por el eventual delito de estafa por 240 mil millones de pesos chilenos, cuestión que complicaría aún más el futuro de la empresa.
La querella fue interpuesta por el abogado Carlos Cortés Guzmán, en representación de Fratelli Investments Limited, corporación extranjera, en su calidad de víctima, según consigna un medio local, y está dirigida en contra de Yngve Myhre, presidente del directorio de Nova Austral; Halvor Meyer, director y socio de Bain Capital Private Equity, con domicilio en el Reino Unido; Tom Christian Jovik, director, con domicilio en Oslo, Noruega; Nicolás Nicolaides, ex gerente general de Nova Austral, y Sergio Montenegro, ex director financiero de la compañía; y en contra de todos aquellos que resulten penalmente responsables como autores, cómplices y encubridores del delito de estafa.
Según se informa, “los querellados -como directores y administradores de la compañía Nova Austral- deciden colocar un bono en el mercado de valores por US$300 millones en el año 2017, sabiendo que a lo menos desde el año 2016 la empresa incumplía severamente las normas medioambientales chilenas, tal como se acredita en causa iniciada por el Consejo de Defensa del Estado y posterior formalización, verificada respecto de la planta administrativa y gerencial ante el tribunal”.
Al mismo tiempo, se plantea que “sabiendo de la inviabilidad que tenía la compañía por las infracciones medioambientales en que incurrían, el flujo financiero que tendría a futuro no era más que una apariencia y, por otra parte, el patrimonio de la empresa lo ceden a los controladores. Por lo anterior, la empresa se queda sin flujos y sin activos. La colocación del bono no fue sino un ardid para captar dineros del público y quedarse con ellos sus controladores, eliminando las pérdidas que habían sufrido en el desarrollo de su negocio en Chile”.
