Boric, Zizek y Lacan [Columna de André Jouffé]

30 de agosto de 2021

Cuando usted tiene el privilegio de ingresar al departamento de Slajov Zizek, enfrentará un retrato de regular tamaño de Lossif Stalin.
Ante su obvia pregunta qué hace colgado ahí el bruto, ignorante gregoriano que apenas dominaba bien el ruso (palabras de Volodia Teiteboim).
Él, vestido con sus pantalones azul oscuro y camisa manga larga celeste responderá: “Para espantarlo a usted”.
Acto seguido, luego de ofrecerle un café le explicará:” ¿Sabe usted porque los lideres fascistas cuando intervienen en público reciben los aplausos y mantienen los brazos en su lugar y los comunistas aplauden al mismo tiempo? Porque los primeros se creen autores de la verdad y los segundos co-autores por lo cual aplauden a los protagonistas del proyecto.” Según el escritor suicida Jerzy Kosinski (Desde el jardín) el primero en dejar de aplaudir-del público-era fichado aunque tuviera los dedos con sabañones.
Interesante.

El filósofo esloveno Slavoj Zizek utiliza la obra y las teorías de Jacques Lacan, un intelectual tan admirado como vilipendiado, para renovar el pensamiento crítico.
La obra y la figura del célebre psicoanalista francés Jacques Lacan suscitan tres reacciones características. Están los que piensan que Lacan fue un payaso embaucador. Luego están los que, aun reconociéndole una inteligencia diabólica, fruncen el ceño ante sus extravagancias. Y, por último, están quienes lo veneran como mesías de una comunidad psicoanalítica regimentada con mano férrea por su yerno y albacea intelectual, Jacques-Alain Miller.
Hay un documental de hace unos quince años, Zizek tiene 72, que incluye sus intervenciones y apariciones en medios en Buenos Aires y otros lugares. No lo mire en menos, aunque crea que tiene a lo de Limonov por un inexplicable antisemitismo, el hombre es más consecuente. Žižek estudió filosofía y sociología en la Universidad de Liubliana y psicoanálisis en la Universidad de París VIII Vincennes-Saint-Denis, donde se doctoró. Su carrera profesional incluye un puesto de investigador en el Instituto de Sociología de la Universidad de Liubliana, Eslovenia, así como cargos de profesor invitado en diversas instituciones, que incluyen Columbia, Universidad de Princeton, New School for Social Research de Nueva York y Universidad de Míchigan, entre otros. En la actualidad es Director Internacional del Instituto Birkbeck para las Humanidades, Birkbeck College – Universidad de Londres.
Asómbrese: Militancia política: Ningún escocés verdadero. ¿¿???Inexplicable porque no existe esa colectividad.
Pero el hombre es respetado. Él no es antisemita, se defiende, solo está en contra el expansionismo judío y los grandes capitales en sus manos. Casado tres veces, una vez con argentina de ahí su dominio del español y padre de dos hijos, fue candidato a presidente de su país y obtuvo el tercer lugar de las preferencias.
Escucharlo es un deleite pues tiene el mérito enorme, ajeno a tantos conferencistas, que responde a las consultas de los asistentes aunque sean incómodas.
Si le da lata leer sus libros, hay en YouTube un montón de conferencias y críticas (pro y contra) hacia su persona.
A veces lo relaciono con Emir Kusturica, gran admirador del uruguayo José Mujica.

Porque no siendo marxista como que no quiere la cosa explica: “La publicidad actual le muestra spots donde promueven la Coca Cola sin azúcar para que así pueda consumir más de la bebida sin engordar. Y así con toda la publicidad anti principal adicción mundial: el azúcar.
Todo lo que vemos en nuestro beneficio según los auspiciadores que para que consumamos más”.
Zizek perdió las presidenciales en 1990 por sus vaivenes políticos.
¿Por qué Boric en el titular?
Noam Chomsky le critica al esloveno que explica en una hora lo que un niño de doce años podría comprender en seis.
Boric puede ser presidente, aunque personalmente lo dudo. Sus vaivenes han sido equívocos, su discurso monótono. Su vozarrón se escuchaba en la universidad y en la calle, ahora mudo. Y como Noam a Slajov, a veces mucho discurso ingenuo para políticos y una ciudadanía medianamente culta.

Escrito por: André Jouffé, periodista.