Intendentes de la dictadura cívico militar. VII parte y final. [Artículo de Víctor Hernández]

9 de octubre de 2021

El nombramiento de Luis Danús Covian como nuevo mandamás del gobierno en el territorio austral, fue una jugada de Augusto Pinochet que buscaba aquietar los ánimos en una región que había tenido la osadía de enfrentar y expresar su repudio al capitán general.

A diferencia de Juan Guillermo Toro Dávila, el nuevo Intendente era extremo un hombre reservado, introvertido. Venía precedido de un interesante currículum, que mezclaba lo militar con lo político. Viceministro de Relaciones Exteriores y de Corfo; luego Ministro de Economía en el fatídico año 1982, en que le correspondió anunciar la revaluación del dólar de 39 a 46 pesos, lo que se interpretó como el principio del fin del modelo heredado por los Chicago boys y que redundaría en la terrible crisis financiera de los meses siguientes.

Danús Covian fue el encargado de preparar la visita a Magallanes del general Pinochet acompañado de casi todos sus ministros en marzo de 1985. El gobierno en pleno llegó a sesionar a la zona, con el propósito de recomponer las deterioradas relaciones con la comunidad y la autoridad eclesiástica, y de paso, anunciar una serie de medidas para impulsar el desarrollo económico en las provincias de Última Esperanza y de Tierra del Fuego.

Nada de eso ocurrió. Al atardecer del domingo 3 de marzo un violento terremoto redujo a escombros poblaciones completas en San Antonio, Valparaíso y Santiago. Pinochet y su comitiva tuvieron que retornar de inmediato a la capital.

Luis Danús era todavía Intendente de Magallanes cuando integrantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez atentaron contra Pinochet en el Cajón del Maipo, el 7 de septiembre de 1986. Las repercusiones en el ámbito castrense y en esferas de gobierno llevaron a Danús, solicitar un mes más tarde, el fin del estado de sitio para Magallanes. Dentro de ese plan de apertura hay que recordar que aquel Intendente, fue la primera autoridad militar que autorizó una manifestación política en el país, lo que aconteció un 5 de diciembre de 1986. El gobierno respondió removiéndolo del cargo a fin de año, designando a Claudio López Silva como sucesor.

El nuevo Intendente vino comisionado con un objetivo específico: conseguir que la visita del Papa Juan Pablo II no escapara del control del gobierno y se transformara en un hecho político que pudiera tener connotación mundial. Las aprensiones del régimen se fundamentaban en los coletazos derivados de las heridas que dejó en la civilidad el bombazo perpetrado por agentes de la dictadura en la Parroquia de Fátima, y sobre todo, porque el Papa había elegido personalmente a Punta Arenas, como una de las ciudades principales del país, adonde llevaría su mensaje evangelizador.

Juan Pablo II llegó al aeropuerto Presidente Ibáñez el 4 de abril de 1987. Desde allí lo trasladaron al Estadio Fiscal donde pronunció uno de sus más emotivos discursos. Ante una multitud enfervorizada refrendó el acuerdo de paz entre Chile y Argentina y dijo:

“En primer lugar acción de gracias; porque esta tierra que hace unos años pudo haber sido escenario de un conflicto sangriento entre Naciones hermanas, ha sido testigo por la gracia de Dios, de una paz fraterna y honrosa”.

Aunque parezca extraño, el Intendente López Silva fue llamado a retiro del Ejército el 30 de junio de 1987. Sin embargo, Pinochet lo ratificó en el cargo, lo que implicó que ahora sirviera como primera autoridad regional en calidad de civil, lo que hizo hasta marzo de 1988.

Claudio López Silva fue el hombre encargado de liderar la puesta en marcha del yacimiento de carbón en la mina Pecket, en seno Otway, y de inaugurar las modernas plantas metanol en Cabo Negro.

Los tres intendentes que Pinochet nombró a continuación, pasaron por Magallanes con más pena que gloria. Mario Navarrete Barriga estuvo al mando de la región, hasta fines de noviembre de 1988. Debido a su experiencia en temas administrativos, el régimen apostó a su capacidad organizativa demostrada en otras regiones, para ordenar el proceso electoral con miras al plebiscito del 5 de octubre y unificar las distintas voluntades que propiciaban la continuidad del gobierno por ocho años más. Nada de eso aconteció. La opción “No” triunfó por amplio margen en Magallanes.

A Navarrete le sucedió el ex rector de la Universidad de Santiago, Patricio Gualda Tiffaine, con quien se estrenaron las elecciones presidenciales y parlamentarias, el 14 de diciembre de 1989, que marcaron el retorno al sistema democrático, luego de dieciséis años de gobierno dictatorial. 

Desde un comienzo se creyó que el sistema binominal permitiría a la derecha, mantener un equilibrio con un representante elegido para ocupar la Cámara de Diputados y otro para el Senado. En Magallanes, los partidos agrupados en la Concertación, lograron un triunfo histórico. Patricio Aylwin obtuvo amplia mayoría para llegar a la primera magistratura de la nación, con un 60.4%, respaldo popular que se vio consolidado con la elección a senadores de José Ruiz de Giorgio (Democracia Cristiana) y Rolando Calderón (Partido Socialista) y de los diputados Milenko Vilicic (Democracia Cristiana) y Carlos Smok  (PPD). En resumen, la derrota política de la dictadura cívico militar fue total en Magallanes.

Empezaba ahora, la era de la Concertación.

Escrito por: Víctor Hernández Godoy, escritor, historiador.