Acusaciones contra Greenpeace: montajes mediáticos, actividades contra la humanidad y recaudación millonaria (Por Claudio Andrade)

14 de abril de 2023

No todo es verde y transparente en la historia de Greenpeace, la ONG que por estos días recorre los fiordos de la región con el propósito de denunciar la actividad salmonera.

A lo largo de los últimos 10 años han surgido acusaciones que la ubican en un casillero oscuro y extraño del juego de poderes en que se ha transformado la lucha medioambiental, según lo declaran incluso algunos de sus fundadores hoy renegados de la organización.

Greenpeace hoy tiene alrededor de 3 millones de socios, oficinas en 55 países y una facturación que se acerca a los 500 millones de dólares anuales.

Que a Greenpeace no le gusta pedir permiso está claro. Desde que llegó a Magallanes inició una trayectoria durante la cual ha captado numerosos datos como si su propósito fuera científico o industrial cuando en rigor sólo solicitó autorización para hacer turismo.

En otras latitudes han sido mucho más duros con este tipo de viajes. En el verano del 2022 Greenpeace UK y Open Seas iniciaron un recorrido por la costa de Escocia a bordo del Sea Beaver para vigilar la contaminación en el amplio sector.

Según informaron los directivos de la ONG el objetivo era realizar “un estudio para documentar los fondos marinos y los impactos de la pesca de arrastre y dragado tienen sobre la flora y fauna en una variedad de hábitats”, reportó The Fishing Daily.

Lo cierto es que no todos entendieron que la actividad de Greenpeace estaba circunscripta a la ciencia. En este marco surgieron rumores de que la ONG, en realidad, compilaba datos de un modo que podría ser entendido como “espionaje”.

El The Fishing Daily consignó que había informes en donde se acusaban al Sea Beaver de dedicarse a obtener información acerca de los barcos del sector en sus áreas de pesca. Y aunque le envió las preguntas a este respecto la organización esta no contestó.

Justamente una de las dudas que surgen respecto del viaje del yate Witness en la Patagonia es qué hará la ONGs con el abundante material obtenido durante un mes en los canales y con escasos controles marítimos.

Greenpeace, tal como han manifestado en sus redes, utilizó drones para captar imágenes detalladas de las instalaciones salmoneras un hecho que viola varios de los artículos del Decreto 711 que regula la actividad de las naves extranjeras en aguas chilenas.

“(Greenpeace) fue secuestrada por la izquierda política cuando se dieron cuenta de que había dinero y poder en el movimiento medioambiental”, indicó en 2021 Patrick Moore, uno de los ex fundadores de la ONG.

“Los activistas políticos de Norteamérica y Europa hicieron que Greenpeace pasara de ser una organización basada en la ciencia a una organización política de recaudación de fondos”, agregó.

El movimiento medioambiental se ha convertido más en un movimiento político que un movimiento medioambiental. Se central principalmente en crear narrativas e historias diseñadas para infundir miedo y culpa al público para que este envíe dinero”, acusa Moore.

Esto explicaría que mientras Greenpeace denuncia la actividad salmonera en los fiordos chilenos se rehúsa a conversar con los trabajadores, gremialistas y representantes de pueblos originarios que tienen vinculo con la industria. A su llegada a Puerto Natales decidieron no bajar del barco hasta que los manifestantes que los esperaban y les solicitaban una reunión se marcharan.

El hecho llamó la atención de quienes estaban en el puerto tomando en cuenta que Greenpeace parecía mostrarse lejos de la propia gente. “No quieren hablar”, manifestaba un dirigente de la pesca.

Es que aquí es donde comienzan los malos entendidos, para Greenpeace primero y principal está la naturaleza y el ser humano es considerado un contaminador serial, dicen los ambientalistas contrarios a la ONG.

La especie diabólica

Para Greenpeace y otras organizaciones ecologistas, los seres humanos somos enemigos de la Tierra, como si fuéramos la única especie diabólica y el resto fueran todas buenas. Nosotros, en realidad, somos una más, unos supervivientes de la evolución junto a otros siete millones de especies”, dice Moore.

Otro legendario ex fundador, Paul Watson, también reniega de la ONG verde. “(Los actuales directivos) No han invitado a la efemérides a ni uno solo de los fundadores que siguen vivos cincuenta años después. La mayoría de los actuales dirigentes de Greenpeace ni siquiera habían nacido entonces. No tienen ni idea de dónde procede la organización y la han terminado transformando en algo completamente distinto”, indica el referente de la Sea Shepherd Conservation Society, una organización ambiental considerada entre las más duras del mundo.

Pero Watson profundiza en un aspecto clave de la conducta de Greenpeace: su capacidad para montar shows mediáticos.

(A Greenpeace) La crearon principalmente periodistas y personas vinculadas al mundo de la comunicación. Fue la primera organización que entendió realmente que vivimos en una cultura mediática y que hay que trabajar en ese contexto. Eso sí me lo llevé conmigo porque la cámara es el arma más poderosa que se ha inventado. Si no aparece en la cámara, no ocurre. También aprendí a dramatizar las campañas para que el mensaje llegara porque a la gente le gusta ser entretenida”, afirma.

Algunas organizaciones medioambientales han acusado a Greenpeace de montar espectáculos e imágenes para obtener dinero.

“Ha perfeccionado el arte de la desinformación como fuente de ingresos”, dice en una columna de opinión, Henry Lamb vicepresidente ejecutivo de la Environmental Conservation Organization.

A lo largo de años el cineasta y activista Magnus Gudmuson viene denunciando a la ONG por sus prácticas poco éticas que terminan afectando la vida de las personas.

Gudmuson aseguró a Greenpeace de escenificar la matanza con palos por parte de cazadores de focas.

En el documental “Survival in the High North de Gudmundsson” (1989) cuenta los dramáticos efectos que tuvo en los pueblos originarios de la región en Islandia, Groenlandia y las Islas Feroe, la campaña de Greenpeace respecto a la caza de focas y ballenas. El negocio fue afectado seriamente y aumentaron las tasas de asistencia social y suicidios por parte de los cazadores que perdieron una forma esencial de sustento, según Gudmuson.

Un documental tribunal noruego lo consideró difamatorio y Gudmundsson debió pagar una indemnización a la ONG por daños y prejuicios.

Sin embargo, en este sentido existe un correlato directo con Magallanes. Greenpeace no ha mostrado mayor interés en conocer qué ocurriría con los más de 8000 puestos de trabajo que se perderán en la región si desaparece la salmonicultura o cómo afectará a las miles de familia que pudieron alcanzar su lugar entre la pujante clase media del sur.

Carta pública de los premio Nobel a Greenpeace.

Crimen contra la humanidad y negocios tradicionales

Las acusaciones continúan indicando que la ONG se ha opuesto sistemáticamente a avances que mantienen la salud de la humanidad con la producción de cloro y los alimentos transgénicos. En 2016, un grupo de 109 premios Nobel la señalaron como responsable de “crimen contra la humanidad”.

“El Programa de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ha señalado que la producción mundial de alimentos, piensos y fibras deberá duplicarse aproximadamente para 2050 para satisfacer las demandas de una población mundial en crecimiento. Las organizaciones que se oponen al fitomejoramiento moderno, con Greenpeace a la cabeza, han negado repetidamente estos hechos y se han opuesto a las innovaciones biotecnológicas en la agricultura. Han tergiversado sus riesgos, beneficios e impactos, y han apoyado la destrucción criminal de ensayos de campo y proyectos de investigación aprobados”, indica la carta enviada por los expertos.

“Instamos a Greenpeace y a sus partidarios a que vuelvan a examinar la experiencia de los agricultores y consumidores de todo el mundo con cultivos y alimentos mejorados mediante biotecnología, reconozcan los hallazgos de organismos científicos autorizados y agencias reguladoras, y abandonen su campaña contra los «OGM» en general y el arroz dorado en particular”, agregan.

Estadísticas de la composición del gas vendido por Greenpeace en los últimos años. Publicado por El Periodico de la Energia.

Paradójicamente, Greenpeace también forma parte del circuito de compra y venta de combustibles fósiles. A través de su empresa Greenpeace Energy lleva más de una década vendiendo gas a los consumidores alemanes y sólo en el último tiempo han desarrollado iniciativas vinculadas a la producción híbrida, señalan informes recientes.

Escrito por: Claudio Andrade