Adiós a dos puntarenenses de excepción [Por Víctor Hernández Godoy]

3 de julio de 2022

Nuevamente tenemos que hacer un breve alto e interrumpir la secuencia que empezamos la semana pasada sobre un capítulo apasionante como es, la historia del Congreso Nacional y de una fecha simbólica que guarda directa relación con la historia política de Chile: el 4 de julio.

En esta ocasión, nos detenemos para escribir sobre dos ciudadanos de Magallanes que brillaron en distintos ámbitos, y que murieron el pasado jueves 30 de junio sin recibir el reconocimiento que les correspondía.

Jorge Babarovic Novakovic (1933-2022) es mencionado habitualmente por casi todos los periodistas de este país, como el hombre que señaló un derrotero en esa profesión, dignificándola. Autodidacta, no poseía estudios formales en aquella especialidad, pero fue un adelantado a su época. El miércoles 7 de diciembre de 1960, frente al local de Dimartel, en calle José Nogueira a un costado del cine teatro Politeama, dos mil personas se reunieron para contemplar asombrados la primera demostración pública de televisión. Para la exhibición se emplearon diversos equipos de televisión en circuito cerrado de la marca alemana “Grundig”, los que estaban conectados a los receptores que se hallaban en las vitrinas exteriores del local, de modo, que los transeúntes y el público estacionado en esa arteria observaban extasiados el espectáculo, mientras la desaparecida Radio “La Voz del Sur” transmitía los pormenores del evento. Babarovic, entonces director de la radioemisora señaló:

“La demostración pública de esta tarde, preparada para una pequeña experiencia, pero con enorme entusiasmo, significa que “Grundig”, “Dimartel” y “La Voz del Sur” se convierten en precursores de esta moderna actividad en Magallanes. Tras estos equipos experimentales, se escribirá hoy el primer capítulo de lo que llegará a ser, con el correr del tiempo, la historia de la televisión en la zona”.

Babarovic patentó el dicho que dice: “Lo que en la mañana es noticia, en la tarde es historia”. Fue uno de los creadores del Círculo de Estudios Radiales de Magallanes y refundó el Colegio de Periodistas en la región, que antes, dependía de Osorno.

Fue un periodista que hizo varias entrevistas notables, como la efectuada a Héctor José Cámpora en momentos en que, junto con otros líderes justicialistas, había escapado de la cárcel de Río Gallegos en un plan de largo plazo que contemplaba como objetivo final el retorno de Juan Domingo Perón a la Argentina primero y luego, a la presidencia de la nación. También a Albert Pagels, el práctico alemán que ayudó a que el crucero alemán “Dresden” escapara por los canales que circundan el estrecho de Magallanes a la persecución de una flota completa de navíos de guerra ingleses; o la más célebre de todas, cuando interrogó en Porvenir al criminal Walter Rauff, en un diálogo que fue conocido en todo el mundo.

Mauricio Davison Miranda (1940-2022) en cambio, era hijo del recordado hombre público Marco Davison Bascur, antiguo regidor de la Ilustre Municipalidad de Magallanes, primer químico farmacéutico de la ciudad. Su vida estuvo ligada siempre al arte y en especial, al teatro.

Inició su vida actoral en el cuadro artístico del Teatro Experimental Católico (TEC) junto con Benjamín Boric, Alicia Farrel y Pascual Nocera, pero el salto definitivo vino con el grupo “Excelsior”, que debutó en los salones de la Sociedad de Instrucción Popular el 2 de agosto de 1958 con la representación de dos obras de autores contemporáneos, “En la zona” de Eugene O´Neill y “Carolina” de Isidora Aguirre, en un elenco compuesto entre otros, por el profesor Elías Cruz Martínez, el locutor René Formantel, y el libretista y director Juan Ursic Ljubetic.

Mauricio Davison logró una beca para perfeccionarse en Inglaterra, en la School of Speech and Drama de Londres. El 30 de julio de 1962 disertó en Punta Arenas sobre distintas notas de radio y de prensa referidas a la historia del teatro shakesperiano y del victoriano. Fue una de las últimas venidas al terruño, porque tiempo después emigró a México en los años de gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

En la nación azteca fue ídolo indiscutible y uno de los principales intérpretes del nuevo teatro mexicano. Representó alrededor de un centenar de obras entre las que se cuentan, “El tejedor de milagros”, en 1966; “La galería del silencio” y “Las fantasías del mono doméstico”, en 1967, de Hugo Argüelles; “Examen de maridos”, de Juan Ruiz de Alarcón; “Santa Juana de los Mataderos”, de Berthold Brecht y El cerco de Numancia, de Miguel de Cervantes y Saavedra, en 1973; “Julio César”, de William Shakespeare, en 1975 y “La cábala de los hipócritas”, de Mikhail Bulgakov, en 1978.

Fundador del Instituto de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México, la UNAM, actuó en el mundo de la televisión en telenovelas como “La duquesa”, “Lista negra”, “La casa del naranjo” o en las películas “Anticlímax”, “Cómodas mensualidades”, “Consciencia”, “El tiempo de los dioses”, “Historias violentas”, “Tajimara” e incluso en cortometrajes como “El pez dorado” y “La venganza es mía”.

Ahora viene la historia de siempre. ¿Cómo le explicamos a las nuevas generaciones quiénes eran estos personajes? ¿Qué hacemos además de recordarlos, para preservar su trabajo creativo y proyectarlo a la comunidad?

No olvidemos que el poeta Rolando Cárdenas murió en Santiago, en 1990 solo, en la más absoluta miseria. Pocos sabían en Magallanes que Cárdenas era hijo de esta tierra.

Le debemos al escritor también magallánico, Ramón Díaz Eterovic la recuperación de la obra y de la figura del noble poeta. A partir de ahí miles de jóvenes han estudiado y se han deleitado con los versos de Rolando Cárdenas.

Es un ejemplo a imitar. Jorge Babarovic y Mauricio Davison ameritan con creces un gran reconocimiento post mortem en Magallanes.

Escrito por: Víctor Hernández Godoy, escritor, historiador.