Adiós a Jorge «Cuajo» Andrade, el legendario boxeador natalino al que Néstor Kirchner le ofreció la nacionalidad, casa y trabajo (Artículo de Salvador Miranda Vios)

3 de octubre de 2021

Ha fallecido el más grande de los boxeadores que tuvo Puerto Natales. Nos deja un tremendo deportista. Alguien que brilló en la Argentina, un natalino que fue elogiado por el gran Carlos Monzón. Uno de los grandes nos dejó.

Vivió durante 35 años en Argentina y se desarrolló como boxeador en el vecino país.

Cuando regresó a Puerto Natales optó por administrar un restorán que se convirtió en la prolongación de la casa. Se convirtió en el living del hogar, donde los parroquianos se juntaban para conversar, un lugar donde los amigos se encontraban.

Asistir a ese lugar y escuchar a cuajo era algo muy potente. El siempre manifestaba que esperaba algún día enseñar boxeo a las nuevas generaciones, lamentablemente, el poder no se dio cuenta de quién era “Cuajo”, nunca fue reconocido en Puerto Natales como el deportista que en que se había convertido, pero el pueblo lo admiraba, lo quería, es una pena que ya no esté con nosotros, de seguro hoy se convierte en leyenda del boxeo.

Quienes lo conocimos hoy agradecemos sus enseñanzas y siempre recordaremos lo caballero que fue.

Nunca recibió el homenaje que le correspondió como deportista en Puerto Natales.

Entrevista a «Cuajo» Andrade del 2011 del sitio camonbeibi

A pesar de que fue heredado de su padre, el apodo Cuajo parece haber sido obtenido a punta de puños y sudor en los cuadriláteros. Con el sueño incumplido de enseñar box en Natales, Jorge “Cuajo” Andrade es de esos personajes que no solo debieran preparar físicamente en el arte de los guantes, sino que los liceos debieran llevar a las salas de clases para hablar de su experiencia boxeril y enseñar a los adolescentes natalinos como pararse ante la vida y enfrentarla golpe a golpe, perder por puntos, ganar por knock out, y finalmente saber levantarse y retornar noqueando. Habla y cuenta anécdotas como debe haber arrojado sus ganchos al adversario. Desde pequeño partió leña y una circunstancia del destino lo amarró a la Argentina por más de 3 décadas. Volvió a Natales para saldar cuentas consigo mismo, pero aquí ha sentido que le han cerrado las puertas en la cara. ´Jorge “Cuajo” Andrade tiene todos los sueños y destinos de los personajes que el cine ha llevado al box. Del Jake de  La Mota de “El Toro Salvaje” y Rocky Balboa porque termina como dueño de un restorán y del Danny Flynn de “Golpe a la Vida” por su deseo que los jóvenes encuentren en el Box la catarsis y paz que no encuentran en el cotidiano vivir. Esta es la entrevista a Jorge “Cuajo” Andrade, un hombre que todavía espera ganar por Knockout en la tierra que lo vio nacer.


¿De cuando nace tu afición al boxeo?

Me gustó el boxeo, yo debo de haber tenido como trece años o 14 años. En ese entonces vino gente de Punta Arenas, me acuerdo de algunos nombres como “Peludo” Hernández, Jorge Miranda, Ricardo Lorca. En esa época vinieron figuras extraordinarias. De Natales estaba “Chino” Miranda, Manolito Santana y en la Patagonia había un boxeo muy bonito y lleno de gente. Y ahí me picó el bichito del boxeo. Yo había peleado en la escuela nomás. Así que al año siguiente en 1973 me vine a un club de barrio que recién se estaba formando que era el Manuel Cuyul. Se hizo un campeonato y ese año partimos peleando. Y lo que parecía iba a durar poco en el tiempo terminó durando 33 años.


¿Y qué decían tus padres?

Entonces no me lo permitía ni mi papá ni mi mamá, yo peleaba con el nombre cambiado. Mi mamá no iba al boxeo, mi papá sí iba, pero no le decía nada a mi mamá, pero siempre tuvieron temor de que me sucediera algo en el ring. Ni me acuerdo que nombre me ponía, solo que no me ponía ni Jorge ni Andrade. Hasta que a los tres años de estar peleando mi  mamá me hizo mi primera bata y pantalones, entonces me dijo “si te vas a dedicar al deporte dedícate harto y hazlo bien”. Ella tuvo confianza en lo que hacía y comenzó a respetarlo.

¿Cómo descubriste que tenías un talento con los puños?

Es que yo hasta los días de hoy le confirmo a la gente que yo nunca fui bueno para el boxeo. Yo lo que hice fue entrenarme para boxear, entonces en esa seguridad sabía que nadie me podría ganar. Esa arrogancia a  la gente de Río Gallegos primero le molestó, pero luego le gustó. Porque siempre se estaban eligiendo los rivales y yo decía “no, yo no peleo con cualquiera”. Yo siempre decía para que voy a pelear con gente mediocre así no voy a ser nunca bueno, para sobresalir tengo que pelear con los mejores. Siempre busque pelear con alguien mejor que mí porque siempre fui cuidadoso y me estrené. Nunca mientras fui deportista tuve vicios, entonces en eso basaba el poderío de mis puños.


Entonces ¿Cuándo parte todo?

Yo creo que mi explosión parte cuando voy para Río Gallegos. Yo siendo campeón de la región voy en 1976 a Rancagua y cuando vuelvo me toca el servicio militar. Fui campeón de la V división de Ejército, pero como que esos títulos provinciales a la gente no le interesa, me voy a Argentina y me comienzan a mandar a buscar del Bories, el Esmeralda, y yo siempre venía a defender a Puerto Natales y ya para ese entonces la gente que organizaba estos torneos mandaba a buscar al campeón de Chile que salía en todos los torneos. Una vez pelee con “Chocolate” Fernández de Punta Arenas, otra vez con uno que era de Valdivia, otra vez me hicieron pelear con un chico Guerrero de Puerto Montt, me traían a los campeones y felizmente nunca me ganaron. Entonces la gente se dio cuenta que haberme ido a  Argentina me sirvió de escuela para mejorar, porque allá el sistema de entrenamiento es otro. Es un país federal, hay una subsecretaría de deportes que financia los torneos. Entonces tú vas a un gimnasio y tienes entrenamiento de 4 a 5 horas con calefacción central, luz agua gas y todo eso lo cubre con las municipalidades de cada pueblo. No tienes que pagar nada porque te pasan infraestructura y hasta el día de hoy voy a decir lo mismo. Argentina al lado de Chile nos llevan 30 años, por eso cada disciplina que ellos practican tienen campeones, porque el trato al deportista es de otra manera.


¿Y donde aparece el apodo Cuajo?

El apodo aparece porque a mi papá en el campo le decían así. Y cuando mi papá muere yo sigo con el apodo y así soy jorge “cuajo” Andrade que es el apellido de mi mamá y así logro tener a mis dos viejos vivos. Y acá todo el mundo me conoce como Cuajo.

¿Tienes un recuerdo grato de tus peleas en los inicios?

Aquí en Natales hay un gran señor del boxeo que nunca ha sido reconocido. Se llamaba Luis “Tacita” Valdivia, un boxeador por donde se le mirara, un campeón del ring. El venía campeón de Chile desde Concepción y estaba haciendo el servicio militar obligatorio. Yo tenía 15 o 16 años y me estaba yendo hacia el primer nacional de Rancagua el 76 y se hace esa pelea y cuando nadie pensaba que yo le podía ganar le gané y ese para mi es un recuerdo grato.

¿Cómo llegas a Argentina?

Yo fui a pelear a Río Gallegos, la pelea era en Pico Truncado y no sé por que problema no se hizo. Entonces el organizador “el negro” Verón me dice “Jorge, te podrás quedar una semana más porque el otro viernes vamos a pelear”. Entonces me quedé a estrenar porque me pagaban todo. Y cuando recorro Gallegos me encuentro que hay un  montón de gente de Natales. Y esa misma gente me dice quédate y como anécdota, llegó el otro viernes y la pelea no se hizo. O sea, fui por una pelea y no me quedé un día ¡¡ me quedé 33 años!!. Ya fui conociendo más amigos, me encontraron trabajo en un lado, por otro y eso pasa en Argentina, cuando te van conociendo te dan más de lo que mereces y a medida que yo iba creciendo te iban protegiendo más. Y al final, este manager terminé viviendo en su casa, somos compadres y la familia Verón es mi familia. Cuando cumplo años ellos vienen a verme. Cuando me tuve que volver fue horroroso porque quedó mucho por allí y fue difícil adaptarme a Natales. Aquí tienes que pagar cinco mil pesos para usar un gimnasio, no hay duchas. En realidad, no hay gimnasio en Natales.

Argentina te acogió como un hijo y como deportista…

Yo la primera vez que trabajé lo hice en un frigorífico, después derivé  a una tapicería, después a una empresa petrolera en el campo. O sea siempre te van abriendo una puerta, después cuando volví a la ciudad me hice amigo del ingeniero Carvajal, el arquitecto Guerrero, el ingeniero Viale. Entonces esta misma gente cuando te veía sin trabajo te llevaba  a la empresa porque hay trabajos que duran harto y otros que son esporádicos. Pero ellos tienen una preocupación para que puedas hacer deporte en buena forma, para comprar zapatillas, más tus cosas diarias como pagar las cuentas de la casa. Una cosa no la desarmas si estás bien en la otra. En eso los argentinos son muy cuidadosos y siempre te están dando la oportunidad. Eso si tú entiendes el mensaje que te dan. Igual yo conocí varios tiros al aire, pero que después nadie los tomaba en cuenta.

¿Y cual era para ti un buen entrenamiento?

Para mí un buen entrenamiento que debiera practicar el deportista aquí en Natales debiera ser como prioridad uno salir a correr, comerse 12 kilómetros al día por la aeróbica, la respiración, después viene la gimnasia y allí hay que ponerle abdominales. El basquetbolista lo hará tirando cesto, futbolistas al arco, nosotros los boxeadores hacemos guante, entonces cuando tú te subes al ring lo haces con esa seguridad. El rival te está entregando siempre un mensaje. Por ejemplo tú te das cuenta cuando el rival te tiene miedo y cuando no. Y tienes que tener cuidado porque eso  puede ser señal que se siente superior a ti. Es una cosa que se siente en el aire, como intuición. Yo tuve rivales muy buenos, pero tu te das cuenta cuando no tienen potencia en sus golpes entonces te facilita trabajar mejor. Allí en Río Gallegos me pasó con un muchacho de apellido Pino, que era terrorífico pelear con él porque donde te pegaba te cortaba, pero yo lo superaba con mi entrenamiento. En el 2º o 3º round pedía la potencia de sus puños y terminaba fajándolo 3º 4º  o 5º por capacidad aeróbica. El era quizás mejor que mí, pero entrenaba menos.

¿Y por qué crees que el boxeo ( y los boxeadores) a veces se encuentran muy desprestigiados?

Creo que el boxeo tiene que venir mezclado a la cultura y ahí es donde falla el boxeador porque la cultura viene mucho de la casa. Acá todos podemos ser arquitectos, ingenieros pero eso no te da que tú seas una buena persona. Esos valores se los voy a deber mucho a mi mamá y mi papá: que no robe, que no mienta, que no mate. Trabaja en lo que seas digan, no importa una pala no importa lo que tú hagas y si tú esos valores los tienes cuando grandes, vas a saber llevar una buena vida.

¿Y eso te sirvió en Argentina?

Y lo otro que como tenia cuarto medio como que no lo necesitaba. Yo tenía esa costumbre de mirar y decir esto está mal escrito. Entonces todos pensaban que un boxeador no podía tener cultura. Y eso era la diferencia. A mí me pasaron varias anécdotas, como que una vez fuimos a un campeonato a Buenos Aires y uno de mis compañeros se quebró los los metacarpios. Él me avisa y yo le digo que no debería pelear, pero él no me hizo caso y le siguió peleando. Yo sentí cargo de culpa y fuimos donde unos médicos deportólogos muy buenos, así que les digo lo que tiene y la doctora me dice “tú no eres de acá”, yo quedé extrañado y le respondo que tengo radicación, ella me comienza a preguntar por las partes del cuerpo y les respondo todo. Me dice “se nota que tienes cultura, acá un campeón del mundo se hace campeón porque tiene hambre de gloria, no porque tiene cultura. Y su cuerpo nunca lo va a conocer”. Y eso me pasó en todas porque yo hablaba de Ernesto Sábato, de Isabel Allende que escribía en la Revista Paula, Henry Charriere que escribió “Papillón”, Roberto Ampuero, etc. Entonces decían “el gueón pa’ raro”. Será porque tú no vas  a ver nunca al hijo de un abogado o un doctor practicando boxeo, y quizás tiene que ser “de los bajos fondos” como dijo el otro y tener hambre de gloria.

¿Y cómo aplicas lo que pasa en el ring con la vida? Ahora eres dueño de tu restorán y antes debías ganarte el sueldo con tus puños. ¿Cómo marcas la diferencia?

Parte de una manera bien simple. Esto de vivir más de 30 años en la Argentina es justamente eso. Los restoranes en Argentina son lugares para ir a comer y se convierten en la prolongación del living de tu casa, donde hablas de lo cotidiano, la política, etc. Cuando la gente descubre la forma de pensar tuya y se dan cuenta que no eres un mediocre, saben llegan a un lugar tranquilo donde por supuesto después de la comida hay un trago largo o un trago corto. Yo manejo gente con harta cultura, que trabaja en el comercio, amigos de la construcción, que es el lugar que a mi me toca habitar. Yo implanto mi escala de valores en mi local, he recuperado otros amigos, los del boxeo se fueron porque la amistad a veces dura lo que dura la fama. Facundo Cabral decía que la fama es una prostituta que se pega a cualquiera. Y eso ocurre siempre a muchos deportistas. A mí me encanta que la gente diga de mí que fui una buena persona y un buen deportista, porque hay buenos deportistas que son malas personas. Yo he vivido 30 años con mi mujer y jamás le he pegado un grito. Si tú eres un tipo armonioso y te gusta hablar, vas  a hacerlo de esa forma. Yo no entiendo a la gente que dice hoy me levanté y estoy aburrido. Yo no encuentro que exista un día aburrido, todos los días son diferentes. Todos los días hay algo que hacer. Yo he vivido proyectándome toda mi vida, pero no tengo una vanidad, solo lo comparo con el vivir bien. Para mí eso es tomarme un buen café con leche y pan y no “comerme el cordero solo”. Yo voy vivir bien todos los días en armonía con el resto, con el vecino. Y el que no te quiere saludar es muy democrático que no te salude. Siempre estoy abriendo y cerrando las puertas, yo relaciono vivir con el deporte, con trabajar, con el todo.

Pero todavía tienes el proyecto de entrenar box con jóvenes en Natales

Bueno, lo triste es que la docencia que pude haber entregado ya no me la tomaron en cuenta. Esa escala de valores en Argentina acá para mucha gente de Natales no significa nada. Entonces en el camino se pierde la gente, tú te pierdes y se pierden nuevos talentos  para el deporte y el boxeo, personas que tú sabes las puedes sacar de la calle. Sin pelar a la juventud de ahora que está más violenta, integrarla a un gimnasio y capaz que recuperas a una persona para la sociedad. Pero si alguien no te lo deja hacer como lo haces, con que medios, con que plata. Hoy día lo que nadie quiere entender es que nada es amateur, que todo se profesionalizó.

Quizás es porque muchos creen que el box es un deporte muy violento

El boxeo es la rama más completa de todos los deportes que hay. Yo le digo a la gente póngase a entrenar conmigo y se ahorran sus idas al hospital La gente que corre todos los días en Natales uno la ubica con un dedo. Y así como ellos dos o tres más. Hay una propaganda radial que te dice “ocupa los espacios públicos” y después no hay nada, Ahí me da la tristeza y digo bueno, hay gente que sabe que yo puedo influir para hacer algo.  Yo fui a conversar con un alcalde de otro tiempo, con gente de Chile Deportes y ellos me dicen “no, nosotros no tenemos nada que ver con el deporte y ¿Cómo es eso que no tiene nada que ver con el deporte? Entonces si ellos me dicen que el box no es cultura   ¿Cómo saco a los chicos de la calle si cuando voy a la municipalidad me cierran la puerta?

Cuando sentiste que el barco pasa…

Yo conocí a Nestor Kirchner cuando era un chico joven y él era concejal y después fue ascendiendo en su carrera política, después fue Intendente y después Gobernador. Él me manda a buscar y me dice que le interesa que yo haga mi carta de nacionalidad argentina para que pueda darme una casa y me deje trabajando en el Rocha. Yo le respondí que estaba bien con mi radicación definitiva y eso era suficiente. Cuando vuelvo  a Natales y me cierran las puertas del boxeo, yo digo que ese día “pasó el barco” por la puerta de mi casa, entregándome algo que no la supe usar. Y hoy me arrepiento de esa decisión porque se ve que nunca más lo voy a poder volver a hacer y para ese entonces tenía 33 años que no es lo mismo que 53. Hubiera estado con casa, en Gallegos, en el boxeo y quizás no en Gallegos, tal vez en Buenos Aires, Córdoba y no sé, eso lo dice la vida.

¿Como sería eso en una pelea de box?

Yo creo que fue como perder por knock-out.
Entonces ¿por qué decidiste volver a Natales?

Ahí donde te digo que la vida es un complemento de todo porque yo ya llevaba 35 años en Argentina y ya no volvía. Venía a natales a pasear, boxear, nunca perdía contacto. El problema mío radica que siendo el año 2000 mi mamá muere de un paro cardiorrespiratorio en la calle de Gallegos. Y de ahí me quedé pensando que tenía que volver para recuperar mi esencia y cuando miraba la calle de Gallegos recordaba la calle donde murió mi mamá. No es que haya vuelto accidentalmente, pero son valores, pero como se fue alguien, además, mi señora es de Natales, ella recuperó también a su familia y bueno ahí digo “vendo todo y me voy”. Sería muy egoísta y estamos cuidando esa parte. Hasta que la vida nos diga si seguimos viviendo en Natales. Yo por mí tengo más ganas de irme que quedarme. Y cuando vuelva a Argentina yo sé que van a decir “estrena, cuajo, estrena gente”. Esa va a ser como mi revancha.

Escrito por: Salvador Miranda Vios