Chile entrando a un nuevo ciclo [Columna de Manuel Rodríguez]

17 de enero de 2022

Chile desde hace un par de años está entrando a un nuevo ciclo, un período de cambios sociales, políticos y culturales de gran alcance y que marcarán los futuros decenios.

El mundo se encuentra en una nueva fase de transformaciones socio-culturales y geopolíticas.

Entramos gradualmente a un nuevo ciclo social y político, desde octubre de 2019, pero la herencia que queda por resolver es enorme y pesada: una crisis económica compleja y persistente, una crisis sanitaria que no termina y que se encuentra en los inicios de una tercera oleada de contagios; una crisis política, de confianza y de representación que se mantiene, una poderosa corriente de expectativas ciudadanas frente al horizonte inmediato que se avecina.

Ante una oleada de cambios, las actitudes más evidentes que observamos son la incertidumbre y la esperanza.

Pero será necesaria una fuerte dosis de realismo y pragmatismo, para responder a los desafíos.

Entramos a un nuevo ciclo en nuestra sociedad y se abre la posibilidad que sean los propios ciudadanos y sus organizaciones las que expresen sus aspiraciones y sus demandas, en la turbulenta mezcla de reclamos, propuestas y quejas. El poder político tiene la tarea y la responsabilidad de responder con realismo a las aspiraciones ciudadanas de cambio, precisamente concretando los cambios, de manera de generar una convivencia más democrática. Los ciudadanos reclaman cambios y soluciones, paz y seguridad y que se corrijan las injusticias y desigualdades, transformando las instituciones, los procedimientos y las políticas públicas.

En este nuevo ciclo, la elaboración de la nueva Constitución y el cambio de gobierno serán los ejes principales del proceso político y social durante 2022.

En el curso del presente año este país tendrá una nueva Constitución, producto de un proceso constituyente inédito en la historia de Chile. Para un país legalista y apegado formalmente a las reglas escritas, un cambio constitucional marcará el fin efectivo de la transición iniciada en 1990 y será el comienzo de otro período de modificaciones, cambios y ajustes del conjunto de la normativa legal, que durará sin duda a lo largo de todo el decenio hacia el 2030.

El horizonte de las utopías se abre delante de todos: la posibilidad de terminar con la transición y de pensar el futuro con nuevos paradigmas, nuevas ideas, permitirá imaginar un horizonte de posibilidades para que las personas, las familias, las comunidades, los pueblos y los territorios puedan vivir con dignidad e igualdad de oportunidades y de empujar los límites hacia un desarrollo humano y sustentable.

Ingresa al gobierno y al poder Ejecutivo una nueva coalición política, un nuevo elenco de gobernantes pertenecientes a la generación joven del siglo XXI, con un presidente y un programa de cambios de carácter progresista, en medio de un proceso constituyente, en un clima de incertidumbre controlada y controlable, en un ambiente social de expectativas y de esperanzas, con una herencia compleja y problemática proveniente de un gobierno saliente con el más alto nivel de rechazo ciudadano, con diversas y complejas crisis en curso.

Nuevo ciclo, nuevos tiempos, nuevas esperanzas, nuevas interrogantes y nuevas respuestas.

Escrito por: Manuel Rodriguez, columnista.