A 13 años de la pregunta que estremeció a Hollywood: «Why so serious?

4 de julio de 2021

El titular del “Gotica Times” diría algo así como: “El Guasón mató a Heath Ledger”. O, incluso, “Famoso actor de Hollywood, torturado y asesinado por El Guasón” o bien “El Guasón apagó una nueva estrella”. Todo depende de la creatividad y el sentimentalismo de quien lo redacte.

De este lado del espejo, sin embargo, debemos admitir que El Guasón no mató a Heath Ledger sino que fue el propio Heath Ledger quién terminó con su vida de un modo bastante extraño. Pastillas a granel. Todas para dormir.

Un par de semanas antes de su deceso en su departamento de Nueva York, Ledger le había advertido a una periodista de “The Guardian”, que hacía un tiempo -tiempo que coincidía con su trabajo interpretando a El Guasón- no lograba pegar un ojo por más de dos horas y encima, mal dormidas. Entonces los frasquitos, los sonmíferos y el colapso sin testigos.

La historia hará un día su compleja, voluminosa e infinita devolución de los acontecimientos. Pero Ledger evidenció, con cada uno de sus papeles, ser un hombre sensible y por lo mismo permeable al dolor. Fue un caballero medieval y lo vitoreamos mientras se debatía sin armadura. Luego, un vaquero gay, y nos hicimos sus amigos confidentes. Lo entendimos aunque no hiciera falta. Hasta que se transformó en El Guasón y quizás, sólo quizás, pudo obvervar con sus propios ojos la primera playa del infierno que se desarrollaba al interior del personaje.

Sus declaraciones al respecto, aquellas que explicaban el proceso de asimilación del veneno, la metamorfosis que lo llevaría a encarnar a un sociópata a todo color y en alta definición, no hacían pensar que Ledger estaba siendo sometido a algún tipo de martirio por parte de El Guasón. Nada que no pudiera manejar.

Nos basamos en un testimonio suyo acerca de cómo reconstruyó al archienemigo de Batman. Dijo Ledger: “Este personaje no tiene empatía por sus acciones, nada lo intimida; mi voz, mis líneas de diálogo, todo es muy exagerado. Me encantó interpretarlo, porque está loco. Trabajé de esa manera por cuatro meses. Fue soñado. Pasé cuatro semanas encerrado en una habitación de hotel, caminando como un loco e intentando encontrar una voz nueva, porque es fácil caer en la imitación. Después de un tiempo, encontré la veta: mi Guasón iba a ser más siniestro, un psicópata, un sociópata.”

Y su sueño, obviamente, tuvo elementos posteriores que lo acercaron a una pesadilla. Hay razones que en parte pueden explicar la intensidad con que el personaje invadió a la persona pero sobretodo hay razones para explicar porqué El Guasón de Ledger es el más perturbador todos los que se han representado hasta hoy.

Este Guasón no es tanto un emergente lógico de la ficción más pura nacida en la mente de tres caricaturistas de legendario talento, como un reflejo deforme, y no por eso consolador, de una época y de su desquiciado y atroz habitante, que si, lamentablemente sospechamos existe. El policía fiel interpretado por Gary Oldman advierte en una de las líneas más inteligentes del filme de Chris Nolan: hay gente que quiere lograr mediante sus acciones: dinero, poder o sexo. Y otra que lo único que desea es ver el mundo arder. Ese es El Guasón.

La contingencias políticas y sociales de las sociedades en las que vivimos nos han preparado para: luchas entre culturas, batallas promovidas por intereses supuestamente democráticos que esconden fundamentos de orden energético, escaramuzas crueles pensadas para ocupar fracciones de territorio, de hecho, nada nos sorprendería demasiado si un día nos invanden los extraterrestres, pero un loco obsesionado con incinerar el mundo hasta convertirlo en una estrella declinante: pues he ahí material de alta originalidad. Por supuesto, el copyright lo tiene un tal Nerón.

Un desquiciado con una bomba nuclear en la mochila, o con un virus letal en un frasquito presurizado que cabe en el bolsillo del saco, o un genio de las finanzas introduciendo números falsos en cuentas virtuales capaces de crear un hoyo negro financiero y hacer caer a la banca europea. Pueden ser. Y siguen las ideas apocalípticas de última generación.

Ledger encontró el corazón, el sentido último de este personaje que sin poseer ningún superpoder, es capaz de utilizar su desquiciada inteligencia como un arma propulsora del caos. Su atrevimiento, su osadía sin límites lo ponen por encima de todos los otros malos (que en esta segunda parte, intentan hacer una colecta para matarlo) y del propio Batman, quien no tiene herramientas suficientes para predecir su conducta esquiva. Justo él que se ha hiperconectado a cada uno de los habitantes de ciudad Gótica mediante un polémico programa de vigilancia.

Recordemos un episodio entre muchos: El Guasón llega de improviso a la reunión de capos mafiosos. Y antes de que comiencen a interrumpirlo les avisa: ¡voy a hacer un acto de magia!. Ubica un lapiz parado sobre la mesa y en cuanto uno de los matones viene a sacarlo de la escena, este lo empuja contra el lápiz y lo mata: ¡taran!, grita el Guasón. Magia, el lápiz ha desaparecido.

El Guasón no tiene un origen biográfico concreto. Los enciclopedistas del personaje han terminado por admitir que carece de un pasado verificable y que sus referencias familiares son cambiantes. El Guasón siempre reinterpreta su propia historia. De sus cicatrices aun hay discusiones abiertas. La versión oficial explica que hace varias décadas, en plena lucha cuerpo a cuerpo con Batman, fue a caer a un estanque lleno de productos químicos del cual salió con el pelo verde, la piel muy blanca y el rostro desfigurado. Más desfigurado aun por la intervención de un cirujano de poca monta que trató de ayudarlo.
No obstante, El Guasón de Ledger tiene una versión distinta de los hechos. Mejor dicho, dos versiones. La primera que aparece en el filme, es la más escalofriante de todas y es la que recordaremos. Tan brutal y, al mismo tiempo, atractiva es que en internet se han formado sitios y foros donde se debate la calidad de la escena. Una vez más: El Guasón entra al cuartel general de un grupo de mafiosos. Los mismos que habían ofrecido 500 mil dólares por capturarlo muerto. Los secuaces del Guasón traen el cuerpo del chiflado envuelto en bolsas de plástico y mientras lo malos (menos malos que él, por supuesto) disfrutan de su triunfo, el Guasón revive, toma del cuello al jefe de la banda y relata la anécdota más o menos así: Mi padre era un borracho y un maldito. Una de las noches en que atacaba a mi madre con un cuchillo, se me quedó mirando y me dijo (y aquí mejor conservar la frase original en inglés): Why so serious?. Puso el cuchillo en mi boca y…Why so serious?, se le escucha decir al Guasón, después de interrumpir el flashback para tajear, en el presente, a su enemigo.

El Guasón es el personaje que mejor representa la locura de una era. Un demente pero antes que eso un animal pensante. El instigador de fastuosos banquetes tragicómicos. El Guasón no hace más que recordarnos que debajo de su piel de psicópata, hay un corazón. Oscuro, pero corazón, al fin.

Why so seriuos?

Escrito por: Redacción Zona Zero