Un caso de estudio: ¿Por qué Argentina no termina de estar en crisis?

19 de septiembre de 2021

Es una obviedad decirlo, pero ni los mismos argentinos se entienden.

Una de las cosas que caracteriza al país trasandino es su profunda capacidad de reflexión. Un talento que parece que de poco les ha servido para no repetir la historia o caer en sus dramáticos lugares comunes.

Cuando Cristina Fernández “eligió” a Alberto Fernández como su presidente (si, así fue, no al revés), las voces que predecían un quiebre profundo y a corto plazo entre ambos no fueron escasas.

El peronismo y sobre todo el Kirchnerismo tiene por lema “ir por todo”, “vamos por todo”, suelen decir los herederos de Juan Domingo Perón. De manera que perder otra vez la conducción del país a manos de Mauricio Macri (que había hecho un mal gobierno) y su tropa, no era una opción.

Si Cristina no alcanzaba para ganar la elección, pues, otro Fernández.

Ganaron, no por mucho. La crisis llegó.

La ex presidenta y actual vice, le reclama, en el fondo, a su compañero de fórmula, más kirchnerismo y menos prudencia económica.

Algún gesto de esta discusión político/económica se está desarrollando también en Chile. La derecha advierte que la avanzada de la izquierda hace peligrar el “equilibrio” económico nacional. Algo así como “si damos más, perdemos fondo”.

Cristina exige más Estado y más dinero para la clase media baja.

Las Paso demostraron que la mesura que intenta imponer el otro Fernández en su país no es factible. No lo es por razones de peso. Argentina tiene un enorme potencial y sin embargo no posee recursos monetarios para desarrollarlo como se debe.

El gobierno de Macri apeló a un crédito de más de 50.000 millones de dólares para sostener el status quo, es decir, pagar deuda y contener una disparada interna del dólar, que ahora, dificulta el ingreso de capital extranjero.

Sus “brotes verdes” nunca germinaron.

Argentina tiene uno de los mayores reservorios de gas natural en el planeta, enormes extensiones de terreno cultivable, probablemente la mayor “fábrica” a cielo abierto del planeta de carne vacuna, cosechas de maíz y soja que pueden alimentar a China, una gigantesca costa, y no alcanza.

Tiene un bestial y necesario gasto social dedicado a Salud y Educación.

El país vive inmerso en esta paradoja. Un verdadero continente pletórico de ideas que no se concretan por ausencia de inversiones y facilidades burocráticas que, en Chile por ejemplo, no se discuten. Léase papeles, timbres e impuestos. Maraña colonial. Cientos de impuestos que atosigan los emprendimientos más diversos. Laberintos dentro de laberintos de oficina.

Cristina Fernández no ignora esto. Como no ignora que el país no puede ir contra su propia historia y contra su naturaleza. Justamente el legado peronista y el de su propio esposo, Néstor Kirchner, apuntaba a ese peligroso desequilibrio en el cual el Estado es primero y después la economía.

Y el Estado argentino, ya lo sabemos, es complejo.

Puede que entre peronistas se entiendan. A esta altura es difícil hacer predicciones al respecto.

Escrito por: Redacción Zona Zero