Chile y la Antártica, una relación trascendental

29 de enero de 2022

Considerado el lugar más remoto del planeta, desde su descubrimiento, la Antártica se ha transformado en un sitio de interés para la comunidad internacional. La relación de nuestro país con este territorio es de larga data y ha sido trascendental para el ejercicio de la soberanía y avances en materia de investigación científica.

La historia del territorio antártico se remonta a la Antigua Grecia, donde los griegos creían en la existencia de un vasto territorio ubicado al sur del mundo al que denominaban «Antartikos».Esta idea estuvo presente en el imaginario europeo durante siglos y recobró fuerza en el siglo XVI, donde se hizo conocida la denominación Terra Australis Ignota, que hacía alusión a las tierras ubicadas más allá del territorio conocido.

Pese a los descubrimientos realizados por los primeros navegantes al cruzar el Estrecho de Magallanes, no fue sino hasta el siglo XIX, con posterioridad a los viajes realizados por el navegante James Cook, que cazadores reconocieron la existencia del continente Antártico. Estos fueron los primeros en divisar la Antártica, atraídos por los relatos de viaje de Cook, quien mencionó la existencia en la zona austral de una gran cantidad de lobos marinos y de focas, lo que motivó que los primeros viajes al continente fueran por la caza.

Las primeras expediciones científicas en la Antártica fueron realizadas entre 1839 y 1843 por el francés Jules Dumont D’Urville, seguido de Clark Ross. Posteriormente, las expediciones del navegante belga Adrien de Gerlache, y luego de Casten Borchgrevink, fueron las primeras en pisar territorio antártico durante 1897 y 1899 respectivamente.La relación de Chile con el territorio antártico se inició durante La Colonia, cuando las Bulas Papales del siglo XV dejaron en posesión del reino español las tierras del sur, las que posteriormente pasaron a jurisdicción de la Capitanía General de Chile.

Durante los primeros años de la República, autoridades como Thomas Cochrane y Bernardo O’higgins mostraron interés por la soberanía sobre las tierras australes, principalmente por la posición estratégica del Estrecho de Magallanes y el Cabo de Hornos, las que se concretaron con la fundación del Fuerte Bulnes y la toma del Estrecho de Magallanes en 1843, así como también, con el establecimiento de una delimitación territorial, con el fin de evitar conflictos con otras naciones.

A inicios del siglo XX, los esfuerzos por avanzar hacia una política nacional Antártica fueron parte de la agenda política de diferentes presidentes, entre ellos Germán Riesco, quién formó una Comisión Antártica con el fin de organizar la primera expedición a la continente. Sin embargo, esta nunca se realizó debido a los daños provocados por el terremoto de 1906.

En 1940, a través del Decreto N° 1747 promulgado por Pedro Aguirre Cerda, se fijaron los límites del territorio antártico chileno y se impulsó una nueva expedición al continente blanco que se materializó en 1947, cuando la primera expedición chilena en llegar inauguró la primera base antártica chilena.

En 1957 la Organización de Naciones Unidas organizó el Año Geofísico Internacional (1957-1958) con el fin de regular la actividad de los diferentes países sobre el continente Antártico, rescatando su importancia para la humanidad como un espacio de coexistencia pacífica y de apoyo multilateral en materia científica, en pleno conflicto de la Guerra Fría. Esto impulsó la fundación del Instituto Antártico Chileno en 1964, que reflejó una etapa de madurez en la política respecto a la Antártica chilena porque reconoció la importancia a nivel científico e hídrico que representa para la humanidad.

Escrito por: Redacción ZonaZero - Memoria Chilena, Biblioteca Nacional.